La historia de los inventos no es más que la historia del hombre en busca de la solución a los problemas que fueron surgiendo a lo largo de la historia, y que permitieron avanzar a las sociedades de cada época. El hombre ha utilizando su ingenio diseñando, construyendo y desarrollando distintos artilugios que han marcado o acompañado a grandes momentos de la historia, aunque en este artículo nos vamos a centrar en esos «otros» inventos que han llegado hasta nuestro días por ser inviables o no servir para nada.

1. El tren «sirvecomidas» de Gastón Menier.

En 1887, el magnate francés Gastón Menier instaló un novedoso aparato en su comedor que permití­a que las comidas fueran transportadas directamente de la cocina a la mesa. Una miniatura de ferrocarril eléctrico llevaba, haciendo una parada delante de cada invitado, los platos preparados. Cuando la comida llegaba a su fin, los platos se depositaban en el tren y se los llevaba de vuelta a la cocina a través de un agujero en la pared.

Menier

2. Estirador de dedos de la mano para aspirantes a pianista.

Este dispositivo fue creado en el siglo XIX para estirar los dedos de las manos de los pequeños aspirantes a pianistas. Según algunas fuentes, Robert Schumann (1810-1856) se dañó la mano derecha, arruinando con ello definitivamente su carrera, utilizando una versión de uno de estos aparatos. Otras fuentes citan la cirugí­a fallida al cortar el tendón entre el tercer y cuarto dedos, e incluso los efectos secundarios de la medicación contra la sí­filis.

Dedos

3.- La «silla de pesarse» de Santorio Santorio

Santorio Santorio (1561-1636), fí­sico y filósofo natural de Padua, pasó la mayor parte de treinta años de su vida en comer, dormir y trabajar sentado en «la silla de pesarse», ideada y construida por él. Durante ese tiempo, Santorio empleó la silla para pesarse a sí­ mismo, todo lo que comí­a y bebí­a, y también su orina y sus heces; comparaba el peso de lo que habí­a comido con el de los productos de desecho, siendo estos últimos de un peso considerablemente menor. De este modo, creó su teorí­a de la «transpiración insensible» (el peso perdido a través de los poros y durante la respiración) en un intento de explicar esta diferencia. Sus descubrimientos tuvieron poco valor cientí­fico, pero es reconocido por ser de los primeros cientí­ficos en practicar, de una forma tan metódica, la auto-experimentación.

Silla

4. La «Cynosphera».

La Cynosphera era un curioso triciclo fabricado en Francia en 1875, propulsado por dos perros enjaulados en sendas ruedas a modo de hámster. La Sociedad Protectora de Animales consideró la idea como inapropiada y, tras su queja, se desestimó su desarrollo posterior.

Bici

5. Pianos de animales

Piano de gatos

Órgano de cerdos

Órgano de cerdos

 

6. La mesa rotatoria de lectura.

En 1588, el ingeniero italiano Agostino Ramelli describe un novedoso invento para facilitar la lectura de varios libros a la vez: una hermosa e ingeniosa máquina, que es muy útil para quien se complace con la lectura, especialmente los que estaban sufriendo gota. Un hombre puede ver y leer una gran cantidad de libros sin moverse de su lugar. Además, como decí­a Ramelli, esta máquina tení­a otra ventaja, que era «la de ocupar un pequeño espacio en el lugar en que está establecida, como cualquier persona de entendimiento puede apreciar desde el dibujo«.

Mesa

7. Localizadores acústicos.

Los dispositivos de localización acústica gozan de una extensa y variada lista de artilugios, desde la simple «oreja en tierra» para escuchar la posición del «Séptimo de Caballerí­a», como tantas veces hemos visto hacer a los indios apaches en las pelí­culas del Oeste, pasando por otros para evitar el choque de barcos en la niebla, hasta los utilizados en el ámbito militar para localizar desde tierra el lejano sonido del motor de los aviones y prevenir su bombardeo (hasta la invención del radar durante la Segunda Guerra Mundial). La foto muestra al emperador Hirohito pasando revista a las tubas de guerra japonesas, localizadoras acústicas de aviones.

Localizador

 

8. Las bombas murciélago.

Más que de un invento propiamente dicho, se trata de una de las innovaciones militares más extrañas, que consiste en el reclutamiento de animales kamikaze. En este sentido, por ejemplo, conocemos la utilización por los rusos en Stalingrado de perros bomba contra los tanques alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. En nuestro caso la idea consistí­a en bombardear Japón utilizando murciélagos a los que previamente se habrí­an adherido pequeñas bombas incendiarias de explosión retardada que hubieran estallado cuando los vampiros hubiesen buscado refugio en los edificios nipones, creando así­ una gran alarma social. Además, al volar en la oscuridad, crearí­an mayor confusión. Se llevaron a cabo ensayos por el ejército norteamericano, pero el proyecto Manhattan, con el desarrollo de la primera bomba atómica, se completó antes de que las bombas murciélago pudiesen ser utilizadas en combate.

