John Simpson Kirkpatrick nació en South Shields (Inglaterra) en 1892; era un muchacho solitario, siempre rodeado de animales y que desde muy joven ya comenzó a dar muestras de su carácter: con sólo 13 años salvó a dos niños que se estaban ahogando en el río Tyne. Cuando tenía 17 años falleció su padre y asumió el papel de sostén de su madre y hermana. Un año más tarde se enroló como fogonero en el buque de la marina mercante SS Yedo. Durante el viaje a Australia se dio cuenta de que aquello no era lo suyo: demasiado tiempo encerrado sin ver la luz del sol, una férrea disciplina… Cuando llegaron a Newcastle (Australia) desertó. En Australia trabajó cortando caña, en las minas de carbón y, sobre todo, como pastor. A pesar de no ganar mucho, seguía enviando dinero a su familia aunque a él apenas le quedase para sobrevivir. Tras el estallido de la Primera Guerra Mundial, John se alistó en la ANZAC (Australian and New Zealand Army Corps) y fue asignado al Cuerpo Médico como camillero. Nada se le había perdido a John en aquella guerra, para él era sólo una forma de poder regresar a casa… el convoy de la ANZAC, con el SS Medic donde él fue embarcado, partía hacia Europa.
Pero todo se torció… el convoy fue desviado a Egipto y unos meses más tarde a Turquía. La batalla de Galípoli, también llamada batalla de los Dardanelos, fue una operación combinada, en forma de desembarco, entre británicos, franceses y la ANZAC para controlar el estrecho de los Dardanelos. Algún error de cálculo y la bisoñez de los mandos dejaron a las tropas aliadas atrapadas entre el mar y las colinas en poder de los otomanos. El gran número de bajas obligó a reducir el número de camilleros por unidad a dos, y Simpson, que siempre se entendió mejor con los animales que con las personas, decidió, por su cuenta y riesgo, que su compañero sería un burro que había encontrado en la ladera de la montaña al que llamó Duffy. Con Duffy se dedicó a llevar los heridos desde el frente hasta la playa y cuando regresaba a recoger más, llevaba agua a los soldados.
Todos los días desde las 6.30 de la mañana hasta que anochecía, entre disparos y metralla, atravesaba el campo de batalla para recoger a los heridos. Como actuaba por su cuenta, incluso dormía y comía con los soldados indios de una unidad de artillería que tenían mulas, su oficial al mando le amenazó con arrestarle por indisciplina… cuando vio la popularidad y respeto que se había ganado entre la tropa se olvidó del tema. Durante 24 días, y unas 15 veces al día, Simpson y Duffy estuvieron atravesando aquel infierno hasta que… el 19 de mayo de 1915, con apenas 22 años, un francotirador acabó con su vida. Habían rescatado más de 300 soldados.
Fue recomendado para varios galardones pero, hipócritamente, se le denegaron por sus actos de indisciplina. Aún así, en años posteriores y como reconocimiento a su labor, la imagen de Simpson con Duffy y un soldado herido apareció en sellos, billetes y monedas.
Fuentes e imágenes: Simpson and his donkey, Australian War Memorial,
Bonita historia; y no olvidemos, en general, la actuación de las tropas neozelandesas en aquella guerra, incluyendo a los maoríes:
http://licenciahistorica.blogspot.com.es/2011/10/desde-el-pais-de-la-nube-blanca-la.html
Desconocía que los maoríes hubiesen participado…
Gracias
Una historia donde el más burro no era precisamente el animal.
Un saludo.
La de ocasiones que ocurre eso…
Salu2
Las guerras son momentos de heroísmo e injusticia, hay una película con un Mel Gibson muy joven que pasa en este mismo momento histórico y se llama justamente Gallipoli. deja un regusto muy amargo, se ve que está basada en hechos reales como los que cuentas.
Un abrazo.
En Galípoli se perdieron muchas vidas por un trozo de roca sin ningún sentido y que, además, nunca tomaron
Un abrazo
la disciplina es más importante que los valores, la autoridad está por encima de la vida. Gran historia de un gran hombre del que aún podemos aprender mucho.
Espero que los valores, por lo menos individualmente, siempre están por encima de la autoridad.
Me suena conocido…
Esos que inflaman las venas patrias hablando de honor, cumplimiento del deber, patriotismo…
Que lo más cerca que ven la guerra es en la CNN
Y que son los que ponen y quitan méritos…
No voy a decir lo que pienso, que siempre me dices que hablo demasiado claro…
Esos de los que tú hablas son, lamentablemente, los que las declaran…
Se te entiende todo, hasta los puntos suspensivos.
