Hoy en día tenemos pruebas arqueológicas más que suficientes como para poder afirmar que el ser humano lleva masacrando a su prójimo desde que bajó de los árboles y se puso a tirar piedras. Hemos encontrado restos humanos del Paleolítico acribillados a flechazos o a pedradas, e incluso al famoso Ötzi, la momia de los Alpes, parece que le hicieron un tatuaje profundo con una punta de flecha. Uno de los testimonios más antiguos donde se habla de una masacre, lo tenemos en una de las historias referidas al rey acadio Naram-Sin. Cuando se escribió la historia, siglos después de su reinado, se le recordaba como un gran conquistador al que no le temblaba la mano a la hora de despellejar vivo a un enemigo derrotado.
Según dicha historia, un extraño pueblo al que se denomina en las tablillas como “Umman-Manda” se estableció en las llanuras norteñas que hay entre los nacimientos de los ríos Tígris y Éufrates. Sabemos poco de ese misterioso pueblo. Su nombre aparece durante siglos, hasta la época de Ciro el Grande, y su uso parece referirse a un ejército de invasores que arrasaban con todo. Algo así como la leyenda de Atila y los hunos, para entendernos. Se supone que consistieron en varias migraciones de procedencia indoeuropea, o eso parece por los nombres de líderes que se han conservado. También se habla de que desde la época de Naram-Sin ya iban acompañados por animales grandes parecidos a los onagros, lo que hace que algunos investigadores los imaginen como originarios bien de Anatolia o más bien del Caspio, donde por la época acadia ya se había domesticado el caballo. El nombre acadio “Umman-Manda” se puede traducir como “ejército de Manda” o “multitud de Manda”. Seamos francos, es una forma como otra cualquiera de decir: “esa pandilla de okupas tocapelotas que vienen a quitarnos el pan sin ser invitados”.
Los sumeroacadios no los veían como seres humanos. Aunque esto nos resulte de lo más moderno, una de las reglas del genocidio consiste en negarle a la víctima la naturaleza de humano, como bien podrían decir judíos, armenios, tutsis, rusos, sioux, coreanos, chinos, indígenas australianos, y todos aquellos que han sufrido el exterminio alguna vez. El rey Naram-Sin decidió apuñalar a algunos para ver si eran mortales. Como se desangraron, se dictaminó su desaparición. El hecho de sangrar no hizo que se les viera como humanos normales y corrientes, sino que, simplemente, podían morir. Shakespeare y su personaje Shylock, se sentirían un tanto perplejos ante esa opinión del acadio (*). La decisión de Naram-Sin fue no dejar ni uno. Hizo matar a hombres, mujeres y niños sin compasión. Hay que advertir que los Umman-Manda se defendieron como fieras, y hasta las mujeres tomaron las armas, pero poco pudieron hacer contra los arcos acadios. El rey hizo apilar los cadáveres y quemarlos sin ceremonias religiosas, por no considerarlos humanos. Pero tiempo después otra invasión de Umman-Manda bajó del norte al mando de su rey y, esta vez, comenzaron a arrasar ciudades. Naram-Sin fue derrotado al intentar enfrentarse a ellos, y llegó a la práctica conclusión de que era mejor dejarles hacer a su gusto y que los dioses se encargaran de ellos.
A pesar de aquella terrible matanza con que fueron recibidos, los Umman-Manda siguieron reapareciendo a lo largo de los siglos, como ya dijimos la principio, siendo conocidos por los elamitas, asirios, babilonios e hititas, y se piensa que con el tiempo se establecieron y dieron origen al Imperio Medo. De ello se pueden deducir dos ideas: que a los “okupas tocapelotas” no siempre les van mal las cosas y que la mejor forma de acabar con Atila no es organizando una matanza.
(*) Si nos pincháis, ¿no sangramos? Si nos hacéis cosquillas, ¿no nos reímos? Si nos envenenáis, ¿no nos morimos? Y si nos ultrajáis, ¿no nos vengaremos?… – El Mercader de Venecia.
Colaboración de Joshua BedwyR autor de En un mundo azul oscuro
Información Bitacoras.com
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Me gusta la forma tan interesante que presentas la historia. No como un sin numero de actos torpes que dejan de gustar a los jóvenes sino, que nos la muestras con carácter critico y puesta de forma sencilla. Sigue adelante.
Puede referise al famoso Nemrod? Su origen estaria en la zona entre el rio Tigris y Eufrates (donde se inicio la vida, se supone).
No tiene nada que ver. Nemrod o Nimrod sería, según la tradición judía, el primer monarca de la historia, nieto de Noé y constructor, supuestamente, de la Torre de Babel. En la Lista Real Sumeria no aparece. El primer rey según la Lista Real Sumeria fue Alulim. Y el que podría estar en el puesto de nieto de Noé (Ziusudra) sería Nangishlishma, y según la lista no era pariente de Noé, aparentemente.
En la tradición sumeria el primer rey que parece ser constructor de zigurats (torre de babel) es Enmerkar, y no hay mucha seguridad de que en realidad los construyera. No hay constancia real de ningún zigurat hasta el de Ur-Nammu, al principio de la III Dinastía de Ur.
Sin embargo, todo este lío de nombres proviene de la propia Torah, y no de fuentes sumerias, de lo que se puede deducir que los rabinos judíos se hicieron la picha un lío y se lo inventaron todo después de oír tiros y no saber dónde.
Una posible indicación de esto está en el hecho de que la Torah dice que el fundador y constructor de la capital acadia, Agadé, fue ese mismo Nimrod. Según fuentes sumerias, Enmerkar (el Nimrod más posible de todos), llevaba muerto 500 años cuando se fundó Agadé, y esta ciudad la habría fundado Sargón de Akhad, y no Nimrud. Lo dicho, que los judíos se hicieron un lío.
Respecto al Naram-Sin del artículo, se trata del nieto de Sargón de Akhad y cuarto monarca del Imperio Acadio.
[…] El genocidio de los Umman-Manda hace 4500 años […]
en los que han sido masacrados te falto, los aztecas, no quiero joder, pero te faltó, saludos me gusta mucho como haces tu trabajo
Elamitas, babilonios, hititas, asirios y medos son todos pueblos con identidades étnicas muy diferentes y variados orígenes. La relación que das con los Umman-Manda es puramente geográfica, o estás sugiriendo una identidad común con y entre todos estos pueblos?
En la frase se ha escapado una palabra. La frase debía ser «… siendo conocidos por LOS elamitas…». O lo que es lo mismo, que los elamitas, hititas, etc etc, conocieron a los Umman-Manda y dejaron constancia documental de ello, y curiosamente utilizando para nombrarlos el nombre acadio. Otro asunto es los medos, que según algunos historiadores, pudieron ser el resultado de que una migración de Umman-Manda decidiera establecerse y expandirse en esa zona.
Por cierto, qué buen ojo tienes. Gracias por avisar de la errata 😀
[…] >> extraído de: http://historiasdelahistoria.com/2015/02/16/el-genocidio-de-los-umman-manda-hace-4-500-anos […]
Naram sin mandó apuñalar algunos…esto me recuerda cuando Cortes y los suyos, desde el palacio de Axacayátl, ven cómo los mensajeros de Cuauhpopoca suben las escalinatas del palacio de Moctezuma portando las cabezas de españoles y de caballos, con fines que poco se diferencian de los del rey súmero. Más parecido todavía, si se tiene en cuenta la conducta genocida de los aztecas con las otras parcialidades indígenas.
Muchas gracias Guillermo por compartir tan enriquecedora experiencia ?