Tal día como hoy, una mañana de hace 80 años, el Enola Gay, un B-29 estadounidense, lanzaba sobre la ciudad de Hiroshima el arma más destructiva jamás empleada en una guerra: la bomba atómica.

En cuestión de segundos, una explosión liberó una cantidad de energía nunca vista sobre un lugar habitado. Bajo una gigantesca nube en forma de hongo, el aire se transformó en fuego; se calcula que, en el epicentro del impacto, el calor alcanzó los 4.000 grados centígrados a nivel del suelo. 70.000 personas perecieron en el acto. 70.000 más lo harían antes de que terminase el año, a causa de sus heridas o de la exposición a la radiación. La onda expansiva arrasó el corazón del casco urbano y dejó tras de sí un paisaje de escombros, cenizas, y súplicas desesperadas de auxilio. De una metrópoli activa de 300.000 habitantes, Hiroshima pasó a ser un páramo de devastación y horror en cuestión de minutos. Miles de heridos pedían ayuda, con el cuerpo cubierto de quemaduras, la piel desprendida y la ropa reducida a harapos. Algunos caminaban en silencio, otros yacían mientras el fuego se extendía por los restos de la ciudad. De 90.000 edificios, 60.000 quedaron destruidos y 6.000 más sufrieron daños irreparables.

Imagen tomada por Yoshito Matsushige en Hiroshima el 6 de agosto de 1945, inmediatamente después del lanzamiento de la bomba atómica.

El oficial Fujita, de la comisaría de Ujina, emitió certificados de desastre para las víctimas. Quienes tenían un certificado podían recibir ayuda alimentaria de emergencia y artículos de primera necesidad.

Hiroshima ha sido reconstruida piedra a piedra, pero las cicatrices aún visibles de aquel ataque recuerdan a gritos que el mundo no puede permitirse repetir el infierno que aquí se vivió y que tres días después también experimentaría Nagasaki. No obstante, en un contexto marcado por la creciente desconfianza entre potencias, aquella lección parece que comienza a olvidarse. Es más, los nueve Estados nucleares (Estados Unidos, Rusia, el Reino Unido, Francia, China, la India, Pakistán, Corea del Norte e Israel) tienen planes ambiciosos de renovar su arsenal y sistemas de lanzamiento, según el informe de 2025 del Instituto Internacional de Investigaciones para la Paz de Estocolmo (SIPRI, por sus siglas en inglés).

Infografía: ¿Qué países poseen el mayor arsenal nuclear? | Statista Más infografías en Statista

Aquí os dejo unas cuantas historias relativas a esos acontecimientos para recordarle a los matones de gatillo fácil y mecha corta las consecuencias de sus decisiones, porque, lamentablemente, parece que no hemos aprendido nada, ya que el lenguaje disuasorio ha vuelto al primer plano del discurso geopolítico y, con él, la posibilidad de que las armas nucleares vuelvan a perfilarse como una opción real en escenarios de conflicto.

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