La Resolución 2797, adoptada por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas el pasado 31 de octubre, es una puñalada trapera en las esperanzas y reivindicaciones del pueblo saharaui. La resolución insta a las partes —Marruecos y el Frente Polisario— a retomar negociaciones sin condiciones previas, en presencia de los países vecinos, Argelia y Mauritania, que desempeñan un papel esencial en la estabilidad regional, pero ya no sitúa el referéndum como el desenlace natural del proceso, sino como una de las posibles opciones dentro de un marco negociado más amplio. Además, reconoce expresamente que el plan de autonomía propuesto por Marruecos constituye una base seria, creíble y realista para resolver el conflicto, formulación inédita hasta la fecha. De este modo, la ONU legitima por primera vez un modelo que, según Rabat, preserva la soberanía marroquí al tiempo que concede amplias competencias de autogobierno al territorio. Por cierto, recordemos que, en un acto miserable, el plan propuesto por Marruecos fue apoyado por gobierno español a cambio de… -podéis completar la frase vosotros mismos-. Cuando se cumplen 50 años de aquella vergüenza, esta es la historia de una Marcha Verde (por el color del Islam) que realmente fue una Marcha Negra (por el resultado para el pueblo saharaui).

Campamento saharaui

En el año 1974, al auspicio de Naciones Unidas, España decide celebrar un referéndum en el Sáhara Occidental (provincia número 53, que no colonia) para la autodeterminación del pueblo saharaui . Marruecos, temeroso del resultado del referéndum, solicita el amparo de la Asamblea General de las Naciones Unidas para que no se celebre. Trata de equiparar el caso con la descolonización del Sidi Ifni y su devolución a Marruecos.

Naciones Unidas consulta a la Corte Internacional de Justicia:

  • ¿Era el Sáhara Occidental en el momento de su colonización por España un territorio sin dueño (terra nullius)?
  • ¿Qué vinculos jurí­dicos existí­an entre el Sáhara Occidenteal y el Reino de Marruecos y el complejo mauritano?

El 16 de octubre de 1975 la Corte Internacional de Justicia resolvió (texto í­ntegro, caso 61, pag. 146):

  • Por 13 votos contra 3 se determinó que en el momento de su colonización por España no era un territorio sin dueño.
  • Por 14 votos contra 2 se determinó que existí­an ciertos ví­nculos de subordinación y de derechos sobre tierras entre algunas tribus que habitaban en el Sáhara Occidental y el Sultán de Marruecos, pero NO existí­an vinculos de soberaní­a entre el el territorio del Sáhara Occidental  y el Reino de Marruecos o el complejo mauritano.

La conclusión es que se debí­a celebrar el referéndum.

El Sultán de Marruecos, Hassan II, lo interpreta de otra forma. Se queda con «existí­an ciertos ví­nculos de subordinación y de derechos sobre tierras entre algunas tribus y el Sultán de Marruecos» pero se olvida de «NO existí­an ví­nculos de soberaní­a entre el territorio del Sáhara Occidental y el Reino de Marruecos o el complejo mauritano» y de «en el momento de su colonización por España no era un territorio sin dueño» (los dueños eran los saharauis). Según su versión, la Corte del Tribunal de Justicia ha reconocido que el Sáhara Occidental es marroquí­ desde «la noche de los tiempos».

El mismo dí­a, 16 de octubre de 1975, Hassan II convoca una marcha para ocupar «lo que es nuestro» (Marcha Verde):

» tenemos que iniciar una marcha verde desde el Norte de Marruecos hacia el Sur y del Este al Oeste. Tenemos, querido pueblo, que levantarnos como un solo hombre, con orden y organización para dirigirnos al Sáhara y encontrarnos con nuestros hermanos allí­«

Parece ser que esta marcha estaba preparada mucho antes de que resolviera la Corte Internacional de Justicia y que fue apoyada o financiada por EEUU debido a unas desavenencias con España por las minas de fosfatos de la zona. Tratando de forzar a España para negociar la entrega del Sáhara Occidental, unos 350.000 civiles fueron reclutados en pueblos y aldeas marroquíes, entre las capas más pobres y míseras de la sociedad marroquí, y lanzados contra la frontera norte del Sáhara portando banderas marroquíes, fotografías del rey y ejemplares del Corán en la mano, en una puesta en escena orientada no solo hacia la frontera, sino hacia los fotógrafos y las cámaras que cubrirían el acontecimiento.

