Todos hemos aprendido durante nuestros años de colegio que Cristóbal Colón descubrió «accidentalmente» América el 12 de octubre de 1492, el «Tierra a la vista» de Rodrigo de Triana, las carabelas Pinta, Niña y Santa María, los posteriores viajes y todo lo que supuso para España aquel histórico momento. También es cierto que Cristóbal Colón no fue el primer europeo en pisar el continente americano; años atrás, en torno al año 1000, los vikingos de Erik el Rojo y su hijo, Leif Eriksson, llegaron desde Groenlandia a las costas de Terranova en Canadá, siendo célebres los relatos de las Vinland Sagas (Saga de los Groenlandeses y la Saga de Erik el Rojo). El asentamiento de L’Anse aux Meadows es una prueba de ello; sin embargo, la colonización vikinga del «Nuevo Mundo» no prosperó debido a las hambrunas, las inclemencias del tiempo y los ataques de tribus hostiles como los Micmac o Surike (llamados Skraeling por los vikingos), causas que llevaron a los vikingos a retirarse de «Vinland» y abandonar sus planes. Hasta la fecha, tanto Colón y sus hombres como los vikingos que llegaron desde Groenlandia a la costa este de Canadá, son considerados propiamente como descubridores… y no faltan tampoco otras hipótesis y casos que se suman a dicho descubrimiento, siendo las más conocidas la del enigmático mapa del el almirante otomano Piri Reis (todo apunta a que se copió un mapa del propio Colón tras la captura de unos barcos españoles fondeados en Valencia), o el caso que nos ocupa en esta historia: el almirante chino Zheng He y la flota del tesoro china.
En 2006 corrió como la pólvora la noticia de que había aparecido en Pekín la copia de un mapa del propio almirante Zheng He en el que aparecía ya detallado el continente americano. Dicho mapa era supuestamente de 1418, nada menos que 74 años antes de la llegada de Colón. Mucha gente duda de la autenticidad de dicho mapa, entre otras cosas, por el detalle con el que está dibujado, porque la copia mostrada era de 1763… y la razón de peso que nos lleva a pensar que China no descubrió América es la propia historia de Zheng He.
Zheng He nació en 1372, en la aldea de Hedai, en la provincia montañosa de Yunnan, y no siempre fue conocido con ese nombre, su verdadero nombre era Ma He. En esa época, el poder de los mongoles había comenzado a decrecer y a ser reemplazado por los Ming.La familia de Zheng He había luchado junto a los mongoles y pertenecía a una casta foránea, concretamente a los hui (aquellos que se expresan en chino y son musulmanes). Siendo un niño, había sido capturado por los Ming y posteriormente castrado. Ya como un eunuco, fue enviado a Beijing para servir en la corte del príncipe Zhu Di (futuro emperador Yongle), donde juntos, Zheng He y Zhu Di, conspiraron para derrocar a Jianwen, emperador por aquel entonces de China y sobrino del mismísimo Zhu Di. Tras los enfrentamientos, tomaron la capital, Nanjing, y en 1402 el príncipe Zhu Di fue coronado como emperador Yongle. El emperador Yongle es considerado por muchos como el «Pedro el Grande chino«, debido a que los territorios de China crecieron más y más. Como recompensa por sus acciones durante la rebelión contra el emperador Jianwen, Zheng He fue nombrado almirante. Tras alcanzar el poder, una de las prioridades del emperador Yongle fue impulsar el comercio marítimo como importante y provechosa fuente de ingresos (actividad mal vista hasta su llegada).
Zheng He, ya como almirante, se le encomendó la difícil tarea de construir una poderosa flota para navegar y comerciar por los mares de Oriente. Con unos mapas viejos y desfasados, unos pocos barcos y apenas tripulación, se puso manos a la obra. Ordenó construir gigantescos astilleros en la rivera del río Yangtze, a las afueras de Nanjing, que entre 1403 y 1407 fueron capaces de fabricar alrededor de 1600 barcos. Esta flota no fue creada únicamente para fines económicos, también para combatir la piratería, establecer nuevas relaciones diplomáticas, la búsqueda de animales exóticos, plantas medicinales… La flota de Zheng He era una auténtica ciudad flotante compuesta por todo tipo de barcos, entre los que destacaban los llamados «Barcos del Tesoro«. Se desconocen sus verdaderas dimensiones, ya que no se ha conservado ni uno, pero se calcula que eran de 120 metros de largo, 50 metros de ancho y con más de 5 mástiles… toda una fortaleza flotante que poco o nada tenía que ver con otros navíos de la época en Europa.
