«[…] España considera que la propuesta marroquí de autonomía presentada en 2007 como la base más seria, creíble y realista para la resolución de este diferendo”. Esta frase, incluida en la carta remitida por Pedro Sánchez al Rey de Marruecos Mohamed VI, define a la perfección el cambio de tercio operado en España en relación con su postura histórica sobre el futuro del Sáhara y del pueblo saharaui. Por cierto, este es el contenido íntegro de la carta remitida el pasado día 14 de marzo:

Majestad:

Tengo el honor de dirigirme a Vuestra Majestad para transmitiros algunas ideas importantes para la nueva relación entre los Reinos de Marruecos y España.

Nuestros dos países están indisolublemente unidos por afectos, historia, geografía, intereses y amistad comunes. Estoy convencido de que los destinos de nuestros dos pueblos también lo son, la prosperidad de Marruecos está ligada a la de España y viceversa. Nuestro objetivo debe ser construir una nueva relación, basada en la transparencia y la comunicación permanente, el respeto mutuo y el respeto a los acuerdos firmados por ambas partes y la abstención de toda acción unilateral, para estar a la altura de la importancia de todo lo que compartimos y para evitar futuras crisis entre nuestros países.

Reconozco la importancia que tiene la cuestión del Sáhara Occidental para Marruecos y los esfuerzos serios y creíbles de Marruecos, en el marco de Naciones Unidas, para encontrar una solución mutuamente aceptable. En este sentido, España considera que la propuesta marroquí de autonomía presentada en 2007 como la base más seria, creíble y realista para la resolución de este diferendo.

En este nuevo contexto, tiene mi garantía de que España actuará con la absoluta transparencia que corresponde a un gran amigo y aliado. Os aseguro que España siempre cumplirá sus compromisos y su palabra.

Espero con impaciencia la ocasión de mantener un encuentro con Vuestra Majestad lo antes posible para renovar y profundizar la relación privilegiada entre nuestros dos países hermanos, en un espíritu de estrecha concertación y reiterar nuestra determinación para afrontar juntas los desafíos comunes, especialmente la cooperación gestión de los flujos migratorios en el Mediterráneo y el Atlántico, actuando siempre con un espíritu de total cooperación y restablecer la plena normalidad en la circulación de personas y bienes, en beneficio de nuestros pueblos. Todas estas acciones se llevarán a cabo con el fin de garantizar la estabilidad e integridad territorial de nuestros dos países.

Asimismo, espero que nuestros dos Ministros fijarán de común acuerdo una fecha para la visita del Ministro de Asuntos Europeos, Unión Europea y Cooperación a Rabat, con el fin de empezar a trabajar para construir conjuntamente esta nueva relación entre nuestros dos países.

Le ruego acepte, Majestad, la expresión de mis más distinguidos sentimientos.

Y como aquí nos gusta la historia, pues contemos la historia.

En el año 1974, al auspicio de Naciones Unidas, España decidió celebrar un referéndum en el Sahara Occidental para la autodeterminación del pueblo saharaui, y Marruecos, temeroso del resultado del referéndum, solicitó el amparo de la Asamblea General de las Naciones Unidas para que no se celebrase, al equiparar este caso con la descolonización del Sidi Ifni y su devolución a Marruecos. Naciones Unidas consultó a la Corte Internacional de Justicia estos dos puntos:

  • ¿Era el Sahara Occidental en el momento de su colonización por España un territorio sin dueño (terra nullius)?
  • ¿Qué vínculos jurí­dicos existí­an entre el Sahara Occidental y el Reino de Marruecos y el complejo mauritano?

El 16 de octubre de 1975 la Corte Internacional de Justicia resolvió (texto í­ntegro, caso 61, pag. 146):

Por 13 votos contra 3 se determinó que en el momento de su colonización por España no era un territorio sin dueño. Por 14 votos contra 2 se determinó que existí­an ciertos ví­nculos de subordinación y de derechos sobre tierras entre algunas tribus que habitaban en el Sahara Occidental y el Sultán de Marruecos, pero NO existí­an vínculos de soberaní­a entre el el territorio del Sahara Occidental y el Reino de Marruecos o el complejo mauritano. La conclusión es que se debí­a celebrar el referéndum.

El Sultán de Marruecos, Hassan II, lo interpretó de otra forma, quedándose con  «existí­an ciertos ví­nculos de subordinación y de derechos sobre tierras entre algunas tribus y el Sultán de Marruecos» y obviando que «no existí­an ví­nculos de soberaní­a entre el el territorio del Sahara Occidental y el Reino de Marruecos o el complejo mauritano». Por lo visto, tampoco quiso entender que si «en el momento de su colonización por España no era un territorio sin dueño» había un dueño, y no era otro que los saharauis. Con esta «interpretación», para el Sultán fue fácil concluir que la Corte del Tribunal de Justicia había reconocido que el Sahara Occidental era marroquí­ desde «la noche de los tiempos».

