Haríamos mal en considerar a los concursos de belleza como algo banal, pues el primero del que se tiene conocimiento fue el responsable de la guerra de Troya. La diosa de la discordia, Eris, que no había sido invitada a la boda de Peleo y Tetis, lanzó entre los invitados una manzana de oro con la inscripción: «Para la más hermosa» («manzana de la discordia»). Tres diosas se la disputaron: Hera, esposa de Zeus; Atenea, su hija soltera, diosa de la sabiduría y de la guerra; y Afrodita, diosa del amor. Sabiendo que tenía todas las de perder, Zeus no se quiso mojar y decidió que fuese Paris, hijo de Príamo, rey de Troya, el que tomase la decisión. Las tres diosas intentaron sobornarlo: Hera le ofreció el poder; Atenea, la sabiduría; y Afrodita, a la mujer más bella del mundo (Helena). Paris entregó la manzana a ésta última -al fin y al cabo, hasta en la mitología tiran más dos tetas que dos carretas-, por lo que Hera y Atenea, molestas por no ser elegidas, comenzaron a tramar la destrucción de Troya.
Dejando a un lado la mitología y volviendo al mundo real, los concursos de belleza comenzaron a proliferar como setas en la segunda mitad del siglo XX. Cualquier ámbito territorial (país, comunidad, municipio o aldea), gremio o feria tenía su propio certámen en el que un jurado elegía la más guapa del lugar. Porque, exceptuando algunas preguntas comprometidas de algún miembro del jurado para calibrar su nivel cultural , lo único que importaba era su apariencia externa… hasta que se comenzaron a utilizar los rayos X.
En 1955, en Alabama (EEUU), se convocó el World Posture Queen, un concurso de belleza en el que las mujeres debían ser imponentes por fuera (belleza y elegancia) y por dentro (rayos X). El promotor de dicha iniciativa fue la National Chiropractic Association (Asociación Nacional de Quiroprácticos) y la financiación corrió a cargo de empresas de colchones (su producto aseguraba una postura adecuada a la hora de descansar) . En aquellos años, los quiroprácticos trataban de conseguir el reconocimiento legal de sus prácticas -enfocadas al diagnóstico, tratamiento y prevención de las alteraciones de la columna vertebral, a partir de la creencia de que las condiciones de ésta afectan a la salud en general-, y pensaron que una buena forma de conseguir tal reconocimiento y de popularizar sus métodos curativos y preventivos era convocar un concurso de belleza en el que la radiografía de la columna vertebral de las concursantes puntuase un 50%. El restante 50%… lo de siempre.
Paralelamente al éxito de aquel inusual concurso -se extendió por todo el país e incluso la ganadora de 1967 fue invitada a visitar la Casa Blanca-, el mensaje de los quiroprácticos fue calando en la sociedad y, sobre todo, en las autoridades federales que legalizaron sus prácticas. Conseguido el objetivo, la National Chiropractic Association entendió que ya no tenía sentido seguir aquella costosa promoción, y en 1969, para el bien de las participantes, se celebró el último concurso de belleza «interior» en Chattanooga (Tennessee). Y digo para el bien de las participantes, porque en aquellas tiempos no se tenían en cuenta, ni tampoco preocupaba, los niveles de radiación que recibía el cuerpo por las continuas exposiciones a los rayos X.
Fuentes e imágenes: NPR, Posture Queen Contests in Alabama
[…] Cuando en los concursos de belleza lo importante era el interior (literalmente) […]
Dios bendito…
se sabe cuántas placas de rayos X se tomaba una concursante desde el inicio del concurso hasta las finales?
Me encanta este sitio, felicidades desde la Ciudad de México. ;D
Una buena idea muy bien intencionada, que pudo resultar FATAL. Muy interesante
[…] Historias da história […]