El nombre Marcha Verde sintetizaba el mensaje: la reivindicación no era militar ni geoestratégica, sino religiosa y popular. Un pueblo movido por una causa espiritual, no un ejército invadiendo territorio. La operación, en realidad, estaba escoltada y protegida por unidades militares marroquíes, pero el protagonismo recaía en la multitud. Era, sobre todo, una trampa moral. Si España disparaba, serían civiles quienes morirían. El Estado Mayor marroquí había calculado que un número elevado de bajas civiles provocaría una condena internacional devastadora. El propio plan contemplaba la posibilidad de sacrificar vidas para obtener un efecto político: «El Estado Mayor de Rabat había calculado en 30.000 el número de bajas civiles para conmover a la opinión mundial».

Franco está en las últimas y el Régimen se debilita. Por un lado, se defiende el referéndum de autodeterminación en Naciones Unidas y, por otro, se mantení­a conversaciones «secretas» (el 22 de octubre de 1975, el Ministro del Movimiento, José Solí­s, se entrevista con Hassan II en Rabat) para negociar la entrega del Sáhara Occidental. Cuando Fernando Martí­nez Laí­nez levantó la liebre, los militares y los propios saharauis se sintieron traicionados.

El 2 de noviembre, Don Juan Carlos visita El Aaiún para tranquilizar tanto a militares como saharauis: «España saldrá de este lance con honor» (¿?). El 6 de noviembre se inicia la marcha. El Consejo de Seguridad insta a Marruecos a detener la invasión, pero Hasán II sabe que cuenta con el veto de EEUU y sigue con su plan. El 9 de noviembre la Marcha Verde se detiene y el 14 de noviembre se firman los Acuerdos de Madrid por los que España cede la administración del Sáhara a la Yemaá Saharaui, Marruecos y Mauritania:

En Madrid, a 14 de noviembre de 1975 y reunidas las delegaciones que legí­timamente representan a los Gobiernos de España, Marruecos y Mauritania, se manifiestan de acuerdo en orden a los siguientes principios:

1) España ratifica su resolución -reiteradamente manifestada ante la ONU- de descolonizar el territorio del Sáhara Occidental poniendo término a las responsabilidades y poderes que tiene sobre dicho territorio como Potencia Administradora.

2) De conformidad con la anterior determinación y de acuerdo con las negociaciones propugnadas por las Naciones Unidas con las partes afectadas, España procederá de inmediato a instituir una Administración temporal en el territorio en la que participarán Marruecos y Mauritania en colaboración con la Yemaá y a la cual serán transmitidas las responsabilidades y poderes a que se refiere el párrafo anterior. En su consecuencia, se acuerda designar a dos Gobernadores Adjuntos, a propuesta de Marruecos y Mauritania, a fin de que auxilien en sus funciones al Gobernador General del territorio. La terminación de la presencia española en el territorio se llevará a efecto definitivamente, antes del 28 de febrero de 1976.

3) Será respetada la opinión de la población saharaui, expresada a través de la Yemaá.

4) Los tres paí­ses informarán al Secretario General de las Naciones Unidas de lo establecido en el presente documento como resultado de las negociaciones celebradas de conformidad con el artí­culo 33 de la Carta de las Naciones Unidas.

5)  Los tres paí­ses intervinientes declaran haber llegado a las anteriores conclusiones con el mejor espí­ritu de comprensión, hermandad y respeto a los principios de la Carta de las Naciones Unidas, y como la mejor contribución al mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales.

6) Este documento entrará en vigor el mismo dí­a en que se publique en el Boletí­n Oficial del Estado la «Ley de Descolonización del Sahara», que autoriza al Gobierno español para adquirir los compromisos que condicionalmente se contienen en este documento.

CARLOS ARIAS NAVARRO, AHMED OSMAN, HAMDI MOUKNASS

España abandonó a su suerte al pueblo saharaui. Los saharauis pasaron de ocupar la provincia española número 53 a una ocupación militar marroquí­.

