La joyería, independientemente de los materiales que usaran en cada época, ha tenido un papel muy importante en la sociedad, y en la Edad Media empezará a tener relevancia en el comercio internacional.

En primer lugar, la joyería era una forma de mostrar el estatus y la riqueza en la sociedad medieval. Las joyas de oro, plata, piedras preciosas y perlas eran consideradas como símbolos de riqueza y poder, y su exhibición pública podía ser una forma de demostrar el estatus social de una persona. Además, la joyería del Medievo también tenía protagonismo en la cuestión religiosa, ya que se utilizaba para la elaboración de objetos litúrgicos y reliquias -lo de que tuviesen o no poderes mágicos y curativos queda a voluntad del propio lector-. Eran un elemento clave en la liturgia y la devoción religiosa, y formaban parte de procesiones, rituales y ceremonias.

La moda también jugó un papel importante en este campo, sirviendo las joyas como complemento de la indumentaria medieval y viendo reflejadas en su diseño las tendencias de la época. Los nobles y los miembros de la corte a menudo llevaban joyas extravagantes y elaboradas, mientras que los campesinos y los artesanos usaban (si podían) algunas más simples y asequibles.

Los talleres de joyería de la época utilizaban materiales preciosos y mediante elaboradas técnicas y ciertas habilidades propias de estos artesanos producían piezas de alta calidad.

Técnicas usadas

Estos son algunas de las técnicas más utilizadas para trabajar estos materiales:

  1. Técnicas de fundición: la fundición era una técnica común para la elaboración de joyas de metal. Se utilizaba para crear piezas más grandes y complejas, como coronas y broches.
  2. Técnicas de filigrana: la filigrana es una técnica en la que se usa hilo de metal para originar patrones intrincados y delicados. Era una técnica popular en la joyería medieval y se empleaba para hacer pendientes, anillos y otros adornos.
  3. Técnicas de engaste: el engaste es la técnica de colocar piedras preciosas en la joyería. Los engastes podían ser simples o elaborados, y se utilizaban para realzar la belleza y el valor de las joyas.
  4. Técnicas de grabado: el grabado es la técnica de tallar diseños en la superficie de la joya. Se empleaba para hacer patrones y diseños intrincados en la joyería, y para personalizar las piezas con las iniciales o el escudo de armas del propietario.

¿Cuáles eran los materiales que más se utilizaban durante esta época?

Se emplearon diversidad de materiales, entre los que se incluían los metales preciosos, piedras preciosas, vidrio, esmalte y perlas. Los metales preciosos más usados en la joyería fueron el oro y la plata, y a menudo se combinaban con otros metales como el cobre para crear aleaciones más duraderas. El oro se extraía en Europa, pero también se importaba de Asia y África, y se utilizaba en forma de hojas y láminas para la decoración de objetos religiosos y coronas reales. La plata era más común y se empleaba para producir joyas para la nobleza y la burguesía.

En lo referente a las piedras preciosas más trabajadas por los maestros joyeros fueron el diamante, el zafiro, el rubí, la esmeralda y la amatista, que se importaban de lugares como Persia, India y Sri Lanka. Estas piedras se engastaban en anillos, pendientes, collares y broches, y a menudo se combinaban con oro y plata para generar diseños intrincados.

El vidrio y el esmalte se usaron para crear piezas de joyería de colores brillantes, como pendientes y broches. Estos materiales se fundían en hornos y se aplicaban a la joya en capas, a menudo con diseños intrincados y elaborados.

Por último, las perlas eran muy valoradas en esta época y se empleaban en collares y pendientes. Las perlas naturales eran muy escasas y se importaban de los ríos y mares de Asia, mientras que las perlas de imitación se producían a partir de materiales como la cera de abejas.

Artesanía y comercio

La joyería era una forma de arte y artesanía muy valorada, y su comercio era un elemento importante del comercio internacional. Los talleres de joyería eran comunes en las ciudades y pueblos medievales, y los artesanos a menudo trabajaban en colaboración con otros, como los orfebres y los plateros, para crear piezas más grandes y complejas. Los comerciantes viajaban largas distancias para comprar y vender joyas, y las rutas comerciales se expandieron para incluir lugares tan lejanos como Asia y África. Los joyeros también trabajaban en estrecha colaboración con los banqueros y los cambistas, llegándose a utilizar estas piezas como medio de pago por los servicios prestados y como símbolo de amistad, cuando las regalaban los reyes o la nobleza.

Colaboración de Luis Domenech de Dimateria