Estos días tenemos en cartelera la película «Los viajes de Gulliver» una superproducción hollywoodiense destinada al público infantil y juvenil. Desde siempre se ha asociado la novela «Viajes a varios lugares remotos del mundo«( Los viajes de Gulliver), y todas sus versiones para el cine y la TV, con un público infantil y, a lo sumo, juvenil. Cuando, en realidad, es una crítica a la barbarie colonial, una denuncia de la vanidad y la hipocresía de los partidos políticos, una sátira de la sociedad inglesa y, por extensión, de la condición humana. La reflexión del cuarto, y último viaje, es que la mejor compañía para un hombre es… un animal.

Esta obra fue escrita por el reverendo irlandés Jonathan Swift (1667 – 1745) y publicada en 1726. Y como dicen que «por sus hechos los conoceréis», pues conozcamos al rey de la sátira.

Jonathan Swift

Fue tutor de varias jovencitas de la sociedad inglesa pero hubo dos por las que tuvo especial cariño: Esther Johnson (con la que incluso se pudo haber casado en secreto) a la que le dedicó sus «Cartas a Stella» y Esther Vanhomright, para la que inventó el nombre de Vanessa (Van de su apellido y «Essa» apelativo cariñoso de Esther).

En cierta ocasión «enterró en vida a un astrólogo charlatán«, me explico. El astrólogo John Partridge vivía de publicar panfletos astrológicos más falsos que Judas hasta que «el bueno» de Swift publicó, bajo el seudónimo de Isaac Bickerstaff, Predicciones para el año 1708 en las que se predecía la muerte del astrólogo el 29 de marzo. Ese mismo día publicó otro panfleto con la muerte de Partridge, incluso se presentó un enterrador en la puerta de su casa. Aunque al final se supo la verdad, el astrólogo ya no levantó cabeza.

Y, para rematar la faena, en 1729 publicó «Una humilde propuesta» en la que incluye una propuesta especialmente irónica, la de que los niños irlandeses pobres podían ser vendidos como carne para mejorar la dieta de los ricos, pues con ello se beneficiarían todos los sectores sociales. Con extractos como éste:

«Me ha asegurado un americano muy entendido que conocí en Londres, que un niño sano y joven de un año de edad es el alimento más delicioso, nutritivo y saludable, ya sea estofado, asado, al horno o hervido… «

Satírico, irónico, mordaz, reivindicativo… No creo que sea lo más apropiado para niños.

Fuente: Historia torcida de la literatura – Javier Traité. El poder de la palabra (Jonathan Swift)