Lo de la sangre azul ya no se lleva. Y mejor no analizar la sangre de las monarquías del Viejo Mundo porque las podemos encontrar de todos los colores. Hace milenios, la realeza se mantenía pura en cuanto a que la descendencia tenía que ser del mismo linaje sanguíneo, sin mezclas foráneas. Desde hace siglos ese fin ya está desvirtuado por mucho que los cronistas se hayan empeñado en ocultar los deslices de algunos monarcas y las consecuencias que ello ha traído. Pasó con los Austrias (Felipe IV, famoso por sus infidelidades, tuvo más de 37 hijos bastardos, uno de ellos con una famosa actriz María Calderón «La Calderona«) y ha pasado, como era de suponer, con los Borbones.
Son varios libros los que han hecho referencia a esta manía de coleccionar amantes regios, pero uno de los últimos es Bastardos y borbones: Los hijos desconocidos de la dinastía (2011) donde José María Zavala desmenuza la compleja red de hijos ilegítimos que los reyes Borbones han traído al mundo desde los tiempos de Carlos IV hasta el siglo XX.
Empecemos la lista con Carlos IV. En realidad, ninguno de sus hijos los engendró él, así que fueron borbones por parte de madre, la promiscua María Luisa de Borbón Parma, una prima hermana, y ya se sabe que esos matrimonios no traen buenas consecuencias genéticas. Tuvieron 14 hijos de las veinticuatro veces que la reina estuvo embarazada, pero sólo siete llegaron a la edad adulta. Quien llegó a sucederle en el reino, Fernando VII, fue casi con toda seguridad hijo bastardo de María Luisa y su amante Manuel Godoy. Y hay pruebas. Un sobre, con la indicación de «Reservadísimo», incluía una carta fechada el 8 de enero de 1819 en la que fray Juan de Almaraz, confesor de la reina, afirmaba que seis días antes, tras escuchar la última confesión, in articulo mortis, de María Luisa, ésta le había transmitido…
ninguno, ninguno de sus hijos y hijas, ninguno, era del legítimo matrimonio… Ninguno de mis hijos lo es de Carlos IV y, por consiguiente, la dinastía de Borbón se ha extinguido en España.
Duras palabras expresadas para obtener el perdón divino y el descanso de su alma. Este documento se conserva en el archivo del Ministerio de Justicia. Su hijo Fernando VII se casó cuatro veces y sólo tuvo descendencia con la última, María Cristina de Borbón. Para permitir que reinase su primogénita, promulgó la Pragmática Sanción que abolía la Ley Sálica impuesta por Felipe V que prohibía reinar a las mujeres, lo que originó una guerra civil pues su hermano Carlos María Isidro no lo aceptó de buena gana y fue el comienzo de las Guerras Carlistas.
Conclusión: si ninguno de los hijos de María Luisa de Parma eran hijos de su marido, entonces Fernando VII (padre de Isabel II) y los infantes Carlos María Isidro (cabeza de la rama carlista) y Francisco de Paula, el padre de Francisco de Asís, marido de Isabel I, ¿eran Borbones auténticos?
Aquí no acaba la cosa del fornicio. Cuando Isabel II contaba 16 años, el Gobierno arregló un matrimonio con su primo hermano Francisco de Asís. Aseguran los historiadores que cuando la reina se enteró de quién iba a ser su futuro esposo exclamó: «¡No, con Paquita no!” Tal y como relató al embajador Fernando León y Castillo durante su exilio parisino, Isabel II dijo: «¿Qué podía esperar de un hombre que en la noche de bodas llevaba más encajes que yo?». Por encima de tales anécdotas, escritores próximos a los hechos (como Baroja) refieren que el Rey consorte (al que tanto le iba el conejo como la trucha) era padre de varios hijos ilegítimos y se le conocían diversas amantes. Oficialmente, Isabel II de Borbón tuvo doce embarazos, contando varios abortos, de los que sólo sobrevivieron cinco hijos. Uno de ellos fue engendrado por el capitán de ingenieros Enrique Puigmoltó, según los rumores más persistentes y maliciosos. Tal era así que el futuro rey Alfonso XII, a nivel popular, tenía el sobrenombre de «Puigmoltejo«.