La imponente flota del almirante Zheng He realizó hasta siete viajes por los mares y costas de Oriente. Pese a que habían soldados en los navíos, Zheng He no los utilizó con fines expansionistas o colonialistas, más bien como fuerzas disuasorios o como tropas de refuerzo para defender los intereses de los aliados de China. Para hacernos una idea de los beneficios obtenidos de estos viajes, en 1412 se financió la construcción de una torre de 80 metros de alto en Nanjing, la Torre de la Porcelana, destruida en 1856 por los Taiping. China, durante el reinado del emperador Yongle, vivió un esplendor sin precedentes: se edificaron importantes obras arquitectónicas como la citada Torre, la Ciudad Prohibida, se retomaron obras de reparación y construcción de nuevos tramos en la Gran Muralla, prosperó el comercio…
El primer viaje del almirante fue en 1405, con cerca de 320 barcos y 28.000 hombres. Durante los más de dos años que duró la expedición, visitaron Sumatra y Sri Lanka, se enfrentaron a los piratas cerca de Malaca (Malasia) y llevaron a China a varios embajadores extranjeros. En el segundo viaje, la flota y tripulación fue mucho más pequeña que en el primero (unos 70 barcos), ya que el objetivo era devolver a su hogar a los embajadores extranjeros que habían traído a China. En el tercer viaje, en 1409, el número de barcos y de hombres fue incluso más modesto, apenas 50 barcos, pero aún así visitaron Vietnam, Temasek (actualmente Singapur) y nuevamente Malaca. Estos primeros viajes mejoraron las relaciones comerciales con el sudeste asiático, pero el emperador Yongle fijó a Zheng He una nueva misión: la exploración de Arabia y África, lugares que no eran del todo desconocidos por los chinos.
En el cuarto viaje, Zheng He partió de China el año 1414 con unos 63 navíos y llegó hasta la India y las Maldivas. En este viaje, como curiosidad, Zheng He llegó a China con el rey de Bengala como invitado y éste obsequió al emperador Yongle con un «qilin» (un animal mitológico similar al unicornio que aparecía cuando los gobernantes eran justos, aunque en realidad era simplemente una jirafa). Sea como fuere, muchos felicitaron al emperador por esa símbolo de buen augurio. En el quinto viaje, ya en 1416, Zheng He visitó los puertos habituales del sudeste asiático y esta vez sí que llegó hasta la península Arábiga y Somalia. En el sexto viaje, la flota repitió los destinos habituales y Zheng He fue invitado a la inauguración de la Ciudad Prohibida.
Las cosas comenzaron a torcerse en el que sería ya el séptimo y último viaje de la flota imperial china. Los confucionistas, partidarios del aislacionismo, comenzaron de nuevo a ganar terrero e importancia en la corte del emperador Yongle, la construcción de nuevos barcos comenzó a decaer tras la remodelación del Gran Canal en 1411 (dicho canal ofrecía una ruta mucho más rápida y segura que la marítima), comenzaron también los problemas internos: hambrunas, epidemias, déficit, inflación, guerra con los rebeldes vietnamitas del norte del país… y la muerte del principal valedor de Zheng He en 1424, el emperador Yongle. El hijo de Yongle, el emperador Hongxi, pese a que solo reinó durante 9 meses, se mostró partidario de cancelar las expediciones navales. Xuande, el sucesor de Hongxi, ante la crisis que se cernía sobre China, ordenó iniciar los preparativos del que sería el último viaje de Zheng He. En 1430 zarpó desde China una flota similar a la del primer viaje con más de 300 barcos. Esta gran flota se dividió en dos: una marchó por África (llegando hasta Kenia y Mozambique) y la otra, con Zheng He al mando, puso rumbo al Golfo Pérsico. Zheng He falleció antes de llegar a su destino y pese a que tiene una tumba en China, está vacía. Como buen lobo de mar, fue enterrado en el océano. La flota regresó a China sin su almirante pero con nuevos productos, embajadores y hasta varios «qilin» más. La situación se desmoronó con la muerte del Xuande. Su sucesor, Jungtong, de tan solo 7 años de edad, fue capturado por los mongoles en 1449. Los confucionistas, con una fuerte presencia en la corte, una gran influencia en China y mucho más conservadores que anteriores emperadores, prohibieron la construcción de barcos con más de dos mástiles y la navegación marítima mediante el edicto Hai Jin. Para evitar futuros despilfarros, parte de los viajes de Zheng He fueron «borrados» por los funcionarios del nuevo emperador Ming. Los mongoles volvían a ser una seria amenaza en el norte de China y se necesitaban soldados para defender las fronteras, cosa que hizo insostenible el elevado gasto que requería mantener las flotas del tesoro.
Sea como fuere, las expediciones de la flota imperial china terminaron de forma tajante y ello favoreció en gran medida la navegación y la exploración europeas. De haber seguido con sus expediciones, lo más probable es que hoy al sur de EEUU se hablase chino y no castellano. Como todos sabemos, unos años más tarde y desde otro lugar del mundo, un tal Cristóbal Colón ponía rumbo a…
Colaboración de Pedro Sanmartín