Bomba


9. El globo de Gottorp

El Globo de Gottorp, construido en 1650, fue el predecesor del moderno planetario. Con tres metros de diámetro, hueco por dentro y funcionando con agua, recreaba a los que se sentaban en su interior el movimiento de las constelaciones celestes y, en el exterior, era un gran globo terráqueo. El Zar Pedro el Grande de Rusia codició este maravilloso juguete y lo recibió en 1713 como un regalo del Duque de Holstein-Gottorp. En 1747 fue destruido a causa de un incendio, pero en ese mismo siglo se construyó una réplica basada en el original. Los alemanes lo incautaron durante la Segunda Guerra Mundial, pero las tropas estadounidenses lo entregaron en 1945 de nuevo a los rusos y hoy puede visitarse en el museo de San Petersburgo.

Globo

10. Gafas de ayuda para la lectura en la cama.

Estas gafas se remontan al final de la época victoriana (principios del siglo XX). El número de junio de 1936 de la revista «Popular Science» se hizo eco de ellas, publicando el artí­culo que se reproduce en la fotografí­a. Para hacer más fácil la lectura en la cama, se acoplaron a las lentes unos espejos en ángulo que permitirí­an leer un libro estando acostado y sin levantar la cabeza, simplemente apoyándolo en el pecho, evitando así­ tanto el dolor de cuello, como el de espalda y brazos, (aunque a mí­ me parece que, con estas gafas, lo que sí­ se aseguraba era un buen dolor de cabeza). Parece que llegaron a ser utilizadas por enfermos postrados en cama que no podí­an incorporarse.

Gafas1

En abril de 1960, la revista «Popular Mechanics» publicaba una versión de las gafas que trataba de dar solución a un problema aún habitual en nuestros tiempos. Su inventor, desesperado porque no podí­a leer su periódico dentro del metro debido a las aglomeraciones en hora punta, invirtió los espejos, acabando con el problema de la forma que se muestra en la fotografí­a.

Gafas2

11. La brújula «pasilalinicosimpática» o el telégrafo de caracoles.

Este aparato fue construido para demostrar la creencia de que los caracoles podí­an crear un ví­nculo telepático permanente, siendo posible la comunicación entre ellos a cualquier distancia, por lejana que fuera, a modo de telégrafo. Esta disparatada teorí­a fue desarrollada en 1851 por el francés Jacques Toussaint Benoit mediante la invención de un aparato compuesto por 2 cajas con 24 casillas forradas de zinc y con un paño empapado en una solución de sulfato de cobre, y cada casilla con una letra del alfabeto. Se coloca un caracol en cada casilla. La idea es sencilla, 2 personas, cada una con su caja, una de ellas pulsa sobre un caracol y en la caja que tiene la otra persona, estén a la distancia que estén, el caracol situado en la misma letra debí­a estirar sus cuernos, recibiendo así­ el mensaje. Evidentemente fue un fracaso, y resultó también ser un fraude, pero tuvo sus seguidores.

Caracoles

 

12. Car exercises dog

Cuando tienes seis perros en casa, necesariamente tendrás que pagar a alguien para que te ayude a sacarlos a pasear y se mantengan en buena forma. Dewey Blanton de Columbus, Ohio, tenía ese problema y terminó desarrollando un «Ejercitador canino» (1955) que podía adaptarse a cualquier vehículo. Blanton construyó un marco para apoyar un tablón, que luego sería colocado horizontalmente sobre un lado del vehículo. Luego fijó unos ganchos con resortes a la viga, donde se colocarían las cadenas que irían en los collares de los perros, lo que les permitiría correr a sus anchas. Las cadenas más largas serían para los perros más obedientes y amaestrados. El tablón sobrepasaba ampliamente los parachoques para evitar lesiones a los perros. La velocidad sugerida era de 35 kilómetros por hora y, por el artículo del periódico, parece que a los perros no les importaba (¿?)

Car Exercises Dog

13. Sentarse sin sillas

Esta ilustración de 1896 del libro «Popular Scientific Recreations» nos desvela una curiosa forma de sentarse sin sillas, ideada por soldados franceses en la entonces colonia de Argelia. Este plan era adoptado por soldados franceses en Argelia cuando se encontraban en un lugar donde el suelo era pantanoso, y donde habría sido una imprudencia sentarse en el suelo.


Sinsillas
 

14. El abrigo-paracaí­das de Franz Reichelt

Y para terminar, otro invento que desgraciadamente terminó en el peor y más rotundo de los fracasos. En 1911, un sastre austriaco llamado Franz Reichelt saltó de la Torre Eiffel vestido con una especie de abrigo-paracaí­das de su propio diseño e invención. Reichelt esperaba que curiosos y periodistas midieran la duración de su vuelo…. En lugar de ello, midieron la profundidad del agujero en el suelo que produjo su desafortunado salto.

Y todo fue grabado…..

Y para los que todavía no lo sepan, quiero compartir con todos vosotros que el blog ha sido galardonado con el premio al mejor blog de Aragón (doy fe de lo difícil que es ser profeta en tu tierra). Muchas gracias a todos, porque vosotros sois los responsables del éxito de Historias de la Historia.