Crisipo de Soli, llamado «columna del Pórtico«, fue un filósofo griego del siglo III a.C. que recibió la influencia de la Nueva Academia y se convirtió en una de las principales figuras del estoicismo. Un erudito un poco arrogante –«si pensara que había alguien mejor que yo, me habría ido a que me enseñase»-, un maestro de la dialéctica y un escritor prolífico -se dice que no se acostaba ningún día sin haber escrito 500 líneas-. Escribió más de 705 tratados, de los que ninguno ha sobrevivido excepto algunos fragmentos citados en las obras de autores posteriores, como Cicerón, Séneca, Galeno o Plutarco.
Este pensador tuvo la brillante idea de darle de beber algún tipo de bebida alcohólica a un burro. Las consecuencias fueron que el pobre animal se emborrachó e intentó comerse unos higos. Esta rocambolesca situación le produjo tal ataque de risa a Crisipo que le provocó la muerte. Personalizó la frase «morirse de risa«.
Estimado Javier: Sé que el comentario es sobre un post algo antiguo pero creo debo decirte que con el tema «de los higos del cactus» deberíamos investigar un poco más a fondo ya que en época de Crisipo los cactus no estaban, ni estarían por los siguientes 1500 años en la cuenca del Mediterráneo porque son simplemente originarios de América.
Además el único cactus que tiene como fruto algo parecido al higo es el «peyote» que ése sí tiene
las propiedades que tú ya conoces.
Un saludo cordial
Alvaro Kröger (nativo de la ciudad que tuvo el honor de ser el Apostadero Naval Español del Atlántico Sur, Montevideo)
Tienes toda la razón, Eran higos, no higos chumbos.