Esta es la apasionante historia de Toloriu, un pequeño pueblo medieval de montaña de apenas quince habitantes emplazado en la comarca leridana de l’Alt Urgell, donde la leyenda sitúa el mítico tesoro del que fue soberano del Imperio Azteca, Moctezuma. La tradición se sustenta en la supuesta boda que hace más de 500 años emparejó a la princesa azteca María «Xipaguazin» Moctezuma con Juan de Grau, barón de Toloriu.

La realidad histórica nos ha legado que Hernán Cortés encontró el tesoro de Moctezuma. En palabras de Bernal Díaz del Castillo, testigo presencial…

[…] Pues estando que estábamos en aquellos aposentos, como somos de tal calidad, e todo lo transcendemos e queremos saber, cuando miramos adonde mejor y en más conveniente parte habíamos de hacer el altar, dos de nuestros soldados, que uno de ellos era carpintero de lo blanco, que se decía Alonso Yáñez, vio en una pared una como señal de que había sido puerta, que estaba cerrada secretamente se abrió la puerta: y cuando fue abierta, Cortés con ciertos capitanes entraron primero dentro, y vieron tanto número de joyas de oro e planchas, y tejuelos muchos, y piedras de chalchihuites y otras grandes riquezas, y luego lo supimos entre todos los demás capitanes y soldados, y lo entramos a ver […]

Hernán Cortés y Moctezuma

Pero aquel tesoro se perdió en la llamada Noche Triste y una de las hipótesis (¿?) lo sitúa en este pueblo. Según la leyenda, don Juan de Grau se embarcó con Hernán Cortés y, tras la conquista, intentó emparentar con una de las hijas de Moctezuma -recordemos que tuvo 28 vástagos-. Y lo hizo con la princesa Xipaguazin, a la que bautizó como María por la dificultad de pronunciar su verdadero nombre. Unos dicen que vía matrimonio, otras que fue un simple amancebamiento y, algunos, un rapto. El caso es que cuando don Juan de Grau regresó a su tierra, lo hizo con Xipaguazin, parte de su séquito y… ¿parte del tesoro? Ya en Toloriu, se alojaron en Casa Vima, propiedad del barón. Años más tarde, la princesa tuvo un hijo que fue bautizado el 17 de mayo de 1536 como Juan Pedro de Grau y Moctezuma, «legítimo heredero» de los títulos barón de Toloriu y emperador de México.

El 10 de enero de 1537 fallecía la princesa, pero se cree que poco antes había enterrado el tesoro compuesto por 132.000 pesos en oro y joyas de la época, que hoy se ocultarían en algún recóndito lugar de esta zona del Pirineo catalán. Casi cuatrocientos años más tarde, poco antes del comienzo de la Guerra Civil, la tumba de la princesa fue saqueada y destruida, y todo lo que queda hoy de ella es la placa colocada en el portal de la iglesia…

A la memoria de la princesa Xipaguazin Moctezuma, esposa de Juan de Grau, barón de Toloriu, muerta en el año 1537.

Placa Moctezuma

La placa, escrita en francés, está firmada  por los Caballeros de la Orden de la Corona Azteca de Francia y un tal Chevalier L. Vidal Pradal de Mir, que es, al parecer, uno de los nombres del  príncipe Guillermo III de Grau-Moctezuma, descendiente de Xipaguazin y de Juan de Grau.

Y para rizar el rizo, en 1934 unos aventureros alemanes compraron  por 3.000 pesetas todas las tierras que había alrededor de la llamada Casa Vima… buscando el tesoro. Hasta la fecha, nada de nada.

Con la colaboración de Javier Ramos de Lugares con Historia.