Después de unos días de vacaciones, para unos más que para otros dependiendo de las Comunidades Autónomas, puede que aparezca el síndrome postvacacional. No sé si alguna farmacéutica ya estará trabajando en sus laboratorios en la elaboración de la pastilla/tratamiento de este «mal» que afecta a nuestro ánimo y rendimiento laboral tras unos días de relax vacacional, pero me jugaría… a que alguna de ellas ya está en ello.

Ya lanzó una denuncia al respecto Jörg Blech, redactor de Der Spiegel, en su libro «Los inventores de enfermedades». En este libro se analizan los enfermedades y dolencias actuales cuya existencia es dudosa o, como mínimo, relativa y el «negocio» de las farmacéuticas con estas enfermedades de diseño. Algunos ejemplos:

  • Fobia social: forma patológica de timidez. Casualmente Roche tenía preparado el antidepresivo Aurorix.
  • Síndrome de Sissí: es un trastorno descubierto en el año 1998, que consiste en que personas depresivas encubren su abatimiento vital con un comportamiento activo y positivo frente a la vida. En Alemania hay más de tres millones.
  • Trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH): se trata de un trastorno neurológico del comportamiento caracterizado por distracción moderada a severa, períodos de atención breve, inquietud motora, inestabilidad emocional y conductas impulsivas. La farmacéutica Novartis ya tenía en 2002 su pastillita Ritalin.
  • Síndrome postvacacional: Cansancio, falta de apetito y concentración, irritabilidad, ansiedad, tristeza, pasotismo…

Como dice Paul H. Koch:

Ninguno de los afectados por estas dolencias de diseño se preguntan nunca cómo es posible que las personas del Tercer Mundo, que tienen muchos más motivos para estar deprimidas que los países del primero, siguen viviendo sin necesidad de drogas legales.

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