Respecto a que los ingleses son muy suyos, hace un tiempo leí: «Conducen por la izquierda, juegan a cosas tan enigmáticas como el cricket, pesan y pagan en libras, tienen una Iglesia para consumo propio y pueden ser a la vez gentlemen y hooligans.» Quizás el hecho diferencial radique en que, de los actuales 200 países que hay en el mundo, sólo hay 22 que nunca hayan sido invadidos por tropas británicas, bucaneros comisionados por ellos o corsarios con patente de la Corona británica. Lógicamente, para ello han tenido que hacer frente a los intentos de conquista sufridos por ellos mismos, hostigar al resto de potencias que podían hacerles frente, conquistar buena parte del mundo conocido y mantener un imperio colonial de esa magnitud y, sobre todo, durante tanto tiempo, requiere una numerosa flota, los mejores barcos de cada época, lobos de mar al frente de tripulaciones intrépidas… y librar un dura lucha contra el escorbuto.
El escorbuto, causado por una deficiencia de ácido ascórbico (vitamina C) en la dieta, lleva con nosotros miles de años. De hecho, investigadores de la Universidad de Burgos y del equipo de Atapuerca documentaron un caso de escorbuto en un esqueleto infantil en excelente estado de conservación, localizado en el yacimiento del Portalón de Cueva Mayor, cuyos restos se estima que pertenecen a un niño o niña que vivió hace unos 5.000 años. Sin embargo, ¿por qué el escorbuto se relaciona directamente con las expediciones y exploraciones marítimas del siglo XV al XVIII? Pues sencillamente porque era la principal causa de mortalidad entre los marinos, mucho mayor que las guerras, los fenómeno meteorológicos o los hundimientos. Y la razón es evidente, además del duro día a día en el barco, la alimentación estaba basada principalmente en carne seca, salazones, legumbres y un bizcocho que, de no mojarlo, no había forma de hincarle el diente. Lógicamente, los productos frescos escaseaban y a la vitamina C no se la esperaba a bordo. Ingleses, españoles, franceses, holandeses, portugueses… daba igual el pabellón que ondease en su barco, todos tenían que combatir con el letal escorbuto, más temido que los piratas o los barcos enemigos.
Lógicamente, había muchas teorías y remedios, con tanta imaginación como escaso resultado. Todo cambió o, mejor dicho, empezó a cambiar con el médico británico James Lind. Él creía que la enfermedad estaba causada por un desequilibrio en la alimentación (no iba mal encaminado) y que se necesitaban ácidos para estabilizar el organismo. En mayo de 1747, como médico del Salisbury, realizó un experimento con una docena de hombres afectados por el escorbuto. Los dividió en grupos de dos y a cada uno le suministró uno de los diferentes remedios: vinagre, ácido sulfúrico, limones y naranjas, agua de mar, agua de cebada y nuez moscada. Solo el grupo al que le dio naranjas y limones superó el escorbuto. En 1753 publicó su experimento en la obra Un tratado el escorbuto, y problema resuelto… pues no, porque Lind metió la pata. Como era lógico pensar, relacionó el remedio con los cítricos, pero no con la vitamina C que contienen. Así que, sabedor de la dificultad de conservar los productos frescos durante las travesías, se le ocurrió un sistema para conservarlos: preparar un concentrado hirviendo los cítricos en agua. Y la cagó, porque al hervirlos la vitamina C se reduce. Lamentablemente, los siguientes viajes en los que se utilizó este método también sufrieron el escorbuto y, como era de esperar, a Lind le negaron el pan y la sal. Aun así, entre la gente del mar aquella historia no se había olvidado y seguían pensando que los cítricos estaban detrás del remedio. En 1780, el escocés Gilbert Blane, médico de la Royal Navy, publicó un informe con las recomendaciones para los marineros británicos bajo el nombre Sobre los medios más efectivos para preservar la salud de los marineros, particularmente en la Royal Navy, donde, entre otras muchas consideraciones, se recuperaban los cítricos para combatir el escorbuto. Al poco tiempo, y ya como Comisionado de la Junta de Enfermos y Heridos del Almirantazgo, presionó hasta conseguir que la Royal Nay estableciese el limón o el jugo de limón como elemento imprescindible en la dieta de los marineros. En 1794, siguiendo las recomendaciones de Blane y como prueba de fuego, el almirante inglés Alan Gardner llevó en su viaje sin paradas a la India barriles de zumo de limón. Apenas hubo enfermos de escorbuto y, desde 1795, todas las embarcaciones de la Royal Navy estuvieron obligadas a llevar fruta fresca y zumo de limón. Pero como ya eran muy suyos desde entonces, cambiaron el limón por la lima (lime), que obtenían en las colonias británicas del Caribe. Y esta es la razón por la que a los marineros británicos se les llamaba limey. Pero incluso hoy en día, en algunos países, como Australia, Nueva Zelanda o Sudáfrica, se llama limey a cualquier inglés, aunque no sea marino.