El reconocimiento sincero de sus compañeros aplastó a la hipocresía de los que le denegaron el reconocimiento. Esa medalla se la llevó a la tumba tallada con cinceles en forma de corazones sinceros y agradecidos. Está claro que se entendía bien con los animales pues no tuvo dudas entre elegir entre tanto asno al que realmente merecía la pena. Magnífico post Javier. Saludos
El reconocimiento de los tuyos, y aquí son tus compañeros de armas, es más valioso que cualquier tipo de condecoración.
Salu2
Los grandes genios siempre han sido unos incomprendidos
Porque se escapan de lo habitual…
Este hombre y su buena relación con los animales sacan lo mejor del ser humano en el pero de sus inventos: Las guerras. Uno sonríe ligeramente aunque no quiera con estas entradas tan impactantes. Enhorabuena por ello Javier. Un saludo!!
El hecho de ir acompañado de un burro, es curioso, pero la da un toque de humanidad dentro de una barbarie.
Gracias Chema
Desconocía todo lo que sale en el post jajaja, se aprende mucho por aquí 😀
Javier, existe una de esas historias olvidadas de la 1ª Guerra Mundial: la de los soldados polinesios (muy diferentes de los fieros guerreros maorís neozelandeses) de Niue, una isla independiente del Pacífico Sur con estatus de libre asociación con Nueva Zelanda. En Octubre de 1915 reclutaron a 150 de ellos, el 4% de la población que tenía la isla por entonces, y tras su entrenamiento en Nueva Zelanda, los enviaron tras una larga y penosa travesía por mar primero a Egipto, luego a Gallipoli, y finalmente a las frías Francia y Bélgica. A luchar por la Reina en una guerra europea. De los 150, sólo 12 de ellos sabían hablar algo de inglés, y en su cálida isla, ninguno de ellos había usado calzado anteriormente a ser reclutados. Pues os podéis imaginar cómo las pasaron. Un libro, con el hermoso título de «Tagi tote e loto haaku – My heart is crying a little», de Margaret Pointer, recoge su historia. Sólo se encuentra en idioma inglés y niuano. Como anécdota del libro: los ingleses se asombraban por la gran religiosidad cristiana de estos polinesios, porque los veían siempre leyendo la Biblia que tenía cada uno de ellos. La realidad era que cuando estos soldados de Niue iban cayendo enfermos a lo largo de los países y sitios por los que pasaban, eran enviados a distintos hospitales de campaña, normalmente sin ningún otro acompañante de su propio país con el que conversar, y debido a su total falta de comprensión del inglés, los pobres se aferraban a lo único que podían entender y que les recordaba su hogar: unas biblias en idioma niuano que les habían dado los misioneros de su isla antes de partir. Un saludo
[…] al pie de un terreno elevado, donde estaban fortificadas las tropas turcas. Durante varios meses los soldados, de uno y otro bando, iban cayendo pero ni los aliados ganaban un palmo de terreno ni los turcos los conseguían echar. A finales de […]
[…] John Simpson Kirkpatrick nació en South Shields (Inglaterra) en 1892; era un muchacho solitario, siempre rodeado de animales y que desde muy joven ya comenzó a dar muestras de su carácter: con sólo… […]
[…] http://historiasdelahistoria.com/2012/03/26/el-joven-john-simpson-y-su-burro-los-heroes-de-gallipoli Simpson y el burro […]
[…] al pie de un terreno elevado, donde estaban fortificadas las tropas turcas. Durante varios meses los soldados, de uno y otro bando, iban cayendo pero ni los aliados ganaban un palmo de terreno ni los turcos los conseguían echar. A finales de […]
[…] La oscilación entre el laicismo constitucional de Turquía, por una parte, y su identidad religiosa, por el otro, define la fundación de la República de Turquía, que fue orquestada por oficiales militares, encabezados por Atatürk. Esos soldados creyeron que la influencia de la religión sobre el imperio Otomano había conducido a la desaparición de la nación en las secuelas de la Primera Guerra Mundial, durante la cual Turquía se alió con las potencias centrales y Alemania por las ambiciones imperiales del sultanato. Atatürk mismo fue un ex comandante del regimiento que luchó en la campaña de Gallipoli. […]
[…] batalla de Galípoli, o batalla de los Dardanelos, tuvo lugar en la península turca de Galípoli en abril de 1915, […]