El 15 de Febrero de 1898 a las 21:40 horas, una inesperada explosión vino a turbar el bullicio noctámbulo de La Habana. Una explosión en el acorazado estadounidense Maine lo hundió irremediablemente… dos oficiales y 266 marinos perdían la vida.
Después de 115 años, aquel episodio sigue siendo objeto de controversia y misterio, ya que no se sabe aún a ciencia cierta qué o quién produjo la explosión. Lo único seguro es que cambió el curso de la historia y que EEUU lo utilizó como excusa para intervenir en Cuba, algo que ya planeaba en su carrera para convertirse en la primera potencia militar del siglo XX. Los planes estadounidenses se vieron favorecidos por la inestabilidad económica española, la debilidad del gobierno del liberal Práxedes Mateo Sagasta y los aires de independencia que soplaban cada vez con más intensidad en Cuba.
Ante la inestabilidad de la isla y viendo la posibilidad de que los independentistas cubanos lograran derrocar finalmente al ejército español, y con ello perder la posibilidad de controlar la isla, el gobierno estadounidense se decide a intervenir. Con la excusa de asegurar los intereses de los residentes estadounidenses, el 25 de enero de 1898 EEUU envió a La Habana el acorazado Maine, sin previo aviso e incumpliendo las prácticas diplomáticas habituales. Para corresponder con aquel gesto de «amistad«, el gobierno español envió el crucero Vizcaya al puerto de Nueva York. A pesar de todo, las autoridades españolas de Cuba recibieron con corrección a los marinos capitaneados por Charles Segbee e incluso fueron invitados a actos oficiales, bailes, corridas de toros, etc. Pero la explosión del Maine cambió radicalmente aquel panorama… La prensa amarilla estadounidense, especialmente el New York Journal de Randolph Hearst y el New York World de Joseph Pulitzer, llevaban años utilizando los excesos cometidos por los españoles en la isla -como el caso de Evangelina Cisneros– para poner a la opinión pública estadounidense en contra de los españoles… el Maine inició la guerra del papel.
Dos días después de la explosión del acorazado, el New York Journal titulaba a toda plana “La destrucción del acorazado Maine fue obra del enemigo«, «Los oficiales de la Marina piensan que el Maine fue destruido por una mina española«. Iba acompañado de un dibujo del barco explotando sobre unas minas conectadas por cable con las fortalezas de La Habana. Cuatro días después pedía la intervención militar en la isla y llamaba “cerdos” a los que daban más importancia a la caída de sus acciones que al “asesinato de (266) marineros norteamericanos”. El entusiasmo bélico del New York Journal llevó a que se bautizara el conflicto como “The Hearst War” (la guerra de Hearst) y a situaciones tan hipócritas como el hecho de que en marzo se enviase a La Habana al dibujante Frederick Remington como corresponsal de guerra. Pasados varios días, Remington telegrafió que todo estaba en calma y que deseaba volver porque allí no iba a haber ninguna guerra. Hearst le contestó:
Quédese ahí. Usted mande los dibujos, la guerra la pongo yo.
Aunque la prensa española sabía que España no podía responder militarmente a las provocaciones de los estadounidenses, decidieron responder con sus propios medios. El Heraldo de Madrid sostenía que los soldados estadounidenses desertarían al oír los primeros disparos. Mientras tanto, la revista Blanco y Negro publicaba:
Es injusto con los cerdos
a los yanquis comparar
porque el cerdo es provechoso
y el yanqui perjudicial.
El republicano Francesc Pi i Margall tildó a estos medios de “prensa infame”, pero esta afirmación, sumada a sus peticiones de paz y a la invocación del derecho de los cubanos a su independencia, terminarían costándole su escaño por Girona en las elecciones de 1898.
La crispación llegó a tal punto en EEUU que los medios de comunicación y los círculos políticos radicales criticaron duramente al Secretario de Estado, John D. Long, por descartar la responsabilidad española en el incidente del Maine. Theodore Roosvelt, subsecretario de Estado de la Armada, que quería enviar sus naves a Cuba de forma inmediata, afirmó que el presidente tenía “tanto carácter como una tarta de chocolate” cuando McKinley anunció a la prensa que no estaba dispuesto a declarar la guerra a España. Preocupado por las crecientes críticas de ser «un blando«, el presidente McKinley pidió al Congreso -«en el nombre de la humanidad, en nombre de la civilización, en nombre de los intereses estadounidenses en peligro de extinción«- la autorización para expulsar a las fuerzas españolas de Cuba… el resto de la historia es sobradamente conocido.
Colaboración de Edmundo Pérez.
Fuentes e imágenes: The United States Becomes an Imperial Power, Remember Maine,La guerra hispanoamericana, 1896-98 – Chidsey, Donald B.
[…] La guerra de papel entre EEUU y España […]
Sin duda, viendo la situación actual, te hace plantearte los métodos que ha utilizado EEUU, a lo largo de su historia, para utilizar la guerra como fin estratégico-comercial.
Los Mexicanos tambien podrían hablar de excusas gringas….
Información Bitacoras.com…
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este episodio también marcó el inicio del término «prensa amarilla». En la ilustración original de Pulitzer/Hearst, las faldas de ambos están coloreadas de amarillo. Me encanta tu blog, ¡te felicito!