Hassan II

El mismo dí­a, 16 de octubre de 1975, Hassan II convocó una marcha para ocupar «lo que es nuestro«:

[…] tenemos que iniciar una marcha verde desde el norte de Marruecos hacia el sur y del este al oeste. Tenemos, querido pueblo, que levantarnos como un solo hombre, con orden y organización para dirigirnos al Sahara y encontrarnos con nuestros hermanos allí­.

Esto no se hace de la noche a la mañana, así que tiene toda la pinta de que estaba preparada mucho antes de que resolviera la Corte Internacional de Justicia y que fue apoyada o financiada por EEUU -parece ser que el detonante fueron unas desavenencias americanas con España por las minas de fosfatos de la zona-.  Por cierto, esta relación de amor y… más amor de EEUU por Marruecos viene desde 1777, ya que fue el primer país en reconocer oficialmente la independencia estadounidense.  De este forma, Hassan II trataba de forzar a España para negociar la entrega del Sahara Occidental. La Marcha Verde movilizó a unos 350.000 marroquí­es que se dirigieron a la frontera del Sahara, zona que, previamente, el ejército español habí­a minado y alambrado. Se produjeron momentos de tensa calma.

Franco estaba en las últimas y el Régimen se debilitaba. Por un lado, se defendía el referéndum de autodeterminación en Naciones Unidas y, por otro, se mantení­an conversaciones «secretas» (el 22 de octubre de 1975, el Ministro del Movimiento, José Solí­s, se entrevistó con Hassan II en Rabat) para negociar la entrega del Sahara Occidental. Cuando se levantó la liebre -que aquí somos muy de chismes y poco de secretos-, los militares y los propios saharauis se sintieron traicionados. El 2 de noviembre, el rey Juan Carlos I visitó El Aaiún para tranquilizar tanto a militares como saharauis: «España saldrá de este lance con honor» (¿?). El Consejo de Seguridad instó a Marruecos a detener la invasión, pero Hasán II, sabiendo que contaba con el apoyo de EEUU y su derecho de veto, siguió adelante. El 9 de noviembre la Marcha Verde se detenía y 5 días más tarde (seis antes de la muerte de Franco) se firmaban los Acuerdos de Madrid por los que España cedía la administración del Sahara a la Yemaá saharaui (consejo de ancianos y respetables), Marruecos y Mauritania:

En Madrid, a 14 de noviembre de 1975 y reunidas las delegaciones que legí­timamente representan a los Gobiernos de España, Marruecos y Mauritania, se manifiestan de acuerdo en orden a los siguientes principios:

1º) España ratifica su resolución -reiteradamente manifestada ante la ONU- de descolonizar el territorio del Sahara Occidental poniendo término a las responsabilidades y poderes que tiene sobre dicho territorio como Potencia Administradora.

2º) De conformidad con la anterior determinación y de acuerdo con las negociaciones propugnadas por las Naciones Unidas con las partes afectadas, España procederá de inmediato a instituir una Administración temporal en el territorio en la que participarán Marruecos y Mauritania en colaboración con la Yemaá y a la cual serán transmitidas las responsabilidades y poderes a que se refiere el párrafo anterior. En su consecuencia, se acuerda designar a dos Gobernadores Adjuntos, a propuesta de Marruecos y Mauritania, a fin de que auxilien en sus funciones al Gobernador General del territorio. La terminación de la presencia española en el territorio se llevará a efecto definitivamente, antes del 28 de febrero de 1976.

3º) Será respetada la opinión de la población saharaui, expresada a través de la Yemaá.

4º) Los tres paí­ses informarán al Secretario General de las Naciones Unidas de lo establecido en el presente documento como resultado de las negociaciones celebradas de conformidad con el artí­culo 33 de la Carta de las Naciones Unidas.

5º) Los tres paí­ses intervinientes declaran haber llegado a las anteriores conclusiones con el mejor espí­ritu de comprensión, hermandad y respeto a los principios de la Carta de las Naciones Unidas, y como la mejor contribución al mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales.

6º) Este documento entrará en vigor el mismo dí­a en que se publique en el Boletí­n Oficial del Estado la «Ley de Descolonización del Sahara», que autoriza al Gobierno español para adquirir los compromisos que condicionalmente se contienen en este documento.

