El 1 de diciembre de 1955, en Montgomery (Alabama), Rosa Parks cogió el autobús para regresar a casa después de terminar su jornada laboral. Al subir, tomó asiento en la parte de atrás, en los lugares permitidos para los ciudadanos de color. A medida que el autobús recorría su ruta, comenzaron a faltar asientos y quedaron de pie algunas personas. Al darse cuenta de que había gente blanca de pie, el conductor paró el autobús para pedir a tres mujeres negras que se levantaran. Rosa Parks, cansada ya de ser considerada una ciudadana de segunda, se negó a hacerlo, y por ello fue arrestada y enjuiciada. Se convirtió en «la Primera Dama del Movimiento por los derechos civiles» en Estados Unidos.
El 2 de marzo de ese mismo año, y en la misma localidad, había ocurrido exactamente lo mismo. Claudette Colvin, una adolescente de 15 años, se había negado a ceder su asiento a una mujer blanca.
El conductor quería que dejase mi asiento a una persona blanca, y lo hubiera hecho si se hubiera tratado de alguien mayor, pero era una mujer joven […] yo permanecí sentada junto a la ventana.
Entonces, ¿por qué Rosa Parks se convirtió en el icono de la lucha por los derechos civiles y la historia de Claudette Colvin fue olvidada?
Retomemos la historia de Claudette. Cuando el conductor la amenazó con denunciarla si no se levantaba, la niña le dijo «he pagado mi billete y es mi derecho constitucional«. El conductor continuó su ruta hasta que se detuvo en una calle donde había una patrulla policial. Los oficiales se subieron al autobús, le tiraron los libros y la arrancaron del asiento. Claudette no hacía otra cosa que repetir una y otra vez «es mi derecho constitucional«. La esposaron en el coche patrulla y, en lugar de llevarla a un centro de detención para menores, la llevaron a un centro de reclusión para adultos. Allí permaneció tres horas, hasta que su madre y el reverendo de su comunidad pagaron la fianza. Tras ser puesta en libertad y ante el temor de que los supremacistas blancos intentasen agredir a la niña, los vecinos y amigos de la familia hicieron guardia en su casa durante varios días. Fue acusada de violar las leyes de segregación racial, resistencia a la autoridad y ¡¡¡agresión a un agente!!! Las protestas iniciales, sobre todo de compañeros de colegio, se fueron diluyendo con el tiempo… y nada cambió en Montgomery.
Meses después, se repetía la situación con Rosa Parks y, ahora sí, se organizaron protestas y un boicot general a los autobuses. En aquel momento, los líderes de la comunidad negra comenzaron a discutir la presentación de una demanda federal contra las leyes de segregación. El 13 de noviembre de 1956 la Corte Suprema de los Estados Unidos confirmaba la inconstitucional de las leyes de segregación. Rosa Parks y Martin Luther King se convirtieron en los estandartes de la lucha y Claudette… a Claudette se le negó su lugar en la historia.
Aquel verano de 1955 Claudette quedó embarazada de, según se dijo, un hombre blanco casado. Según sus palabras: «Hoy en día, lo llamarías violación, pero en aquel momento era lo que había. […] Cuando le dije a mi madre que estaba embarazada, pensé que iba a tener un ataque al corazón. Si le hubiera dicho a mi padre quién lo hizo, lo habría matado«. Ella nunca quiso desvelar quién la había violado. Cuando su hijo nació, tuvo que dejar el colegio y buscar trabajo. Montgomery no era el lugar adecuado para una madre adolescente de 15 años, soltera, negra, que se había enfrentado al poder establecido de los blancos y que «molestaba» a la comunidad negra. Aquella tragedia personal para ella determinó que la NAACP, acrónimo en inglés de la Asociación Nacional para el Avance de la Gente de Color, considerase que no era la persona idónea para abanderar el movimiento y decidieron esperar a la persona adecuada. En su defensa, argumentaron que «una adolescente soltera y embarazada habría sido extremadamente vulnerable para su causa«.
Dos años más tarde, Claudette cogía otro autobús. Esta vez, en dirección a New York, donde nadie la señalaría y, desde el anonimato, podría iniciar una nueva vida. Una nueva sí, pero igualmente complicada y difícil.
Cuando en 2009 se publicó su historia y le preguntaron por qué no se levantó…
No podía moverme, porque la historia me tenía pegada al asiento. Las manos de Sojourner Truth y Harriet Tubman [dos esclavas que huyeron y se convirtieron en iconos abolicionistas] sujetaban mis hombros e impedían que me levantase. […] Me sentí inspirada por estas mujeres.
Aun reconociendo el papel de Rosa Parks, a la que conocía desde la infancia y admira, y entendiendo que era la persona adecuada para abanderar la lucha («No creo que haya espacio para muchos iconos. Creo que la historia solo tiene espacio suficiente para ciertas personas«), le duele que su nombre permaneciese en el anonimato y, sobre todo, que, siendo una niña, después del arresto y el embarazo los líderes de la comunidad negra la olvidaron y la dejaron caer.
Fuentes: She would not be moved, Claudette Colvin Was First to Refuse Giving Up Seat on Montgomery Bus
[…] entrada Claudette Colvin, la Rosa Parks olvidada ¿intencionadamente? se publicó primero en Historias de la […]
Hola, Javier.
Tal vez tuviesen razón los líderes de la comunidad negra en lo de «una adolescente soltera y embarazada habría sido extremadamente vulnerable para su causa», pero, desde luego, lo hicieron muy mal con esa pobre chica. Se hubiese merecido tener su lugar en la Historia como Rosa Parks y otros porque fue tan valiente como aquélla. Encima de la tragedia que vivió el olvido más absoluto durante décadas. Qué bien… qué cruel es la vida en ocasiones.
Gracias por compartir el caso de Claudette Colvin. No lo conocía.
Un saludo histórico desde Oviedo.