Como ya sabéis que me gustan los viajes en tiempo, os propongo trasladarnos hasta los desiertos, los ríos, las selvas, las estepas y las llanuras de Asia, que albergaron algunas de las civilizaciones más representativas de toda la historia, para visitar 6 castillos en ruinas. Vale, vale, ya sé que para ver estos castillos no hace falta viajar en el tiempo, es suficiente con cargar la mochila, tirar de Google Maps para localizarlos y desplazarse hasta allí -cuando se pueda-. Pero es que  en este viaje que os ofrezco,  gracias al trabajo de diseñadores y arquitectos, que han creado una serie de renders arquitectónicos y animaciones de reconstrucción, sabremos exactamente cómo eran en su época estas maravillas arquitectónicas del continente asiático. ¿Me acompañáis?

Castillo de Alamut (Irán)

Esta fortaleza, construida a mediados del siglo IX, fue  tomada en 1090 por los seguidores de Hassan-i Sabbāh, el mítico Viejo de la Montaña, quien estableció allí su base de operaciones.  Sus enemigos los llamarán despectivamente hashashin (fumadores de hachís), palabra que ha pasado al castellano como asesino, y ello porque los miembros de esta secta, cuando iban «fumaos», perpetraban asesinatos políticos, hasta el punto de que a pesar de su escaso número aterrorizaron durante siglos a los gobernantes de la zona. A mediados del siglo XIII los mogoles arrasaron el lugar.

El Antiguo Palacio de Verano (China)

El Yuanming Yuan, conocido en el mundo occidental como el Antiguo Palacio de Verano, no era un solo edificio, sino un complejo de 3,5 kilómetros cuadrados de palacios, lagos, jardines, torres y esculturas. El orgullo de la dinastía Qing. Fue destruido en gran parte por las fuerzas británicas y francesas en represalia por la muerte de un enviado británico durante la Segunda Guerra del Opio.

Castillo de Hagi (Japón)

La derrota de Ishida Mitsunari frente a Tokygawa Ieyasu en la batalla de Sekigahara (1600), que provocó un cambio radical en la distribución de los feudos de Japón, supuso para Mori Terumoto, aliado de Mitsunari, la pérdida de dos terceras partes de sus territorios. Así que, no le quedó más remedio que trasladar su capital lejos de sus enemigos. El lugar elegido fue  la pequeña ciudad costera de Hagi, donde construyó el castillo en 1604. A pesar del poderío del  Shogunato Tokugawa, el castillo continuó bajo el control de los Mori hasta 1874, cuando fue desmantelado durante la Restauración Meiji. ​

Ciudadela de Ghazni (Afganistán)

Fue construida en el siglo XIII alrededor de la ciudad de Gazni para formar una ciudad amurallada. La ciudadela, con 45 metros de altura, dominaba todo el horizonte. Al ex esclavo Sebüktigin se le concedió el cargo de gobernador de Ghazni en 977, pero rápidamente se rebeló contra sus señores para fundar el Imperio Ghazni. La negligencia, la guerra y el clima han dañado gravemente la ciudadela de  Ghazni, y 14 de sus 32 torres originales se han derrumbado, una recientemente en 2019.

Ghazni – James Rattray (1839-1942)

Fuerte de Raigad (India)

Aunque partes de la estructura se remontan al año 1030, Shivaji Maharaj amplió las ya impresionantes fortificaciones de Raigad. Shivaji fue coronado chhatrapati -un equivalente a emperador o monarca- en 1674 y estableció en Raigad la capital del Imperio maratha. En 1818 caería en manos de la Compañía Británica de las Indias Orientales.

La entrada principal del castillo está a 820 metros sobre el nivel del mar, y para llegar a ella hay que subir ¡¡¡1737 escalones!!! (hoy en día hay un teleférico).

Castillo Takeda (Japón)

Takeda se construyó en el siglo XV como un enclave estratégico para controlar el valle. Hideyoshi Toyotomi lo conquistó a finales del siglo XVI, durante su lucha por unificar y someter todo Japón. Akamatsu Hirohide fue el último señor del castillo y, aunque luchó del lado ganador de Tokugawa Ieyasu durante la batalla de Sekigahara, cometió un suicidio ritual tras ser acusado de haber provocado un incendio. El castillo fue abandonado poco después.

Debido a la niebla estacional que cubre el valle entre los meses de octubre y noviembre, algunas mañanas Takeda parece flotar sobre las nubes, por eso se le conoce como «el castillo en el cielo”.

Fuente: Budget Direct.