La biohistoria sigue su camino a machamartillo pase lo que pase y pese a quien pese. El ADN sigue resolviendo casos y enigmas históricos que de otra manera hubieran sido imposibles, incluso en el Salvaje Oeste. Pregunta de Trivial: ¿quién fue el pistolero más famoso de los Estados Unidos? Habría dos candidatos: Billy el Niño o Jesse James. A elegir. Ambos eran de gatillo fácil con vidas breves y muertes trágicas teñidas por la leyenda y las dudas.

Durante su vida delictiva, Jesse James robó más de 12 bancos, 7 trenes, 4 diligencias y al menos 11 personas murieron. Al final, como si siguiera un guión de película, fue asesinado por la espalda por dos miembros de su propia banda, Charlie y Robert Ford, en la localidad de Saint Joseph, Missouri, el 3 de abril de 1882 y lo enterraron allí mismo. Eso dicen… Durante unos años, un tal J. Frank Dalton (muerto en Granbury, Texas, el 15 de agosto de 1951 a los 103 años de edad) dijo a quien quisiera oirle que él era en realidad Jesse James y que Bob Ford había matado a un primo de Jesse, llamado Charlie Bigelow. Desvaríos de anciano pensaron muchos. Dalton llegó a convencer de sus afirmaciones al escritor Robert Ruark y a Rudy Turilli, un reconocido experto en James.

Pero no era el único candidato. Una historiadora llamada Betty Duke recogió cierta información confidencial y publicó un libro con sugestivo título: Jesse James vivió y murió en Texas, en el cual afirma que el final del pistolero fue en 1943, bajo el nombre de James L. Courtney. Precisamente, el abuelo de esta escritora.

Ante las dudas, en julio de 1995 un examen genético determinó a quién correspondía el cadáver depositado en el cementerio de Missouri. Gracias al ADN mitocondrial de un diente de Jesse, comparado con material genético de un nieto de James (tuvo dos hijos con su prima Zerelda Mimms), probaron que la persona enterrada bajo la inscripción «Aquí yace Jesse James, asesinado por un traidor y un cobarde cuyo nombre no merece la pena que aparezca aquí«, era el auténtico Jesse James. La certeza era de un 99,7 %. ¿Caso resuelto? Algunos escépticos lo cuestionan al decir que las muestras de ADN fueron tomadas de un diente encontrado en la casa, no del cuerpo enterrado. Además se han hecho al menos tres exhumaciones de otros cuerpos con el objetivo de desmentir el examen de ADN, ninguna con éxito. La tumba también produjo un descubrimiento inesperado. El cráneo de Jesse no tenía orificio de salida de la bala como se había dicho.

Las cuevas de Missouri en las que se refugiaba Jesse James son hoy un centro turístico en la Ruta 66 (denominada «la calle mayor de Estados Unidos«) y, no lejos de ellas, un museo de cera recuerda al impostor J. Frank Dalton. Si el misterio de sus huesos está resuelto, queda otro aún por aclarar: ¿dónde fue a parar el «tesoro» de Jesse James? Se calcula que el montante de todos sus robos ascendería a más de 20 millones de dólares actuales…

¿Hubo dos Bill el Niño?

Vayamos ahora con el otro pistolero que vivió rápido, murió joven y dejó un bonito cadáver, parafraseando a James Dean (aunque no fue él quien dijo esa famosa frase). Antes de ser abatido por Pat Garrett, asegura la leyenda que mató a 21 hombres con su pistola. Uno de los que cuestionó la teoría oficial de que Bill el Niño fue asesinado por Garret fue Lewis Wallace, gobernador general de la Unión en la Guerra Civil estadounidense, más conocido por su célebre novela Ben Hur (1880). Pues bien, Wallace que ofreció a Bill el perdón si colaboraba con la justicia, dijo en 1881 que dudaba que ese hombre le asesinara pues eran amigos desde hacía mucho tiempo. No parece que sea un argumento de peso. Son muchos más los que han puesto en duda que Billy el Niño muriera a los 21 años de un tiro en el corazón por el sheriff Pat Garrett en la medianoche del 14 de julio de 1881.

