Protágoras de Abdera fue un sofista griego, experto en retórica que recorría el mundo griego cobrando elevadas tarifas por sus conocimientos acerca del correcto uso de las palabras. Platón lo denominó como «sofista profesional» (el uso de las palabras para tener éxito).
Tal fue su éxito que incluso creó una Escuela de sofistas en la que sacaba pingües beneficios de sus enseñanzas. No sabemos el motivo pero admitió a Enatlus, un joven sin recursos, bajo su tutela para instruirle en el arte de las palabras. Como Enatlus no podía pagarle firmaron un acuerdo por el que el joven pagaría sus clases cuando hubiera ganado el primer caso.
Enatlus fue un brillante alumno y terminó su enseñanza sin ningún problema, pero viendo que el mundo del comercio era más lucrativo dejó de lado la abogacía con el lógico enfado del maestro. Éste le recordaba continuamente la deuda contraída y el alumno le respondía:
¡Después de que gane mi primera causa, maestro!
Protágoras se cansó de esperar y lo llevó a los tribunales. Antes de iniciarse el proceso, Protágoras tomó la palabra:
¡Señores jueces! ¡O yo gano o yo pierdo esta causa!
Si gano deberá pagarme porque la sentencia es a mi favor; si pierdo, deberá pagarme, igualmente, porque ha ganado su primera causa, según lo establecido en nuestro acuerdo.
Enatlus estaba perdido… pero demostró que había sido un buen discípulo. Tomó la palabra y, utilizando los argumentos del maestro, dijo:
¡Señores jueces! ¡O yo pierdo o yo gano esta causa!
Si pierdo, no debo pagar nada pues perdí mi primera causa, según el acuerdo establecido; y si gano, tampoco deberé pagar nada porque la sentencia es a mi favor.
Esta «guerra de sofistas» dejó a los jueces desconcertados y fueron incapaces de dictar sentencia.
Fuente: Matemática divertida y curiosa – Malba Tahan Imagen: FiloPsico
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Es evidente que por aquel entonces pensar no estaba tan mal visto como ahora. Qué nivel, Maribel… Pantoja. Te dejo, que me voy a ver a su ex-novio en Telecinco 🙂
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Curioso caso, claro que el maestro esperaba su paga (quizas es el primer caso de beca con reembolso) pero amboos usaron el mismo argumento solo que aplicado a cada causa. Con razón era de dificil solución. Un fuerte abrazo
El caso en el que los jueces no supieron dictar sentencia –> http://bit.ly/9Nhmxq
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Difícil decisión cuando los dos llevan la razón, convirtiéndose en un imposible ser objetivo. Solo queda tomar partido.
Un beso.
Un alumno aplicado ¡si señor! jejeje.
Un beso enorme
RT @senovilla_jfs: RT @jsanz: El caso en el que los jueces no supieron dictar sentencia http://bit.ly/c8dZjp
RT @jsanz: Nueva historia!!!:: El caso en el que los jueces no supieron dictar sentencia http://bit.ly/94lKyF
RT @jsanz: El caso en el que los jueces no supieron dictar sentencia http://bit.ly/c8dZjp
El valor de la palabra…¿Hablábamos de Goebbels el otro día?
El problema es cuando todo se reduce a la palabra y nada a los hechos…fuegos de artificio…y no sé de qué me estoy acordando en estos momentos
Lo que está claro es que los dos eran maestros en el manejo de la palabra y en el discurso retórico.
Hoy les diríamos que son unos liantes.
Salu2
RT @jsanz: El caso en el que los jueces no supieron dictar sentencia http://bit.ly/c8dZjp
La solución me parece muy fácil, basta con no mezclar los tiempos.
Este caso debería ganarlo el alumno: no paga porque aún no ha ganado ningún caso.
Después, y solo después, el profesor podría volver a «demandarle», ahí sí, diciendo que el alumno ya ha ganado su primer caso y debe pagarle.
Y ese segundo caso debería ganarlo el profesor.
Saludos
Güimi
http://guimi.net
El autor de los primeros textos dadá, fue el escritor Hugo Ball, y al hilo del post que hoy lanzas recogo el comentario de Jean Arp sobre el orígen de la palabra Dadá (Dadaísmo, movimiento cultural que surge hacia 1916). Pues bien, decía así: «Afirmo que Tristán Tzara fundó la palabra el 9 de febrero de 1916, a las seis de la tarde. Estaba presente con mis doce hijos cuando Tzara pronunció esa palabra que nos llenó de justificado entusiasmo. Estoy convencido de que esa palabra no tiene importancia, y que sólo los imbéciles o los profesores españoles pueden interesarse por las fechas».
Es curioso, pero siglos después, y puede que hoy más que nunca, nos aferramos a la palabra, confiamos en la palabra, tenemos en cuanta la palabra da…
En fin, que quizás sería el momento de pasar a los hechos.
Pido perdón por extenderme tanto.
Un saludo
@Froilán, hay un dicho popular que reza «mucho ruido y pocas nueces» y otro de los indios norteamericanos que, más o menos, decía «menos truenos en la boca y más rayos en las manos».
Un abrazo
@guimi, si no paga por no ganar, todavía, ningún caso la sentencia es a su favor y ya ha ganado uno.
No es tan fácil
Muy astuto el aprendiz 😉
qué peligro tienen los que dominan el arte de las palabras…
Un abrazo!! 🙂
Hay que cuidarse muy mucho de los piquitos de oro. Te lían, te envuelven y, como te descuides, te quitan hasta los calzoncillos. Hay cada tunante por ahí…
[…] El caso en el que los jueces no supieron dictar sentenciahistoriasdelahistoria.com/2010/06/16/el-caso-en-el-que-los-j… por gbwam hace pocos segundos […]
@Yomisma77, @Domingo, me acuerdo ahora de los charlatanes que iban vendiendo por los pueblos. Tenían que tener mucha labia para que la gente «picase».
Salu2
Resumiendo y mi coloquial intelecto, jajaja, yo diría
«arrimar el ascua a su sardina» ¿o no?
Besos
Nela
Existía la aspirina en aquella época?Lo digo para los jueces….
Un saludo.
@Nela, cada uno utilizaba sus armas.
@sagitaire17, un verdadero jaleo.
Salu2
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RT @jsanz: El caso en el que los jueces no supieron dictar sentencia http://bit.ly/c8dZjp
El caso en el que los jueces no supieron dictar sentencia http://t.co/GdoV3Lcj vía @jsanz
@guimi: Touchè. De todas formas, es un buen dilema.
¡Amigo! Pero uno no puede ser juzgado dos veces por el mismo delito. Lo inteligente habría sido denunciarle… por otro motivo, cuanto más infundado, mejor.
Qué grandes, aunque creo que debe pagar a su maestro, aunque solo fuera por lavar su imagen.
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[…] >> extraído de: http://historiasdelahistoria.com/2010/06/16/el-caso-en-el-que-los-jueces-no-supieron-dictar-sentenci… […]