Fulvia, esposa de Marco Antonio, fue una mujer que se rebeló contra el rol que le atribuía la sociedad de Roma -el de mera comparsa- y que jugó un papel importante en las decisiones de su propio marido -igual que en sus dos anteriores matrimonios- y, por tanto, del segundo triunvirato que gobernó Roma (Marco Antonio, Octavio y Marco Emilio Lépido). Mientras Marco Antonio estaba en Egipto –concretamente en la cama de Cleopatra-, Octavio se estaba ganando el favor de los romanos y, lo que es peor, de las legiones que habían combatido con Antonio, pero Fulvia no se iba a quedar de brazos cruzados… utilizando sus armas de mujer -en este caso de mujer mala- consiguió que el hermano pequeño de su marido, Lucio Antonio, reclutase 8 legiones para enfrentarse a Octavio. Sus intenciones: llamar la atención de Marco Antonio obligándole a regresar a Roma -«arrancarlo de los brazos de aquella zorra«- y recuperar el poder perdido.
En el 41 a.C, y tras la ofensiva de Octavio, Lucio Antonio se replegó a la ciudad de Perusia (actual Perugia) esperando el regreso de su hermano y las negociaciones de Fulvia con las legiones acantonadas en la Galia… pero nadie llegó en su auxilio. Las tropas de Octavio sitiaron la ciudad y ante la dificultad de tomarla decidió rendirla por hambre. Durante los dos meses que duró el asedio, se produjo una batalla de SMS de época… los honderos -famosos eran los baleares- estuvieron lanzando proyectiles (de piedra o plomo) en los que grababan frases: «pete culum Octaviani» (para el culo de Octavio), «Luci Antoni calve, Fulvia, culum pandite» (Lucio Antonio calvo, Fulvia muéstranos tu culo)… y otras menos jocosas «Esureis et me celas» (aunque lo ocultéis os estáis muriendo de hambre).
Tras dos meses de asedio, en la llamada hambruna perusina, Lucio rindió la ciudad. Fluvia huyó a Grecia y Lucio fue exiliado con el compromiso de no volver a Roma. Cuando Marco Antonio regresó a Roma, culpó a su mujer de la guerra y se casó con la hermana de Octavio, Octavia la Menor, para demostrar públicamente su reconciliación con Octavio.
Fuentes: The New York Times, History of Information
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Es que hay mujeres de armas tomar…
Un saludo.
Y otras que toman las armas… 🙂
Un saludo
Pues como la Letizia de España, que acabará con la monarquía.
¿Los cuernos?
No sabía nada Marco Antonio….
Marco Antonio bastante tenía con cumplir con la Cleo…
!Toma¡ mensajes sin móvil, para que los leyeran, es genial.
Abrazo
Aunque la cobertura era muy buena… lo que podían alcanzar con la honda.
Un abrazo
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Lo que está claro es que los cuernos y las pasiones nunca pasan de moda..
Un beso
Son tan viejos como la propia humanidad…
Un beso
Es que estos romanos siempre fueron unos cornúpetos.
(Malditos Scipio brothers!)
Bienaventurados los vikingos que sus cuernos son postizos
Lo de los cuernos de los vikingos tiene más de leyenda urbana que de realidad… 🙂
[…] >> extraído de: http://historiasdelahistoria.com/2013/01/17/los-cuernos-que-provocaron-una-guerra-civil-en-roma […]
Muy bueno el artículo, me fascina la historia, ésta mujer no fue la única que hizo de las suyas, la lista es muy grande, por eso siempre tendrán un lugar en la historia, por que no todo fue malo.
Mujer Mala? Mala mujer? ¡Pero si aquel no hacia nada por andar en las mismas y nadie le llama hombre malo! XD en fin, salvo estos dejos, me gustan las historias.
[…] JAVIER SANZ — 17 ENERO 2013 […]