En tiempos de la dictadura franquista, sobre todo en los primeros años de la posguerra, muchas cosas cambiaron en nuestro país, y una de ellas fue el «protocolo» de las comunicaciones. Cuando te dirigías a un organismo oficial por teléfono la respuesta de la telefonista era: «¡Arriba España! Dígame«, a lo que había que responder: «¡Arriba España!». Las peticiones/reclamaciones/solicitudes oficiales debían finalizar con : «Es gracia que espera alcanzar de Vd. cuya vida guarde Dios muchos años«. Sin esta coletilla se archivaban directamente en la papelera.
Y las cartas debían encabezarse con: «¡Arriba España! Saludo a Franco» y terminar con: «Por Dios, España y su revolución Nacional-Sindicalista«. Había que demostrar la afección «voluntaria y total» al nuevo régimen fuese como fuese. Es verdad que el propio régimen facilitaban muchas las cosas al poner en circulación sobres y postales patrióticos con grafismos referentes a Franco en los que ya se incluían estos eslóganes (junto a los sellos otro método más de propaganda política), pero si no se disponía de tarjetas o sobres patrióticos se escribían a mano los eslóganes de referencia. Cuando el volumen de correspondencia a enviar era elevado, como por ejemplo el caso de muchos comercios o empresas, se recurría a sellos de caucho que se estampaban en cartas y sobres.
Cuando alguien enviaba una carta o una tarjeta sabía que pasaría por la censura. Así que había que manifestar por todos los medios posibles que no se era desafecto al Movimiento Nacional, más aún si el destinatario era una persona de filiación política desconocida o un organismo oficial, y no digamos si el remitente o destinatario estaban en la cárcel. La censura, para que se le facilitase su trabajo, prefería el uso de postales o que se dejase el sobre abierto en el caso de las cartas. Pasado el riguroso examen se estampaba un sello con el texto «Censura Militar«. Para poder enviar mensajes y que la censura no se enterase había que ser muy original, como el caso de este dibujo de un recluso catalán enviado a su familia.
El autor aprovechó que el censor no entendía el catalán (lengua que estaba prohibida en la correspondencia de los presos) para manifestar algo así “Aquí no pasamos hambre sino muchísima hambre”. La palabra «gana» que en castellano significa «vence», en catalán significa «hambre», pero la palabra catalana «FAM» significa casi hambruna. La palabra “FAM” se forma con la letra F de la camiseta del primer corredor y con la terminación anzuelo en catalán, HAM.
Otra técnica, un clásico que de niños algunos utilizábamos, era escribir con zumo de limón que se hacía visible con calor. En este ejemplo se escribió desde la cárcel una postal con tinta visible, pero entre las líneas visibles se escribió con limón. En esas líneas ocultas se habla de “librarse de las manos de estos canallas” “lo peor del mundo”.
Y, lógicamente, en tiempos de la posguerra una constante fue la escasez. Así que hubo que improvisar y reciclar. En este imagen se puede ver un albarán reciclado en formato sobre y una partitura musical convertida en postal.
Correos cumple su 300 aniversario este 2016 y lo celebramos con una serie de artículos referidos al Servicio Postal y de Paquetería.
Fuente: Los años del miedo – Juan Eslava Galán, Cartas y Guerra Civil
Información Bitacoras.com
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«Es gracia que espera &c.» es una fórmula epistolar que se usaba antes de que los abuelos de Franco siquiera se conocieran.
Pues para cumplir 300 años (correos) no han conseguido mejorar mucho, a ver si en los proximos 300, mejoran algo.
Me conformo con que no empeoren.
En aquella época la gente normal sabía expresarse muy bien y disfrutaba escribiendo cartas, muchos a diario. A la novia, a los padres, a los hermanos, tíos, etc. Cartas muchas de ellas ejemplares, de educación, cariño y cortesía. Si hoy alguien se atreviese a escribir una carta lo harían con una v en el arriba y una sola r.