Se han necesitado casi 25 siglos para poner en práctica algo que Platón ya tenía claro allá por el siglo IV antes de Cristo: la incorporación de las mujeres como militares en el Ejército. Para Platón la importancia que debe tener la mujer en la sociedad se muestra, sobre todo, en tres de sus Diálogos Socráticos. En el Banquete es una mujer, Diótima, la maestra sobre el amor y sobre la visión del mundo; en el Menéxeno, es otra mujer, Aspasia, la maestra en retórica; y en La República el filósofo propone la igualdad para hombres y mujeres en la educación y en el ejercicio de funciones en la sociedad.

Amazonas

En La República Platón desarrolla lo que considera una sociedad con un funcionamiento perfecto, proponiendo una sociedad dividida en tres clases sociales: los artesanos, los guerreros y los gobernantes. En cada clase social el papel que le da a la mujer es mucho más activo e igualitario de lo imaginable, y como ejemplo aquí tenéis un pequeño fragmento de uno de los diálogos:

-Pero diremos, creo yo, que existen mujeres dotadas para la medicina y otras que no lo están; mujeres músicas y otras negadas por naturaleza para la música.
-¿Cómo no?
-¿Y no las hay acaso aptas para la gimnástica y la guerra y otras no belicosas ni aficionadas a la gimnástica?
-Así lo creo.
-¿Y qué? ¿Amantes y enemigas de la sabiduría? ¿Y unas fogosas y otras carentes de fogosidad?
-También las hay.
-Por tanto, existen también la mujer apta para ser guardiana y la que no lo es.
-Por tanto, querido amigo, no existe en el regimiento de la ciudad ninguna ocupación que sea propia de la mujer como tal mujer ni del varón como tal varón, sino que las dotes naturales están diseminadas indistintamente en unos y otros seres, de modo que la mujer tiene acceso por su naturaleza a todas las labores y el hombre también a todas; únicamente que la mujer es en todo más débil que el varón.
-Exactamente…
(La República. Libro V 455c – 456b)

Es al hablar de los guerreros y los guardianes cuando más profundiza Platón en el tema de la igualdad entre los sexos. Las mujeres guardianas nacen de la idea que Platón tiene de la Justicia, para él lo justo es que cada persona cumpla la función para la que está mejor capacitada. El filósofo considera que es contrario a la naturaleza, y por lo tanto injusto, que por motivos biológicos se le asignen a las mujeres funciones diferentes de los varones, y mantiene que todos deberían realizar funciones de acuerdo con sus capacidades. Platón llega a utilizar el mito de las Amazonas para defender que lo que cada sociedad exige y espera de las mujeres depende mucho más de la educación y de la cultura que de una “naturaleza femenina” distinta.

Hoy sabemos que han existido grandes heroínas a lo largo de la historia, incluso puede que existiese un ejército exclusivamente femenino como el de las Amazonas de las que Platón también nos habla, pero lo que no podemos negar es que hemos tardado casi 25 siglos en llegar a la misma idea a la que llegó él. Realmente nos ha costado trabajo: casi 2.500 años hemos necesitado para aceptar que las mujeres pueden desarrollar una carrera militar igual que los hombres. La incorporación de mujeres al ejército como combatientes no se ha producido hasta finales del siglo XX y eso solo en algunos ejércitos del mundo. En España pudieron entrar en la carrera militar a partir de 1988 y hasta 1999 tuvieron vetados los puestos considerados más complicados o peligrosos.

La figura de la guardiana no solo se afianza lentamente en la realidad, sino también en el imaginario colectivo. Mujeres fuertes y decididas con educación militar ya no son ninguna rareza en películas, series y novelas. En contra de lo que se pudiera pensar, los guiones salen de manos femeninas. Ejemplos de ello hay muchos, aquí os dejo uno, la novela Dodecaedro de Antonia Hierro.

ver Dodecaedro en myLIBRETO