El historiador José Urbano Martínez Carreras, fue presidente de la Asociación Española de Africanistas hasta su muerte en 2003 y, para mi, ha sido el que mejor ha sabido explicar los problemas ocasionados por la descolonización. Dice así…

[…] el proceso de descolonización e independencia de las colonias europeas extendidas sobre los pueblos afroasiáticos se produjo a través de un largo proceso, que se extiende desde el periodo de entreguerras hasta le último tercio del siglo XX: primero, en el mundo árabe; después, entre los países de Asia, y, por último, en África. El naciente Tercer Mundo, al que la descolonización dio origen, se caracteriza por el problema del subdesarrollo económico, las desigualdades y las tensiones sociales, la tendencia a la no alineación en la actividad internacional, la diversidad de los sistemas políticos, que oscilan desde los socialismos revolucionarios y nacionalistas hasta los militarismos autoritarios y las dictaduras oligárquicas, la búsqueda de la identidad cultural y los intentos de mantenimiento del poder capitalista occidental sobre los nuevos países independientes.

Y si hablamos de África, cabría añadir un problema más generado por la descolonización: el trazado artificial de las fronteras (parecen hechas con escuadra y cartabón) sin tener en cuenta las diferentes etnias, culturas o religiones que propiciaron  la difícil coexistencia entre la identidad étnica y la pertenencia nacional. La descolonización supuso dejar a su suerte el destino de los africanos pero ante las debilidades del Estado naciente y el surgimiento de conflictos, hubo un cambio de roles en los cuales el misionero, encargado de la evangelización, fue sustituido por el tecnócrata y/o el cooperante, y la presencia militar colonial por la intervención humanitaria. Se impone de cara a este nuevo siglo la lógica de la cooperación como mecanismo de acercamiento hacia África. El África postcolonial quedó segmentada por Estados nación en vías de construcción en los que se confunden las estructuras políticas, oficiales y oficiosas, y, marginados de la parte positiva de la globalización, se fundamentan en economías rentistas basadas en las materias primas agrícolas, minerales o energéticas. El continente es un granero de materias prima, cuya venta no permitió a África conseguir importantes fondos para financiar su desarrollo, y en algunos casos se habla de la «maldición de materias primas», por ser fuente de beneficios para las multinacionales y de desgracias para los africanos (corrupción, mal gobierno y guerras civiles).

Gary Brecher, en su libro “Hazañas y chapuzas bélicas“, decía que en África lo que más miedo da son los grupos autodenominados con acrónimos del estilo FLN (Frente de Liberación Nacional) o FRU (Frente Revolucionario Unido); su forma de actuar es la siguiente: asaltan el poder y matan a todo el gobierno y sus seguidores; convocan unas elecciones en la que ganan por mayoría absoluta; crean una policía secreta para controlar o eliminar a los opositores durante su gobierno… hasta que llegan el siguiente acrónimo que hará buenos a los anteriores.

Y abundando en lo referente a los sistemas políticos y el mantenimiento del poder capitalista occidental, recuerdo una frase que soltó Laurent-Désiré Kabila, el líder de las guerrillas opositoras al régimen de Mobutu Sese Seko en la República Democrática del Congo, cuando los periodistas le preguntaron por cómo se fraguó aquella revolución…

Con 10.000 dólares y un móvil vía satélite te monto una revolución

Todos los periodistas se quedaron atónitos, les parecía una bravuconería de alguien que se ve triunfador. En aquel momento, el dictador había huido a Marruecos y él se dirigía a tomar la capital Kinshasa. El problema es que, cuando matizó sus palabras, tenía toda la razón.

En un país pobre y donde la gente pasa hambre, no es difícil reunir un pequeño ejército que te siga y luego vestirlo como una causa noble.

¿Y el teléfono? -le preguntaron-. El teléfono vía satélite es necesario para cerrar los tratos con las empresas extractoras de oro, diamantes, coltán, casiterita… Estas empresas occidentales financian directamente las revoluciones para asegurarse los contratos.

Kabila

Visto lo visto, el proceso de descolonización de los europeos fue el responsable de muchos de los problemas endémicos del África de hoy. El mal ya está hecho y necesita una solución global que implica a demasiados agentes, aunque yo, por ahora, me conformaría con que antes de juzgarlos por las noticias de hoy y los estereotipos y prejuicios que pesan sobre África, conozcamos su historia antes de que los europeos profanásemos el continente, porque en el siglo XIII ya tenían una Constitución, la primera Declaración de los Derechos Humanos, igualdad entre sexos, divorcio, leyes que protegían el medio ambiente y los animales… Derechos que en los países colonizadores europeos todavía tardarían varios siglos en reconocerse.