La licenciosa vida de la reina Isabel II no quedó desmerecida en absoluto por las correrías de su hijo Alfonso XII, padre de dos bastardos que no llegaron a reinar: Alfonso, nacido en 1880, y Fernando, al año siguiente, fruto de su relación con la cantante de ópera Elena Sanz, a los que pasaba una pensión como buen padre de familia lejana. Muerto el rey en 1885, su viuda y regente María Cristina de Habsburgo, apodada Doña Virtudes, se negó a continuar pagando a los que consideraba hijos del pecado. La cantante supo hacer valer su condición y mediante un hábil chantaje en el que utilizó las cartas que conservaba de su amante, logró una importante suma de dinero, nada menos que 750.000 pesetas de 1886, una fortuna que pagó el Patrimonio del Estado para que no se dieran a conocer públicamente estos descendientes bastardillos. Algo que no consiguió. Una de las cartas de amor decía: “IDOLATRADA ELENA: Cada minuto te quiero más y deseo verte, aunque esto es imposible en estos días. No tienes idea de los recuerdos que dejaste en mí. Dime si necesitas guita y cuánta. A los nenes un beso de tu Alfonso”.
Y su sucesor legítimo, Alfonso XIII, tampoco le fue a la zaga en las hazañas que hizo su abuela o su padre. Fue el introductor del cine porno en España pues le gustaban con delirio estos pequeños cortos de la Royal Films (curioso nombre para no levantar sospechas, digo yo) y tal vez, fruto de esos ardores del celuloide, dio rienda suelta a su imaginación y tuvo varios hijos ilegítimos, tres de ellos con la actriz Carmen Ruiz Moragas. Uno fue el famoso Leandro Alfonso Ruiz de Moragas (nacido en 1929) que consiguió el derecho judicial a usar el apellido Borbón. El destino, que es muy caprichoso, quiso que otro de ellos, el actor Ángel Picazo, representase el papel de su padre en la película Las últimas horas (1965).
Y aquí dejamos la lista borbónica sin añadir más nombres a la misma porque al final tendrían razón los hermanos Bécquer cuando Gustavo Adolfo escribió y Valeriano dibujó un álbum de láminas procaces e irreverentes, con el seudónimo de Sem, para avisar de los excesos sexuales del reinado de Isabel II y toda su corte, con el expresivo título de «Los Borbones en pelota«. Pues punto pelota y a otra cosa, mariposa.
Artículo escrito por Jesús Callejo.
Hay que ver la parte positiva de este artículo: estos cruces de la realeza con sangre plebeya hicieron que esta dinastía no cayera en la degeneración de los matrimonios consanguineos, como le ocurrió a los Austrias en España.
[…] Los reales hijos bastardos de los Borbones […]
«Uno de ellos fue concebido por el capitán de ingenieros Enrique Puigmoltó…» En realidad quienes conciben son las mujeres (http://lema.rae.es/drae/?val=concebir); los hombres lo que hacen es engendrar (http://lema.rae.es/drae/?val=engendrar).
Muy interesante.
Corregido.
Gracias Jesús
En mi pueblo vivió un tiempo un tipo estrafalario que decía ser pintor de talento e hijo bastardo de Alfonso XIII. Hasta la fecha, no se ha podido demostrar ninguna de las dos cosas.
Si Godoy fue el padre de Fernando VII…lo fue a los 17 años…..no sé,no sé….
Con 17 años ya era miembro de la Guardia de Corps de Carlos IV…
Afortunadamente la sangre real se mezcló con frecuencia con la plebeya, con lo que salió ganando la descendencia, porque la consanguinidad había hecho estragos entre la realeza antigua.