[…] entrada ¿Por qué a los marineros británicos se les llamaba «limeys»? se publicó primero en Historias de la […]
Maravillas de los cítricos. De todas formas, estos británicos con las porquerías que comen no me extraña que pillen de todo.
Un saludo.
De acuerdo con el tema principal de artículo: ¿por qué llamar así a los marineros británicos?
Pero el artículo chirría de principio a fin respecto a la importancia que se le da a la armada inglesa y a los ingleses en general. Habiendo tenido España un imperio mayor (aunque sea más antiguo que el inglés, y ellos presuman del suyo y nosotros no), y una armada que tenía que abarcar mayores distancias manteniendo una infraestructura de transportes y comunicaciones más difícil (Galeón de Manila), ¿cómo es que la marina española no desarrolló nada parecido?
https://abcblogs.abc.es/espejo-de-navegantes/otros-temas/el-descubrimiento-espanol-de-la-cura-del-escorbuto.html
Pues sí que lo hizo:
«(…) encontró en el Archivo de Indias de Sevilla la sensacional noticia de que el tratamiento con naranjas y limones era habitual a principios del siglo XVII tanto en el “Galeón de Manila” como en las flotas españolas que allí operaban. En concreto cita que en la flota al mando de Don Francisco de Tejada de 1617-18 se embarcaron nada menos que 44 fresqueras de “agrios de limón”, cinco barriles de dicho “agrio” y una cantidad indeterminada (la cifra está ilegible en el documento) de “jarabe de limón”. Y todo señala que tal práctica era normal, y desde hacía mucho, en los buques españoles que surcaban la “Mar del Sur”.
Y claro, resulta que muy acertadamente remata con:
«El autor reclamaba alguna investigación sobre el sorprendente descubrimiento, que el no pudo realizar personalmente y que no ha parecido interesar a nadie, dándose generalmente por buena la versión acuñada. »
La versión acuñada es la de los ingleses, claro.
Hola Baltasar.
Como digo en el artículo, había muchas versiones y remedios, pero Lind es el primero que utiliza el método científico (observación y experimentación) para establecer unas bases y publica un tratado sobre el escorbuto -eso es lo que creía-. De Fray Agustín Farfán no tenía conocimiento y, por que leo, parece que cometió el mimos error que Lind. Del éxito de la versión inglesa puede que tenga algo que ver el almirante Edward Vernon. Cuando la Royal Navy cambió las raciones de cerveza por ron, de mucha mayor graduación, Vernon decidió rebajarlo mezclándolo con agua y le añadió lima. A esta bebida, que se hizo muy popular, se le llamó «grog» en honor a su inventor -el apodo de Vernon era Old Grog debido a su chaqueta grogram, hecha de seda mezclada con lana y seda.
Saludos
Buenos días, agrego un detalle que en su momento trajo una cierta confusión al tema, : el cítrico con mayor contenido de ácido ascórbico es el limón amarillo, que contiene más del doble de vitamina C que la lima: https://informe21.com/gastronomia/4-diferencias-entre-la-lima-y-el-limon . La diferencia supuso que llegara a dudarse de la eficacia del remedio, pues con la lima aún se enfermaban algunos marrineros. Los oficiales tenían menos riesgos por tener una dieta diferente, que incluía carne fresca de animales vivos llevados a bordo, p.ej. gansos y cerdos, (que comían los desperdicios de la cocina y la galleta invadida por gorgojos) , y, al menos al principio del viaje, frutas y verduras frescas, según en qué puerto hubieran hecho provisión. La cocción normal no elimina completamente a la vitamina, excepto la ebullición prolongada para elaborar concentrados. En un zumo o jugo de cítrico, en las primeras 24 hs sólo se pierde el 20% de vitamina, luego se acelera rápidamente su degradación. Gracias
Si hablamos de vitamina C, el pimiento rojo tiene alrededor de 150 mg de vitamina C por cada 100 gramos, es decir, el triple que una naranja. Gracias por el detalle
Hola Javier, perdón por la demora en responder, pero el barbijo o tapabocas, aunque hace parecer hermosas a todas las mujeres, dificulta la vida (No por el barbijo, me refiero al p… Covid).
