Llamamos al periodismo el «cuarto poder» y lo tenemos por nuestro defensor frente a los tres poderes (Legislativo, Ejecutivo y Judicial), pero siempre que sea periodismo independiente y no manipulado o teledirigido. Internet me ha facilitado conocer y leer a muchos periodistas por los que pondría la mano en el fuego respecto a su independencia y honestidad, pero los grandes medios de comunicación… eso es otro cantar.

Ante la crisis de los medios tradicionales, quiero romper una lanza por los medios digitales y, en concreto, por los blogs. Cuando no existen objetivos económicos – como nos pasan a la mayoría de los que escribimos en un blog – la libertad de expresión y la independencia son estandartes fáciles de enarbolar.

Este post sólo intenta demostrar que la tan manida independencia periodística, a veces, queda en entredicho.

El periodista escocés John Swinton fue redactor jefe del New York Times desde 1860 a 1880.  Como motivo de una entrega de premios periodísticos en favor de la libertad de prensa, se le invitó a tomar la palabra (seguro que luego se arrepintieron):

En Estados Unidos, actualmente, no existe prensa libre e independiente. Ustedes lo saben tan bien como yo. Ni uno solo de entre ustedes se atreve a escribir sus opiniones honradas, y saben muy bien que si lo hicieran no se publicarían. Me pagan un sueldo para que no publique mis opiniones, y todos sabemos que si osáramos hacerlo nos encontraríamos en la calle de inmediato. La labor del periodista es la destrucción de la verdad, la mentira flagrante, la perversión de los hechos y la manipulación de la opinión al servicio de las potencias económicas. Somos herramientas obedientes de los ricos y poderosos que mueven los hilos entre bastidores. Nuestros talentos, nuestras capacidades y nuestras vidas pertenecen a esos hombres. Somos prostitutas del intelecto. Todo esto, ¡ustedes lo saben tan bien como yo!

Parecidas palabras dijo Max Frankel, editor ejecutivo  The New York Times de 1986 a 1994 y Premio Pultzer en 1973,  sobre el impacto de la especulación en el periodismo después de retirarse en 1994.

En 2005, en la «Conferencia para la reforma de los medios de Comunicación» celebrada en San Luis (EEUU) muchas voces denunciaron la sumisión del periodismo al poder. Allí se escucharon «sentencias» como estas:

«A los ciudadanos se les trata como consumidores a los que hay mucho que vender y nada que contar». Amy Godman, directora del programa «Democracy Now»

«Los grandes medios de comunicación interpretan el papel de torretas de vigilancia levantadas por las grandes empresas para velar por sus intereses y tener sometida a la sociedad». Naomi Klein, periodista y activista antiglobalización.

También hubo momentos para el optimismo, como la intervención de Robert Greenwald (fundador y presidente de Brave New Films):

Cada día se crean miles de blogs en la red y ahí podemos escuchar las voces de los periodistas como ciudadanos sin filtros. Debemos hacer lo imposible para que internet siga siendo el ágora pública a salvo de las autoridades» (menos mal que este blog no lo lee la Sinde)

Seguramente escribimos peor, no tenemos objetivos económicos, no buscamos la gloria, nuestra capacidad influencia es nula y no somos intrusos, pero nadie puede dudar de nuestra libertad ni de nuestra independencia.