La Unión de Actores convocó ayer un “apagón cultural» de 48 horas en las redes sociales tras la decisión del Ministerio de Cultura de no adoptar medidas específicas para la paliar la crisis en el sector y, la verdad, no creo que sea el momento de la iniciativa #ApagonCultural ni de ninguna con connotaciones negativas, es tiempo de apretar los dientes y arrimar el hombro, empujar todos en la misma dirección y de aplaudir a las 8. Pero bueno, es solo la opinión de un simple juntaletras. A lo que iba. Lo primero que me vino a la cabeza es el dicho popular «como putas en Cuaresma«.

La expresión “como putas en Cuaresma» o «pasar más hambre que una puta en Cuaresma“ tiene su origen en Salamanca durante la Cuaresma, los 40 días previos a la Semana Santa, periodo en el que la Iglesia prescribía a sus fieles el ayuno y la abstinencia, la renuncia a la carne, tanto en sentido gastronómico como sexual. Era la peor época para las prostitutas, porque debían recluirse en las Casas de la Mancebía, en Salamanca situada al otro lado del Tormes. El llamado Padre Putas, que las debía custodiar durante este tiempo,  las recogía con su barca y las llevaba al otro lado del río, donde permanecerían encerradas hasta el lunes siguiente al de Pascua. Ese lunes, los universitarios se ponían sus mejores galas y acudían a la orilla del río para recibirlas. Con el paso del tiempo, a esta tradición se le llamó Lunes de Aguas, y hoy sigue siendo un día de fiesta que los salmantinos celebran en el campo, normalmente a orillas del Tormes. Conclusión, que las putas en Cuaresma pasaban hambre no porque ayunaran, que alguna quizá lo hiciera también, sino porque se tiraban más de 40 días sin poder trabajar y, por tanto, sin cobrar. Como la mayoría de los que estamos confinados en nuestras casas estos días.

De hecho, la Universidad de Salamanca, la segunda más antigua de España, detrás de la de Palencia, ha sido cuna de varios de los dichos y refranes más populares.

El derecho al pataleo” y “calentar el asiento”. Los estudiantes de clases acomodadas ocupaban las mejores lugares, siempre sentados, y los de clases más humildes, muchos de ellos criados de los anteriores, se veían obligados a situarse en las últimas filas y de pie. Éstos, en los fríos inviernos salmantinos, solían llegar antes a clase para calentar los bancos de sus señores sentándose en ellos («calentar el asiento«). Ya se decía “estudiante sin blanca, de criado de un estudiante rico va a Salamanca”. Cuando llegaban los señoritos y ellos tenían que ir al gallinero, la única forma de entrar en calor era golpear el suelo para calentarse los pies y moverse. Por ello, solicitaron al rectorado que les concediese “el derecho al pataleo” unos minutos antes del comienzo de las clases para entrar en calor. Y se lo concedieron.

Estar en capilla”. El día anterior a los exámenes, los estudiantes tenían las costumbre de pasarlo en la capilla de Santa Bárbara pidiendo su intercesión para aprobar.

Salir por la puerta grande”. Atribuido erróneamente a la tauromaquia, se refiere a que los estudiantes que aprobaban salían por la puerta principal, la grande, mientras los que suspendían salían por la puerta de atrás, la de los carros.

Liar (o preparar) los bártulos”. De Bártolo, famoso jurisconsulto italiano y profesor de las universidades de Bolonia, Pisa, Padua y Perugia durante el siglo XIV, cuyos libros eran de uso común en las universidades. Los estudiantes de leyes en Salamanca recurrían a él y lo citaban permanentemente, llegando incluso a llevar sus obras escritas en folios y pliegos sueltos, a todas partes. La expresión «liar los bártulos» se relacionaba con el hecho de preparar y atar los libros y apuntes para irse a clase o salir de ella.

Y, curiosamente, el dicho más conocido de todos, el de  Quod natura non dat, Salmantica non præstat (Lo que la naturaleza no da, Salamanca no lo presta), que se da por hecho que es el lema oficial de la universidad, realmente no lo es. El oficial es Omnium scientiarum princeps Salmantica docet (Los principios de todas las ciencias se enseñan en la Universidad de Salamanca).

Fuentes: Frases de la Universidad de Salamanca, Lunes de Aguas