Sí, es cierto que el pimiento rojo, bien maduro, es uno de los alimentos con más vitamina C. Si consultas en http://www.alimentos con más contenido de vitamina C, hay muchísimas páginas sobre el tema, incluso no coinciden siempre entre sí.
El problema principal es el suministro de lo elegido (puede ser imposible en muchos puertos, estacional o muy caro) y la conservación a bordo con los medios de la época, (sin frigoríficas y en bodegas oscuras y mal ventiladas puede deteriorarlo rápidamente). Además, frutos como el pimiento no continúan madurando una vez cocechados y se pudren rápidamente, los cítricos pueden madurar, contienen mucha C incluso verdes y se conservan mucho tiempo. Mi experiencia como cocinero en veleros (sin frigorífica) y mercantes con averías en las cámaras de frío me enseñó que los vegetales y verduras más adecuados, en cuanto a vitamina
C son los limones (nunca probé con lima), las coles o repollos, los chiles (con su limitación obvia por el picor), la zanahoria y el melón. De los alimentos elaborados es muy interesante el caso del chucrut (col o repollo en fermentación), pues el hecho de que parte del vegetal todavía continúa fresco por meses, aun durante la fermentación, conserva su índice de C, casi el doble del limón: el almirante Cook lo exigía a bordo de sus barcos. El cítrico con más C es la naranja, 50 a 14 con respecto al limón, pero se pudre bastante rápido y en la época de la vela era carísima, estacional y difícil de conseguir. Un abrazo y, como siempre, gracias por el espacio. René
Perdón, la relación en vitamina C es aprox. 50 a 40 entre naranja y limón, en mg por cada 100 g.
La relación varía según las distintas variedades y orígenes.
Alguien me dijo que en los barcos españoles el escorbuto fue problema menor gracias al pimentón, que formaba parte de la dieta en casi todas las embarcaciones
No soy ni médico ni bioquímico, pero toda la literatura que he leído sobre el tema indica que la vitamina C es «hidrosoluble», lo cual significa que en ausencia de agua se destruye inmediatamente. El pimentón es un condimento obtenido por deshidratación (secado al sol el «de Murcia» o ahumado, el «de la Vera») y molido posterior. Al eliminar el agua se elimina la vitamina. El escorbuto se produce porque el organismo elimina en 18/24 hs por vía orina la vitamina hidrosoluble, por lo tanto no hay manera de acumularla en tejidos como otras vitaminas y debe ser ingerida diariamente. Gracias
También se dice que entre los marinos vascos que iban a cazar ballenas a Terranova en el siglo XVI no había casos de escorbuto porque, puesto que el agua en barricas se corrompía, ellos embarcaban grandes cantidades de sidra. Al parecer llevaban hasta 50.000 litros de sidra en naves de tipo nao. Las pruebas de que esto era una práctica habitual se obtuvieron del pecio de la nao San Juan, que se hundió en 1565 en Red Bay (que por cierto se llama así por el color de las tejas y ladrillos con los que los balleneros cosntruían los hornos para extraer la grasa de las ballenas).
Hola Jon, en realidad la sidra, como ninguna otra bebida alcohólica, no contiene vitamina C, pero los pescadores de altura, desde la más remota antigüedad hasta la invención de las frigoríficas, no tenían más remedio que consumir una parte (la peor, que no servía para el mercado) de lo que pescaban, incluso carne de ballena, por lo cual ingerían alimentos frescos cotidianamente. La cocción no destruye completamente la vitamina C de los alimentos frescos, el hervido prolongado sí. Gracias
Hola, repito un comentario que desapareció, ignoro por qué. Decía en él que ninguna bebida alcohólica, por su proceso de elaboración, sea destilada o fermentada, puede contener vitamina C, única para prevenir o para curar el escorbuto. Lo que sucedió desde la antigüedad hasta la incorporación a bordo de las frigoríficas (fines S XIX), fue que los pescadores se alimentaban de la misma pesca (de la peor parte, la que no era apta para la venta). Así, consumían alimento fresco, y la vitamina C se conserva con una cocción normal. Se destruye por ebullición prolongada (concentrados). Gracias
[…] ¿Por qué a los marineros británicos se les llamaba «limeys»? – Historias de la Historia […]