Aunque dicen que para gustos los colores, creo que habrá una gran mayoría que aceptaremos a George Clooney como un referente de un hombre guapo o hermoso. Pues el trono de San Pedro también lo ocupó alguien que se consideraba tan guapo como el actor estadounidense, y no fue otro que Pablo II.
En el cónclave de 1464, mientras los cardenales estaban reunidos para la elección del nuevo Papa, los desórdenes y el pillaje se extendían por toda Roma. Tal y como estaban las cosas, no era cuestión de demorar la elección y en la primera votación se eligió Papa a Pietro Barbo. Éste, que se debía considerar un adonis, decidió elegir el nombre de Formoso II (Hermoso). Los cardenales, en este ocasión con muy buen juicio, le convencieron para que no eligiese aquel nombre que sonaba demasiado vanidoso y podría caldear los ánimos. Al final, tomo el nombre de Pablo II. Gustaba vestir con ropas suntuosas -dicen que con muy buen gusto-, adornó la tiara papal con piedras preciosas, se convirtió en ave nocturna… un Papa muy coqueto. Aquellas decisiones no gustaron al pueblo y, para suavizar la tensión existente y desviar la atención de su figura, en 1467 convirtió los carnavales en una celebración multitudinaria.
Tras el Carnaval («carnem vale«, adiós a la carne, y no «en carnaval todo vale» como algunos «traducen») comienza la Cuaresma, el periodo de ayuno y abstinencia. Así que debió pensar que mejor despedir a «la carne» por todo lo alto con grandes banquetes y verbenas amenizadas por orquestas de fiestas de pueblo en las que la gente se disfrazaba «manteniendo el buen orden y la decencia en todos los sentidos» (harto difícil si se come y se bebe como si no hubiese un mañana). Y para que no decayese la diversión, también había carreras de muchachos, asnos, caballos… (y dicen que incluso de judíos).
Por otra parte, hizo algunos ajustes de la ingente cantidad de asalariados que tenía bajo sus órdenes. Este ERE eclesiástico marcaría la historia de su muerte. Hasta nuestros días llegan dos versiones: la primera, que murió de una indigestión en alguno de sus pantagruélicos banquetes y, la segunda, que sufrió un infarto mientras era sodomizado por un amante -esta versión parece que está escrita por algún cronista que sufrió en sus carnes el ERE-.
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