Como otros colores, el azul tiene muchos nombres alternativos, y todos parecen provenir del exótico Oriente. Azul viene del árabe lazaward, que se refería al lapislázuli. Entró en el léxico español a través del francés y perdió la ele inicial por el camino en un proceso conocido como falso corte, los franceses la interpretaron como su artículo le (que se contrae a l’ antes de vocal) y crearon la palabra azur. En castellano dio lugar a azul y también a azur, que es como se denomina este color en heráldica. Sin embargo, como vemos, en lapislázuli se conserva esta ele, ya que no pasó por el francés, sino que viene directamente del latín medieval lapis lazulī (‘piedra del —color del— cielo’), como en muchas otras lenguas europeas… incluido el francés.
Otra forma de decir azul, sobre todo para referirse a los ojos, también proviene del árabe: zarco. En este caso, de زَرْقَاء (zarqāʾ), ‘azulada’, en femenino. De hecho, existe una ciudad llamada así: Zarqa, la segunda más poblada de Jordania. Se especializó tanto para describir el color de los ojos que generó el adjetivo ojizarco.
En hebreo, la palabra סַפִּיר (sapír) denominaba tanto al zafiro como al lapislázuli, ambas de color azul, así como a cualquier cosa brillante y cara. Los griegos tomaron esta palabra para referirse al zafiro, escribiéndola σάπφειρος (sápfiros) y de ahí pasó al latín sapphīrus, que dio zafiro en español. Por último, el cian también parece provenir de una raíz no indoeuropea, el hitita *kuwanna(n) (‘azul cobre’), pasando por el griego κύανος (kúanos).
Imagen: Lapislázuli
Habia un gringuito cautivo
que siempre hablaba del barco,
y lo augaron en un charco
por causante de la peste;
tenía los ojos celestes
como potrillito zarco
(Martín Fierro – José Hernández)
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No en vano muchos poetas prefirieron usar esa palabra en su modalidad heráldica, azur, un azul intenso y oscuro. Véase, por ejemplo, en la obra de Rubén Darío, el poema «Sonatina» que comienza diciendo
«La princesa está triste… ¿Qué tendrá la princesa?»
Y más adelante dice
«Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.»
Un abrazo.
El Hitita si era un lenguaje indoeuropeo
Siempre me ha parecido un color mágico, gracias por la leyenda de su nombre
En francés se dice bleu (blu) no azur
En alguna ocasión. He leído que el nombre cian proviene del compuesto llamado ferrocianuro, que es de este color y durante mucho tiempo ha sido utilizado como pigmento base para pinturas y tintes. Lamento dar unos datos tan escuetos y sin fuentes…
[…] En hebreo, la palabra סַפִּיר (sapír) denominaba tanto al zafiro como al lapislázuli, ambas de color azul, así como a cualquier cosa brillante y cara. Los griegos tomaron esta palabra para referirse al zafiro, escribiéndola σάπφειρος (sápfiros) y de ahí pasó al latín sapphīrus, que dio zafiro en español. Por último, el cian también parece provenir de una raíz no indoeuropea, el hitita *kuwanna(n) (‘azul cobre’), pasando por el griego κύανος (kúanos). […]
[…] En hebreo, la palabra סַפִּיר (sapír) denominaba tanto al zafiro como al lapislázuli, ambas de color azul, así como a cualquier cosa brillante y cara. Los griegos tomaron esta palabra para referirse al zafiro, escribiéndola σάπφειρος (sápfiros) y de ahí pasó al latín sapphīrus, que dio zafiro en español. Por último, el cian también parece provenir de una raíz no indoeuropea, el hitita *kuwanna(n) (‘azul cobre’), pasando por el griego κύανος (kúanos). […]
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