Durante el siglo VIII, los europeos vieron como unas naves estrechas y largas arribaban a sus costas, de esas naves desembarcaban hombres rubios, tatuados, armados…. y con cascos sin cuernos ¿Quiénes eran estos hombres y de dónde procedían? Eran los vikingos, agricultores y comerciantes originarios de los territorios escandinavos que se echaron al mar en busca de territorios más fértiles y de un clima más benigno (es lo que tiene vivir en una zona geográfica de crudos inviernos y de terrenos difíciles de cultivar). En sus expediciones e incursiones, en las que igual comerciaban que saqueaban, alcanzaron el mar Negro, las costas eslavas, Inglaterra, Escocia, el Mediterráneo, Constantinopla e incluso saquearon Sevilla en el siglo IX durante una rápida incursión a través del río Guadalquivir a bordo de sus drakkar -navío de escasa quilla e impulsado mediante remos que les permitía navegar tanto en mar abierto como en ríos-. Crearon ducados y fundaron asentamientos permanentes en Islandia o Groenlandia, y otros que abandonaron posteriormente como los de Dublín o Terranova (actual Canadá).

Estas expediciones eran realizadas por los varones, las mujeres se quedaban en las poblaciones cuidando de la familia, de las granjas y protegiendo los territorios. Los hombres valoraban a las mujeres por esto, porque una mala gestión de la granja podría llevar a la economía familiar al desastre y a la hambruna. Existieron casos de mujeres que no se quedaron en casa y combatieron junto a los hombres, pero no era la norma general. Una de estas excepciones fue Lagertha (protagonizada en la serie Vikings por Katheryn Winnick).

Lagertha (protagonizada en la serie Vikings por Katheryn Winnick)

Lagertha (protagonizada en la serie Vikings por Katheryn Winnick)

El papel de la mujer en la sociedad vikinga era muy importante, ya que era el vínculo transmisor de las creencias y tradiciones a los futuros vikingos… eran el alma de la sociedad vikinga. Aunque ellas conocían el manejo de las armas para defender el hogar en ausencia de los hombres, las mujeres no podían portar armas. Más que una simple prohibición o un menosprecio a su valor o pericia, era una cuestión de honor y de protección hacia ellas. De esta forma, igual que un vikingo nunca atacaría a otro vikingo desarmado, hombre o mujer, se evitaba la tentación de que alguno lo hiciese. De hecho, si algún hombre se atrevía a hacerlo era apartado de la sociedad y considerado un apestado.  En cuanto a tareas cotidianas, se dedicaban a preparar la comida, al cuidado de la casa, a la recolección de alimentos, a preparar la granja, a cuidar de los animales y a fabricar toda la ropa para la familia.

El respeto con el que eran tratadas las mujeres también llegaba hasta el mundo del matrimonio e incluso en el tema del sexo -si una mujer libre era objeto de violación, el violador era condenado a muerte-. Las matrimonios eran concertados y suponían, más que la unión de dos personas, la alianza entre dos familias o clanes que, de esta forma, veían una oportunidad para aumentar sus riquezas y extender sus dominios. Lógicamente, lo normal es que los matrimonios se concertasen entre miembros de similar capacidad económica o poder, ya que ambos debían aportar una cantidad a la nueva «unidad de convivencia» ¡Cuántos vikingos de condición humilde habrán perecido echándose al mar en busca de riquezas para conseguir la mano de su amada!  Una vez dentro del matrimonio, lo que más puede sorprender teniendo en cuenta la época, es que en el mundo vikingo existía el divorcio… tanto el hombre como la mujer podían divorciarse alegando sus motivos ante testigos. Si era el hombre el que solicitaba el divorcio alegando, por ejemplo, infertilidad o mala gestión de la granja, recuperaba el precio pagado por la vikinga y se quedaba con la dote aportada por ésta, a la que no le quedaba más remedio que volver a la casa familiar con una mano delante y otra detrás; si por el contrario era la mujer la que lo solicitaba, recuperaba la dote y si la culpa el divorcio era imputable al vikingo (impotencia, malos tratos…) podía pedir la parte aportada por él. Así que, si hoy algunos matrimonios están unidos por la hipoteca, en tiempos de los vikingos quedaban unidos para evitar la ruina.

Con la colaboración de Antonio José Pérez Sánchez de EcoSpain
Fuente: The Valkyrie’s Vigil