Muy buena observación. Los magnates de la prensa visten el camisón amarillo del primer personaje de comic de la historia «The Yellow Kid» que dió nombre a la prensa amarilla.
Su creador Richard Fenton Outcault le dio la facultad de expresarse mediante textos en su camisón,
Cuando Hearts se lo arrebató a Pulitzer para su diario «The Journal» de Nueva York le sugirió al artista que en lugar de una sola gran viñeta hiciese una tira secuencial con alguna acción. Y en la tira del 25-10-1896 Outcault dibuja por primera vez en la historia los típicos globos de diálogo saliendo de la boca de los personajes. Razón por la que esta considerado el primer comic.
A pesar de la gran popularidad del Yellow Kid, murió víctima de la Guerra de Cuba pues el editor estimó que el color amarillo de su camisón recordaba al publicó la bandera española y dejo de publicarlo.
Fuente: Historia de los Comics de J Toutain Tomo 1 página 2 Artículo firmado por el especialista Bill Blackbear
Excelente entrada.
Habría que comentar que una vez se declaro la guerra la prensa española no estuvo a la altura. Lejos de hacer un análisis crítico, se inclino a los intereses del sector nostálgico del ejercito de la época. Se llevo a convencer que la armada española era más poderosa de lo que los hechos demostró.
El exceso de triunfalismo a la larga resulto dramático para el país. Un sector del ejercito se vio de la noche a la mañana sin un imperio que defender. Había un excesos de oficiales sin tropa que mandar y lo que era peor, peligrosamente ociosa. En vez de reflexionar el porque desde la guerra de la independencia el ejercito español no había hecho otra cosa de cosechar derrotas estrategicas, estos oficiales del ejercito presionaron para que se tomase parte en el reparto del pastel africano que las potencias occidentales llevaron a cabo en el SXIX.
La aventura en el norte de África acabo por afectar a la propia metrópoli. Los oficiales africanistas que bien habían servido en Cuba, bien habían sido alumnos de estos últimos, fueron un dolor de cabeza constante para los sucesivos gobiernos hasta la misma Guerra Civil. Hubo intentos de acabar con el Vietnam español en el que se había convertido Marruecos pero ni siquiera Primo de Rivera (padre) fue capaz de dar una salida honrosa a ese conflicto colonial. El resto como sabemos es Historia, aunque no se enseñe en las escuelas.
¿Y qué prensa tenemos ahora? En mi opinión hay demasiados medios afines a el gobierno actual al que rinden pleitesía. Hay demasiados medios que echan la culpa, bien a gobiernos anteriores, bien a Bruselas. No hay verdadera conciencia crítica que lo que falla no es el color del gobierno, azulado o rosado, sino el modelo del Estado ante el SXXI. Estamos en un nuevo desastre del 98 y no nos estamos dando cuenta. Como no aprendemos de nuestra historia estamos condenados a repetirla.
Hasta luego
Como en muchas guerras, o mejor dicho en todas, mentiras, y más mentiras por un puñado de acres robados al pueblo
Todo un montaje de los americanos para apropiarse de la isla.
No será la última vez que vayan de víctimas para involucrarse en conflictos de los que sacar tajada.
Un saludo.
Un artículo muy interesante, Javier, como siempre.
No me gustan las guerras!!!
Nos vemos en unos días en la Feria del Libro, te voy a llevar el que le regalé a mi hijo para que me lo firmes y si puedo compro el otro!!!
Besotes TQM,
Debe ser porque de tanto leer historia ya casi nada me escandaliza, pero lo único que veo aqui de escandaloso es la actitud de la prensa española que abdico de su papel de informar a la opinión pública, mintiendo sobre un desequilibrio militar que tenían la obligación de conocer perfectamente y arrastrando al pais a una guerra perdida de antemano y de la que con una buena negociación se hubieran salvado, al menos, las Filipinas (otra cosa es si nos interesaba seguir allí).
Cosas de la época, en que la defensa de la propia ideología se ponía por delante de la verdad y el honor nacional por encima de sus intereses.
Asi nos fue.
[…] >> extraído de: http://historiasdelahistoria.com/2013/06/03/la-guerra-de-papel-entre-eeuu-y-espana […]
La guerra en Cuba se estaba ganando contra los independentista. España envió a Cuba 160.000 soldados. Las prácticas de Weyler destruían a los indepedentistas. Mas las crueldades, teoricas o reales, y el miedo de Estados Unidos a una España más larga en sus fronteras hizo pensar en intervenir para liberar a Cuba de los españoles.
Relacionáis a los USA de ahora con «las dos costas» que sólo eran entonces, aunque ya despuntaban como estado imperialista, no tenían el potencial que le veís. Enfrente tenían a una España desganada, corrupta (os suena?) y con malos dirigentes. El gobierno Español mando barcos sin armar, se tomaron decisiones políticas más que militares, los pobres españoles fueron en pijama y alpargatas a luchar contra enfermedades, mosquitos y hambre, una gran parte de los soldados cayeron enfermos sin luchar…
Los americanos no ganaron la guerra, nosotros perdimos Cuba…
Ciertamente,….y a proposito,….. «reinaba una promiscua,…al mas puro estilo bribon….no es asi?,….la historia se repite
[…] http://historiasdelahistoria.com/2013/06/03/la-guerra-de-papel-entre-eeuu-y-espana […]
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