Aunque menos conocida, otra lucha en la que se embarcó la Alemani nazi fue la batalla contra el tabaco. De hecho, en los años 30 el investigador Franz Müller elaboró los primeros estudios científicos que relacionaban el hábito de fumar y el cáncer de pulmón. A raíz de estos estudios y con el apoyo incondicional de Hitler, un exfumador de manual, se inició una campaña contra el tabaco dirigida desde el Instituto Científico para la Investigación de Riesgos del Tabaco. Al frente de esta nueva institución, fundada en 1941, estaba Karl Astel, rector de la Universidad Friedrich Schiller de Jena y reconocido “higienista racial». Además de la relación directa con el cáncer de pulmón, se comenzó a hablar de la nicotina como adictiva, de cómo afectaba el humo al corazón e incluso se acuñó por primera vez el término “tabaquismo pasivo” (Passivrauchen). Obsesionados como estaban por la raza aria, había que implementar medidas para combatir los riesgos que amenazaban su ideal de raza perfecta, y se promulgó una cruzada contra el tabaco.
Liberar a la humanidad de uno de sus venenos más peligrosos – Hitler
Se inició una campaña publicitaria para dar a conocer los problemas de salud generados por el tabaco, se prohibió fumar en recintos públicos y medios de transporte, se aumentaron los impuestos sobre el tabaco y se prohibió su publicidad. Sólo los soldados en el frente, dadas sus especiales circunstancias, podían fumar, pero se redujo los cigarrillos que les suministraba el gobierno. Especial énfasis se puso en las mujeres y, sobre todo, en las embarazadas, con mensajes del tipo “las fumadoras no son dignas de ser esposas y madres de una familia alemana”.
Como si fuese un castillo de naipes, todo se derrumbó tras la caída del régimen nazi. Las tabacaleras americanas entraron en Alemania e inundaron el mercado de cigarrillos. Fumar se convirtió en algo elegante, distinguido, era la moda y, también, tenía su componente antinazi. Además, los vencedores decidieron que la mayor parte de los descubrimientos científicos sobre los efectos del tabaco se “olvidaran” o “perdieran”.
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Típico de yanquilandia, primero los intereses económicos o estratégicos, hicieron lo mismo con el «Menguele japonés» (Capitán médico del ejército japonés Shiro Ishii), lo dejaron libre de cargos por crímenes de lesa humanidad a cambio de quedarse con sus archivos y cultivos sobre ántrax, peste, etc, obtenidos experimentando sobre prisioneros y esclavos https://es.wikipedia.org/wiki/Shir%C5%8D_Ishii Un abrazo