Los matrimonios de conveniencia entre la realeza fueron una constante entre las monarquías europeas. Se hacían las presentaciones de los futuros contrayentes vía retratos, mejorados por la mano de los pintores de cámara, y una vez casados interpretaban su papel político -para cuestiones del amor y la carne se buscaban su propios arreglos- . Pero el caso que hoy nos ocupa, el matrimonio entre Carlos III y Maria Amalia de Sajonia, fue un flechazo a primera vista.

Carlos III

Carlos III

Carlos, hijo de Felipe V e Isabel de Farnesio, sirvió a la política familiar de los Borbones para recuperar la influencia española en Italia como rey de Nápoles y Sicilia. En 1737, y siguiendo la política de alianzas, se casó con María Amalia de Sajonia, hija de Federico Augusto II, duque de Sajonia y de Lituania, y rey de Polonia.

María Amalia

Su encuentro fue un amor a primera vista y lo que debía ser la simple consumación del matrimonio se convirtió… mejor os dejo la carta que le envió a la reina madre tras los primeros días de matrimonio:

Nos acostamos a las nueve de la noche. Temblábamos los dos pero empezamos a besarnos y enseguida estuve listo y al cabo de un cuarto de hora la «rompí». Desde entonces, lo hemos hecho dos veces por noche y siempre nos corremos al mismo tiempo porque el uno espera al otro.

Tras el fallecimiento de su hermanastro Fernando VI sin descendencia, Carlos sería coronado rey de España como Carlos III en 1759. Un año más tarde fallecería su esposa y nunca más se volvió a casar.

En 22 años de matrimonio, éste es el primer disgusto serio que me da Amalia.

Fuentes: Aprender del pasado – José Manuel Pina Piquer