A las 6 de la mañana del 19 de febrero de 1942, con temperaturas que rondaban los 30 grados bajo cero, sonaron las sirenas de un ataque aéreo y hubo un apagón generalizado. Sin apenas tiempo para reaccionar, un convoy de 3.500 soldados alemanes fuertemente armados entraba en las calles de Winnipeg, la capital de la provincia canadiense de Manitoba. Tropas canadienses y civiles locales trataron de hacerse fuertes en el Ayuntamiento y en el cuartel Fort Osborne, pero en apenas media hora tuvieron que rendirse y fueron llevados a un campo de internamiento en Lower Fort Garry, entre ellos el Alcalde John Queen, varios miembros de su consejo, el Jefe de policía George Smith, el asistente del gobernador de Manitoba Roland Fairbairn que se encontraba de visita, el párroco, los maestros… La radio local, tomada por los alemanes, informaba del avance de sus tropas, el bloqueo de los accesos a la ciudad… a las 8 se informó de la primera víctima de la invasión y a las 9,30 de la rendición de la ciudad.

Bandera nazi en Winnipeg

Un tanque controlaba Portage Avenue, la calle principal, los alemanes desplegaron sus tropas por toda la ciudad acosando a los ciudadanos, saquearon casas y tiendas, se quemaron libros y comenzaron el registro casa por casa en busca de los judíos. La Unión Jack fue reemplazado por una bandera nazi y la ciudad de Winnipeg fue renombrada como Himmlerstadt.

Quema libros Winnipeg

Los alemanes empapelaron las calles con las nuevas disposiciones que pasaban a conformar el cuerpo de leyes de aquel lugar:

  • Este territorio, bajo la jurisdicción de Coronel Von Erich Neuremburg, pasa a formar parte del Tercer Reich.
  • Toque de queda entre las 9:30 pm y el amanecer.
  • No se pueden reunir más de 8 personas en cualquier momento y lugar
  • Cada familia debe proporcionar alojamiento a 5 soldados.
  • Todas las organizaciones de carácter militar o seudomilitar quedan disueltas y prohibidas. Las organizaciones juveniles podrán seguir existiendo, pero bajo la dirección de un oficial alemán.
  • Todos los propietarios de automóviles, camiones y autobuses deben registrarlos en la sede de Ocupación y serán requisados por el ejército de ocupación.
  • Cada agricultor debe informar de todas las existencias de ganado y productos agrícolas, y no podrán ser vendidos excepto a través de la oficina del Kommandant de suministros.
  • Todos los emblemas, excluyendo la Esvástica, deben ser destruidos inmediatamente.
  • A cada habitante se le proporcionará una tarjeta de racionamiento, y la comida y la ropa sólo se podrán adquirir con la presentación de esta tarjeta.
  • Las siguientes infracciones serán castigadas con la muerte sin juicio:
    • El intento de organizar la resistencia contra el ejército de ocupación
    • Entrar o salir de la provincia sin permiso.
    • La posesión de armas de fuego.

Winnipeg

¿Cómo es posible que la bandera de la Alemania nazi ondease en una ciudad de Canadá?

Pues por una de las mejores campañas de marketing de la historia… para vender bonos de guerra. Canada ya había utilizado durante la Primera Guerra Mundial, y con bastante éxito, los bonos de guerra («bonos o préstamos de la Victoria«) como instrumento financiero para captar fondos privados, pero durante la Segunda Guerra Mundial no estaban teniendo la misma aceptación. Así que, las autoridades canadienses decidieron llevar la guerra y la ocupación nazi hasta su propio territorio para que la gente se hiciese una idea de lo que estaban ocurriendo… en versión simulacro. Fue el llamado The If Day (Si un día…)

Bajo la presidencia de John Draper Perrin, el Comité de Préstamos de la Victoria de Winnipeg, un rama regional del Comité Nacional de Finanzas de Guerra, organizó el simulacro. Siguiendo un guión elaborado previamente y un detallado plan que se iba transmitiendo por radio y mediante señales luminosas desde el edificio de la Cámara de Comercio se tomó la ciudad. Los soldados alemanes eran voluntarios del ejército canadiense y unos 300 veteranos de la Primera Guerra Mundial con uniformes alquilados en Hollywood. Lógicamente, y para que no hubiese ningún «accidente», la mayoría de la población, que no toda -más de uno se llevó un buen susto-,  sabía del simulacro y, como tal, actuaron. Los dos únicos heridos que hubo que atender fueron un soldado alemán que se torció un tobillo y una ama de casa que se se hizo un corte en un dedo durante el apagón.

The If Day terminó a las 5’30 de la tarde cuando se liberó a los presos y los miembros del comité organizador marcharon por Portage Avenue con carteles que decían «Esto no puede suceder aquí» y «Compra bonos de la Victoria«. Tras el desfile, autoridades y empresarios locales arengaron a los ciudadanos para que comprasen bonos y, finalmente, se celebró un banquete multitudinario para celebrar el éxito del simulacro. Sólo en las pocas horas que quedaban de aquel día, en Winnipeg se recaudaron 3,2 millones de dólares canadienses… hasta un total de 24 millones durante toda la campaña de captación. Un éxito rotundo si tenemos en cuenta que los objetivos marcados para toda la provincia de Manitoba era conseguir 45 millones durante toda la campaña y se consiguieron 60 (el 40% en Winnipeg). Aquel simulacro tuvo mucha repercusión en los medios y otros lugares copiaron aquello de «llevar la guerra a sus hogares».

If Day

Fuentes: The If Day, Manitoba Historical Society