El 27 de febrero de 1976 en la población saharaui de Bir Lehlu, el Frente Polisario proclamaba la República Árabe Saharaui Democrática (R.A.S.D.) y emprendió una guerra de liberación del territorio contra Marruecos, que había ocupado el norte, y Mauritania, al sur. Atrapados por la tenaza polí­tica y militar marroquí­ y mauritana, se produjo la huida masiva de población civil saharaui. Fueron perseguidos por los medios mas brutales e inhumanos y el resultado fue la guerra y el exilio para las dos terceras partes de la población. Se establecieron en campamentos en la desértica región argelina de Tindouf. El pueblo saharaui quedaba dividido entre aquellos que viví­an dentro de los territorios ocupados por Marruecos y quienes lograron huir para establecerse en los campamentos de refugiados. El 5 de agosto de 1979 Mauritania, derrotada, firmó la paz con el Frente Polisario renunciando a sus pretensiones en el territorio. Marruecos aprovechó esta circunstancia e invadió la totalidad del Sahara Occidental. Además, para evitar las incursiones del Frente Polisario y también la vuelta de los refugiados, Marruecos construyó un conjunto de muros defensivos de más de 2720 km en el territorio ocupado.

En 1991 Marruecos y el Frente Polisario firmaron un alto el fuego. La ONU estableció la Misión de Naciones Unidas para el referéndum en el Sahara Occidental (MINURSO) con la finalidad de vigilar el alto el fuego y de organizar el referéndum de autodeterminación para febrero de 1992. Marruecos fue aplazando la convocatoria del referéndum mediante apelaciones en las que pedía que los colonos marroquí­es instalados en la zona durante los últimos años (que ya son mayorí­a) tengan derecho a voto. Con ello se garantizaba un resultado favorable para sus intereses.

En enero de 2000 se completó el nuevo censo, pero de nuevo los desacuerdos entre Marruecos y el Frente Polisario impidieron la celebración del referéndum. Ese año, Marruecos expresó su intención de negociar con el Frente Polisario la concesión de cierta autonomía al Sahara Occidental, pero cerrando la puerta a cualquier referéndum. En enero de 2003, el enviado especial de la ONU, el antiguo secretario de estado estadounidense James Baker, se entrevistó con representantes de ambas partes proponiéndoles una programa (Plan Baker II) que incluía una amplia autonomía del Sahara Occidental dentro de Marruecos como fase previa a la celebración de un referéndum sobre el estatus final del territorio en un plazo de cuatro años. Tanto Marruecos como el Polisario rechazaron la propuesta en marzo. No obstante, el Frente Polisario cambió de opinión en julio, aceptando el plan. No así Marruecos, que seguía manteniendo la marroquinidad del Sahara y su rechazo a la opción de la independencia.  El mandato de la MINURSO se prolongó hasta el 30 de abril de 2005, pero sin ninguna solución a la celebración de ninguna consulta. Mientras tanto, los refugiados saharauis siguen en el desierto argelino, fundamentalmente en los campos de refugiados de la provincia de Tindouf.

Y llegamos a la propuesta de 2007, base de la resolución de la ONU, presentada al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, en la que Rabat estaba dispuesto a ceder competencias en los ámbitos administrativo, económico, fiscal, infraestructuras, explotación de recursos, culturales y medioambientales. Mientras tanto, el Estado marroquí tendría jurisdicción exclusiva en materia de soberanía como la bandera o la moneda nacional, cuestiones religiosas, constitucionales y que tengan que ver con la figura del rey, seguridad nacional, defensa, integridad territorial, relaciones exteriores y poder judicial del reino. Los saharauis estarían representados en el Parlamento y otras instituciones nacionales. No hay que ser un lince para darse cuenta de que es una propuesta de negociación de un estatuto de autonomía, que además de partir de una premisa contraria a la legalidad internacional (como que el Sahara Occidental forma parte de Marruecos), constituye una grave regresión respecto a los anteriores proyectos de autonomía presentados en materias tan importantes como la organización del poder, el censo, el referéndum, los recursos naturales o los derechos humanos.

Marruecos, en una brillante campaña de marketing, manipulación e interpretación de los textos ha conseguido inclinar la balanza a su favor y en contra del futuro de niños como ellos.

Fuentes: Documentos RNE «Bidanis en el laberinto de la arenas» (mp3), Sahara Libre, Sadicum, Hablemos del Sahara

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