Y la posibilidad de transmisión de enfermedades congénitas era enorme.
El «mestizaje» suele acarrear consecuencias positivas.
Un saludo.
Cayetano, ¿cómo que «afortunadamente»? Una familia que permanece en el trono debido a su supuesta ‘genética superior’ y semidivina ha engañado durante siglos a todos sus súbditos: son portadores de una genética tarada y bastarda. Y tú dices que es algo afortunado.
Aclaramos convenientemente el sentido que quiero dar a esa palabra.
Cuando digo «afortunadamente», no me refiero al tema de los súbditos que deben sufrir lo suyo, aguantando un sistema hereditario impuesto, sino a los descendientes que, al ser «mestizos», tienen mejor salud que los herederos directos. Véanse los casos de Carlos II El Hechizado, un poema, y de Juan José de Austria, bastardo de Felipe IV que tuvo con la Calderona, sano y capaz, independientemente de las simpatías o antipatías que tengamos cada uno. No sé si queda claro lo que quise decir cuando usé ese «afortunadamente». Un saludo.
Pues mejor que pecaran las reinas, no?
Francamente, la promiscuidad de los borbones se me da un ardite hasta cierto punto. Muy libres son de dedicarse al fornicio con cualesquiera meretriz afecta al poderoso. Lo que me molesta y mucho es que por culpa de esa patulea ha habido en España guerras, muertos, mutilados bajo pretextos políticos y religiosos. La miserable condición humana de una familia de mantenidos ha causado grandes horrores y los estúpidos bípedos aún les hacen vítores al pasar.
Para nosotros que sabemos inglés lo de «Royal Films» nos puede resulltar re
velador, pero en aquella época casi nadie sabía inglés (modo irónico)
El libro de los Becquerves un autentico despelote. Yo vi una vez la edición facsímil pero no lo he vuelto a ver . Alguien sabecdexalguna biblioteca que lo tenga.??
los europeos son unos tarados al aceptar reyes me parece mejor tener dictadores en todo caso ya que siempre los pueden echar por las buenas o por las malas si fallan lo ideal seria tener dictadores republicanos en vez de esas enfermedades politicas llamadas realeza y democracia
Es imposible que Fernando VII fuera hijo de Godoy.El año de nacimiento del príncipe (octubre de 1784) es el mismo de la incorporación de Godoy a la Guardia de Corps con 16/17 años. Por poco que se conozca la personalidad de Carlos III y las constumbres morales que impuso a la Corte se desecha la idea.
Contempla un cuadro de Carlos IV viejo y una fotografía de Juan Carlos I y cambiales las ropas.
Alphonse XIII se parecía mucho a Jacobo Fitz-James Estuardo y Falcó. Sobre una foto creeríamos que eran gemelos.
Perdón Alfonso XIII.
hola Javier. No se si somos familiares, yo soy de Bolivia donde, se cree, viven los descendientes en linea directa de Carlos III de Borbon, es decir que aun habrían Borbones en el mundo. No me gustaría hablar de eso por este medio. Espero me escribas a mi correo personal. Saludos.
Hay una palabra que no entendí. Que Alfonso XII le preguntó a la madre de sus hijos bastardos Elena si necesitaba «guita». Ese término lo usamos en Argentina de forma vulgar para nombrar el «dinero». Quisiera que me ilustren si esa palabra es de origen español del siglo 19.
Una vez leí que el término proviene de la guita (=cuerda) que servía para cerrar las bolsas de cuero donde se llevaba el dinero antes de los actuales monederos. Para decirle a alguien que debía pagar una deuda se le decía «Afloja la guita». En algún momento comenzaron a identificarse ambos términos.
[…] Fuente: El parche de la princesa de Éboli – Mª Pilar Queralt del Hierro, Los reales hijos bartardos de los borbones […]
[…] Artículo escrito por Jesús Callejo historiasdelahistoria.com […]