Si este año Correos  celebra su 300 aniversario, cuando en 1716 el Estado español asumió el servicio oficialmente y con competencias en todo el territorio, para encontrar el primer servicio postal de la historia como tal habría que retroceder hasta la antigua Roma.

Una consecuencia de la construcción de las vías romanas fue que agilizó enormemente las comunicaciones entre las diferentes provincias romanas y la urbe. Y aunque Julio César ya disponía de un grupo de jinetes que le servían de mensajeros, sobre todo para hacer llegar sus victorias a la capital, como tal sistema de servicio postal se estableció en tiempos del Imperio… era el cursus publicus.

Las “estafetas” de correos se establecieron en las ciudades más importantes y la red de este sistema de comunicaciones se extendió hasta allí donde llegaron las vías romanas. El uso de este servicio quedó restringido para correos oficiales y era financiado por las arcas del Estado. Las mutationis y las mansiones eran los puntos estratégicos donde podían cambiar de montura y debían estar preparadas con animales de refresco, veterinario, forraje, comida y alojamiento para satisfacer las necesidades del servicio. Además, al ser un servicio oficial y a diferencia de lo que ocurría con el resto de los viajeros que las utilizaban, para los carteros estos servicios eran gratuitos. Eso sí, para evitar los fraudes y evitar que los pillos -porque siempre los hubo- se aprovechasen del todo gratis, los carteros llevaban un diploma que los acreditaba como tales. Se estima que la distancia que podía recorrer un cartero al día era algo más de 80 kilómetros.

Mutatio

Como era un servicio tan restrictivo, de hecho el pueblo se tenía que conformar con hacer llegar las noticias con amigos o conocidos que partiesen de viaje, las familias más pudientes tuvieron que arreglarse con los tabellarii, los mensajeros privados. Tras las reformas de Diocleciano en el siglo IV, el servicio quedó dividido en dos secciones: el cursus velux, para el transporte rápido de correo, y el cursus clabularis, para mercancías pesadas y el viaje de los altos funcionarios. Este sistema de correos se mantuvo hasta el siglo VI en tiempos del Imperio bizantino.

Cursus Publicus sello

Sello italiano homenaje al primer servicio postal

Otra variedad de este sistema, introducida también por Diocleciano y “vestida” de correos personales, fueron los agentes in rebus. Carteros seleccionados personalmente por el emperador y adiestrados para… el arte del espionaje. Con inmunidad civil y penal, y bajo el paraguas del cursus publicus, tenían informado al emperador de todo lo que se cocinaba en el Imperio. En palabras del historiador del siglo VI Procopio:

[…] a fin de obtener la información más rápida sobre los movimientos del enemigo en cada territorio, sediciones o imprevistos en ciudades, y las acciones de los gobernadores y otros funcionarios de todas las partes del Imperio, y también con el fin de que los tributos llegasen sin peligro o retraso, los emperadores establecieron un servicio rápido de correos públicos (agentes in rebus).

Correos también emitió un sello representativo de aquel primer servicio postal en 1984 con motivo de la Exposición Mundial de Filatelia

Sello Correos Cursus publicus