Hoy en día la expresión ¡Manda huevos! se emplea como una coletilla de connotación negativa de aquello de lo que se está hablando. Algo así como: «tiene narices la cosa». Sin embargo, lo curioso de la expresión es su origen, que nada tiene que ver con su significado actual. Y esos huevos no tenían que ver con el alimento o los atributos masculinos; de hecho, no se escribía ni con ‘h’ ni con ‘v’, sino uebos. Sí, manda uebos. Tal como aparece recogido en el diccionario de la Real Academia Española (RAE), uebos es un arcaísmo, hoy en desuso, procedente del latín opus, que significa «necesidad» o «cosa necesaria». Es decir, manda huevos se utilizaba antiguamente para pedir algo necesario. Siendo más rigurosos, Manda uebos es la versión romance de Mandat opus!, expresión que se utilizaba en el ámbito jurídico y que significaba «la necesidad obliga». Fue a lo largo de la Edad Media cuando opus fue perdiendo su forma latina para convertirse en uebos.
Asimismo, como explica la Fundación del Español Urgente, «la homofonía con huevos es mera coincidencia, pero se aprovecha para intentar hacer más respetables las expresiones malsonantes. Incluso si la justificación que da fuera cierta, en la actualidad claramente se refiere a los genitales masculinos, con variantes como manda cojones y manda narices (así como tiene huevos, tiene cojones y tiene narices). Igualmente, utilizando la palabra huevo entendida como testículo, tenemos estar hasta los huevos; no tener huevos; hacer algo por huevos; tener los huevos por corbata o tocarse los huevos, entre otras. En todas las locuciones mencionadas el sustantivo puede sustituirse por cojones sin ningún problema.

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