La guerra del Peloponeso (431–404 a.C.) fue un conflicto militar de la Antigua Grecia que enfrentó a la Liga de Delos (encabezada por Atenas) con la Liga del Peloponeso (con Esparta a la cabeza). Durante la primera parte del conflicto, hasta la paz de Nicias en 421 a.C, Esparta lanzó repetidas invasiones sobre el Ática, mientras que Atenas aprovechaba su supremacía naval para atacar las costas del Peloponeso. A estos primeros 10 años de la guerra se le llamó Guerra arquidámica por el rey espartano Arquídamo II.

Durante las negociaciones con Pericles de Atenas que precedieron a la Guerra del Peloponeso con Pericles, Arquídamo hizo todo lo posible para evitar, o al menos aplazar, la inevitable lucha:

será el legado que dejaremos a nuestros hijos

A pesar de todo, en 431 a.C. el ejército espartano se presentó en el Ática y arrasó los cultivos esperando que los atenienses saliesen a defender sus tierras. Tras un mes de asedio sin ninguna respuesta por parte de Pericles, Arquídamo decidió retirarse.

Según nos cuenta Plutarco, Arquídamo se había casado con Lampito, una mujer de moral intachable pero realmente fea… los eforos, los magistrados de Esparta, le impusieron una multa porque «no engendrará reyes, sino reyezuelos». El caso es que su hijo Agesilao, feo y pequeño, se convirtió en rey de Esparta.

Fuente: De banquetes y batallas – Javier Murcia Ortuño