En el siglo XII, el otrora dominante Imperio de Ghana se había derrumbado debido a las repetidas invasiones de los almorávides. Ante ese vacío de poder, los pequeños estados vecinos guerrearon entre ellos hasta que Sumanguru Kanté, el rey de los sosso, tomó Kumbi Saleh, la capital del Imperio de Ghana, y ocupó el Manden (abarcaría más o menos gran parte de lo que hoy es Guinea y Malí) -se llama así por ser el territorio de los mandingas o mandinkas, la castellanización de manden ka, que significa la gente del Manden-.

Sundiata

En 1235, el príncipe exiliado Sundiata Keita de Manden organizó una coalición de pequeños reinos para enfrentarse al poder cada vez mayor de los sosso. Los ejércitos se encontraron en la región de Koulikoro (en el Malí actual) y las fuerzas de Sundiata Keita derrotaron a Sumanguru Kanté. A raíz de aquella victoria, Sundiata Keita se proclamó mansa de los mandingas -el equivalente a emperador- y fundó el poderoso Imperio de Malí, que controló la mayoría de África Occidental durante varios siglos.

Tras la victoria, había que organizar el territorio y dotarlo de un cuerpo de leyes. Así que, en 1236 el emperador y su consejo de sabios, reunidos en asamblea en Kurukan Fuga (Mali), proclamaron la Carta del Manden, la Carta Magna del Imperio de Mali y una de las constituciones más antiguas del mundo. Consta de un preámbulo y 44 artículos divididos en siete capítulos en los que se proclaman la paz social en la diversidad, la inviolabilidad del ser humano, la educación de las personas, la integridad de la patria, la seguridad alimentaria, la abolición de la esclavitud por raza y la libertad de expresión y comercio. Pese a la desaparición del Imperio de Mali, las palabras de la Carta y una serie de ritos conexos se siguieron transmitiendo de generación en generación gracias a los griots (los trovadores de África Occidental). Para mantener viva esta tradición, todos los años tienen lugar ceremonias conmemorativas de la histórica asamblea en la aldea de Kangaba, junto a lo que hoy es el bosque de Kurukan Fuga. En 2009, la Carta del Manden fue inscrita en la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco. Estos son algunos artículos que demuestran que en cuestión de derechos y libertades nos llevaban siglos (y estamos hablando del XIII)…

    • Todos tienen derecho a la vida. Una vida no es superior a otra.
    • El respeto al otro es la regla, y la tolerancia debe ser el principio.
    • Nunca ofendas a las mujeres, son nuestras madres. Las mujeres, además de sus ocupaciones diarias, deben colaborar en todos nuestras gestiones
    • Respeta la familia, la amistad y la vecindad.
    • Nadie colocará una mordaza en la boca de su semejante para ir a venderlo. La esencia de la esclavitud se extingue en este día.
    • El espíritu vive de decir lo que tiene deseo de decir.
    • El divorcio es legal, y se concede a petición de uno de los esposos, por causas determinadas: locura de uno de los esposos, la incapacidad del marido para asumir sus obligaciones , no cumplir los deberes conyugales y faltar al respeto debido a los suegros.
    • Respeta la palabra de honor.
    • Hay cinco maneras para obtener la riqueza: compra, donación, intercambio, a través del trabajo y la sucesión. El resto de las formas son ilícitas. Hay una excepción: satisfacer el hambre no es hurto, se consiente el coger sólo lo indispensable para paliar el hambre.
    • Hay que preservar los bosques para la felicidad de todos. Antes de prender fuego a un arbusto, levanta tu cabeza y mira a la copa de los árboles.
    • Los animales domésticos deben ser encerrados solo temporalmente o según lo necesario para la agricultura, y liberados después de las cosechas…

Y para terminar y a modo de conclusión, reiterar lo ya dicho: los recursos naturales, que deberían haber contribuido al bienestar y desarrollo de las sociedades, fueron la condena de muchos países africanos, y que el proceso de descolonización de los europeos fue el responsable de muchos de los problemas endémicos del África de hoy en día y de los estereotipos y prejuicios creados sobre ella. Yo, por mi parte, me quedaré con la reflexión de George Kimble, geógrafo estadounidense del siglo XIX…

La cosa más oscura sobre África ha sido siempre nuestra ignorancia de ella