Hace unos 6 millones de años, el Mediterráneo fue escenario de un evento extraordinario conocido como la Crisis de Salinidad del Mesiniense. Durante este período, la conexión entre el mar Mediterráneo y el océano Atlántico se interrumpió debido al levantamiento tectónico en el estrecho de Gibraltar. Este aislamiento llevó a una evaporación masiva que transformó el Mediterráneo en un enorme desierto salino hasta el punto de dejar depósitos de sales que alcanzan hasta un millón de kilómetros cúbicos.
Fue una época de una crisis ambiental extrema en toda la región, que finalizó con una megainundación ocurrida durante el periodo Zancliense, hace cinco millones de años, debida a una entrada masiva de agua atlántica en la sedienta cuenca del Mediterráneo. Esta megainundación (la mayor inundación en la historia de nuestro planeta) se debió a una entrada masiva de agua atlántica en la sedienta cuenca del Mediterráneo. Sin esta reconexión con el océano Atlántico, no existiría el Mediterráneo tal y como lo conocemos. Los barcos no podrían haber cruzado esta vía acuática para abastecer las ricas culturas que han salpicado su litoral desde las primeras etapas de la civilización humana.
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