Tan rápido como pude, desenfundé mi revólver y disparé, echándome a un lado, y disparando de nuevo. El segundo disparo fue innecesario, ya había caído muerto. Dos convulsiones y Billy el Niño se fue con sus muchas víctimas. -escribió en 1882 el sheriff en sus memorias-.

Como suele ocurrir, alguien divulgó que Bill el Niño no murió sino que siguió viviendo unos cuantos años más con otra identidad. Una investigación en Nuevo México en 2003 trató de determinar si Brushy Bill Roberts, que murió en 1950, a los 90 años, decía la verdad al proclamarse el auténtico Billy el Niño.

Sabemos que Billy fue enterrado en Fort Summer, a 150 kilómetros al noreste de Lincoln. Años después, la tumba fue abierta por orden judicial y cuál no sería la sorpresa al descubrirse que al cuerpo le faltaba la cabeza. Lo malo es que ahora lo que se ha perdido es su cuerpo. El Kid, cuyo verdadero nombre es Henry McCarty —aunque también era conocido como William Bonney y Kid Antrim— supuestamente está enterrado cerca de la casa donde lo mataron en Fort Sumner. Las que sí están localizadas son las tumbas de Catherine Antrim, que pasaba por ser su madre, y la de Brushy Bill Roberts, que decía ser el auténtico Billy el Niño. Los jueces y los propios lugareños, que viven prácticamente gracias al turismo, no han concedido permiso para hacer el análisis de ADN a los restos de Brushy porque si se probara que Billy el Niño murió de viejo, como Roberts decía serlo, la leyenda se iría por el retrete al igual que los beneficios turísticos. O no. En 2011 se hicieron pruebas de ADN al cadáver que está en la tumba de Fort Summer y se demostró que sus restos no corresponden a los del famoso forajido y bandolero… La intriga continua.

Butch Cassidy yace en Bolivia

Menos dudas parecen tener los despojos mortuorios de Butch Cassidy y de Sundance Kid, dos famosos ladrones de trenes y bancos inmortalizados por la película Dos hombres y un destino. Sus momentos finales fueron en San Vicente (Bolivia) donde se habían refugiado de los militares en una casa abandonada. Era el 6 de noviembre de 1908. Según los testigos que declararon ante el Juez de Tupiza, al amanecer del 7 de noviembre los vecinos y las autoridades se encuentran con dos cadáveres dentro de dicha casa, uno de ellos apoyado a una vasija de barro. Al parecer, Butch Cassidy mató a Sundance Kid y luego se suicidó. Ambos fueron enterrados en el cementerio de San Vicente el mismo día, hecho comprobado y demostrado mediante declaraciones escritas de los protagonistas de entonces.

Entonces, ¿por qué dicen algunos que nunca se han encontrado los restos de Butch Cassidy y que los que hay en la tumba de San Vicente no son suyos? Los exámenes de ADN revelaron que los huesos hallados en su tumba pertenecían a un minero alemán llamado Gustav Zimmer. En 1992, se emitió un reportaje científico en el Canal 4 de Londres donde relata cómo se realizó el desentierro de las tumbas de Butch Cassidy y The Sundance Kid y que, por mala información de uno de los vecinos llamado Froilán Rizo, se desenterró una tumba equivocada que correspondía efectivamente al alemán Gustav Zimmer, quien murió en 1930. De ahí el equívoco. Aún así, la tesis de su supervivencia ha generado leyendas y películas. Este fue el argumento que inspiró al director Mateo Gil a revisar el mito de Butch Cassidy en la película Blackthorn, sin destino (2011). Para él, sobrevivió a la emboscada del ejército boliviano y durante décadas llevó una vida apartada, en un pequeño rancho de la selva tropical, bajo el nombre de James Blackthorn

En definitiva, leyendas vivas de forajidos muertos que se niegan a morir del todo gracias al bisturí genético y al cine de Hollywood.

Colaboración de Jesús Callejo