Nacido en Boston (lo contrario de California, según la película) en 1706, tras un duro y complicado parto, el número 15 de su santa madre, Benjamin Franklin sigue el arquetipo de hombre autodidacta.
Cansado, sin embargo, de dictarse a sí mismo, a los 10 años deja sus estudios elementales y se centra en el oficio de su padre: velero. Lamentablemente, tras no logras convertirse en un alegre bergantín y totalmente desolado al darse cuenta que lo que hacía su padre era fabricar velas, Benji (permítanme tutearle) decide trabajar en la imprenta de su hermano, lugar en el que comenzará a publicar sus primeros artículos periodísticos y políticos.
Tras mudarse a Philadelphia (cuna del queso de untar), Benja viaja a Inglaterra (Patria Mother) para finalizar sus prácticas como becario mildollarista en la famosa imprenta Pallmer. Nuevas obras suyas se publicaron en esta época, así como sus primeros tratados científicos. Sin embargo, el levantamiento de las colonias británicas le hicieron tomar parte en el conflicto, convirtiéndose en miembro de la Asamblea General de Philadelphia, formando tándem en la redacción de la Declaración de Independencia, junto a John Adams y Thomas Jefferson.
Finalmente, tras firmar el Tratado de París, por el que se fundan los Estados Unidos de América (siguen sin nombre…), participa en la redacción de la Constitución Estadounidense, tarea muy sencilla para él debido a la experiencia atesorada en dictados, convirtiéndose ahora en heterodidacta.
Sin embargo Jamin no destacó solo en política. Sus tratados sobre electricidad, muy innovadores, como los de otros investigadores contemporáneos, como Isaac Newton, le llevaron a recibir un gran prestigio internacional también en este campo.
Célebre es ya la frase pronunciada al lograr ‘capturar’ un relámpago con tan solo una cometa y una llave, un verdadero pararrayos:
«Shit, I’m almost fried»
un gran hombre, versátil, democráta y moderno para su tiempo. Un abrazo.
Pablo y «la otra Historia» han vuelto.
Bienvenido compañero.
La mayoría de cosas las desconocía por completo, he aprendido mucho.
Abrazo
A veces se nos olvida que las caras en los billetes son algo más que caras, son una trayectoria las más de las veces enjundiosa, como es el caso.
Que viene a ser una traducción castiza de «Me cagüen… que casi me torro» jijiji.
Un personaje Benji (por cierto y su amigo Oliver?)
También estoy aguda yo hoy.
[…] Como comprenderéis no es una sentencia mía, sino de Benjamin Franklin. […]