CARLOS ARIAS NAVARRO
AHMED OSMAN
HAMDI MOUKNASS

España abandonó a su suerte al pueblo saharaui. Los saharauis pasaron de ocupar la provincia española número 53 a la ocupación militar marroquí­.

El 27 de febrero de 1976 en la población saharaui de Bir Lehlu, el Frente Polisario proclamaba la República Árabe Saharaui Democrática (R.A.S.D.) y emprendió una guerra de liberación del territorio contra Marruecos, que había ocupado el norte, y Mauritania, al sur. Atrapados por la tenaza polí­tica y militar marroquí­ y mauritana, se produjo la huida masiva de población civil saharaui. Fueron perseguidos por los medios mas brutales e inhumanos y el resultado fue la guerra y el exilio para las dos terceras partes de la población. Se establecieron en campamentos en la desértica región argelina de Tindouf. El pueblo saharaui quedaba dividido entre aquellos que viví­an dentro de los territorios ocupados por Marruecos y quienes lograron huir para establecerse en los campamentos de refugiados. El 5 de agosto de 1979 Mauritania, derrotada, firmó la paz con el Frente Polisario renunciando a sus pretensiones en el territorio. Marruecos aprovechó esta circunstancia e invadió la totalidad del Sahara Occidental. Además, para evitar las incursiones del Frente Polisario y también la vuelta de los refugiados, Marruecos construyó un conjunto de muros defensivos de más de 2720 km en el territorio ocupado.

Tindouf

En 1991 Marruecos y el Frente Polisario firmaron un alto el fuego. La ONU estableció la Misión de Naciones Unidas para el referéndum en el Sahara Occidental (MINURSO) con la finalidad de vigilar el alto el fuego y de organizar el referéndum de autodeterminación para febrero de 1992. Marruecos fue aplazando la convocatoria del referéndum mediante apelaciones en las que pedía que los colonos marroquí­es instalados en la zona durante los últimos años (que ya son mayorí­a) tengan derecho a voto. Con ello se garantizaba un resultado favorable para sus intereses.

En enero de 2000 se completó el nuevo censo, pero de nuevo los desacuerdos entre Marruecos y el Frente Polisario impidieron la celebración del referéndum. Ese año, Marruecos expresó su intención de negociar con el Frente Polisario la concesión de cierta autonomía al Sahara Occidental, pero cerrando la puerta a cualquier referéndum. En enero de 2003, el enviado especial de la ONU, el antiguo secretario de estado estadounidense James Baker, se entrevistó con representantes de ambas partes proponiéndoles una programa (Plan Baker II) que incluía una amplia autonomía del Sahara Occidental dentro de Marruecos como fase previa a la celebración de un referéndum sobre el estatus final del territorio en un plazo de cuatro años. Tanto Marruecos como el Polisario rechazaron la propuesta en marzo. No obstante, el Frente Polisario cambió de opinión en julio, aceptando el plan. No así Marruecos, que seguía manteniendo la marroquinidad del Sahara y su rechazo a la opción de la independencia.  El mandato de la MINURSO se prolongó hasta el 30 de abril de 2005, pero sin ninguna solución a la celebración de ninguna consulta. Mientras tanto, los refugiados saharauis siguen en el desierto argelino, fundamentalmente en los campos de refugiados de la provincia de Tindouf.

Y llegamos a la propuesta de 2007 a la que hace referencia el presidente Pedro Sánchez… (Análisis detallado en «Una antigua propuesta sin credibilidad«)

Según la propuesta presentada al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, Rabat estaba dispuesto a ceder competencias en los ámbitos administrativo, económico, fiscal, infraestructuras, explotación de recursos, culturales y medioambientales. Mientras tanto, el Estado marroquí tendría jurisdicción exclusiva en materia de soberanía como la bandera o la moneda nacional, cuestiones religiosas, constitucionales y que tengan que ver con la figura del rey, seguridad nacional, defensa, integridad territorial, relaciones exteriores y poder judicial del reino. Los saharauis estarían representados en el Parlamento y otras instituciones nacionales. No hay que ser un lince para darse cuenta de que es una propuesta de negociación de un estatuto de autonomía, que además de partir de una premisa contraria a la legalidad internacional (como que el Sahara Occidental forma parte de Marruecos), constituye una grave regresión respecto a los anteriores proyectos de autonomía presentados en materias tan importantes como la organización del poder, el censo, el referéndum, los recursos naturales o los derechos humanos.

Pues este texto es el que apoya nuestro presidente para constituir el punto de partida de la negociación sobre el futuro del Sahara Occidental

Como seguro que alguien saltará con el tema de Ceuta y Melilla, aquí os dejó la respuesta.