Esta semana ha sido noticia que la escuela pública Tàber de Barcelona ha sometido a revisión el catálogo de títulos que forman parte de su biblioteca infantil. Después de analizar los libros destinados a niños y niñas de hasta seis años decidieron retirar 200 títulos, entre ellos «La bella durmiente» o «La Caperucita Roja» que consideran “tóxicos” porque reproducen patrones sexistas, lo que supone el 30% del fondo. En el 60% de los cuentos el problema es menos grave, mientras que solo encontraron un 10% que estaba escrito desde una perspectiva de género.
La verdad, me parecen pocos, porque si revisamos los cuentos, las leyendas e incluso la historia con la mentalidad de hoy en día y los actuales patrones sociales, no se salvarían ni los libros de caballerías, donde hay tantas damas hermosas como caballeros que luchan por liberarlas y dispuestos a cualquier heroicidad por ser dignos de su amor. Puestos a revisar con ojo crítico y a comulgar con ruedas de molino, los hombres saldríamos mal parados y deberíamos sentirnos ofendidos si nos comparasen con aquellos caballeros cuya heroicidad se presupone de antemano, dispuestos a las gestas más deslumbrantes contra los más inimaginables adversarios, idealistas, justos… y con un planta envidiable.
Yo, por mi parte, seguiré pensando que intentar comprender o interpretar los hechos y personajes históricos desde el punto de vista actual y juzgar los comportamientos en función de los valores modernos es un error. Sigo pensando que una sociedad no alcanza la mayoría de edad hasta que no se consigue la igualdad de derechos y de oportunidades entre todos sus miembros, y eso no se consigue poniéndole una faldita al monigote de los semáforos ni juzgando los cuentos populares en función de los valores actuales.
Por cierto, puestos a juzgar, les aconsejo a los próceres de esta iniciativa que sepan leer entre líneas porque igual les sorprende la realidad de los cuentos populares y no las versiones edulcoradas que han llegado a nuestros días. Os dejo algunos cuentos que no nos contaron:
– Caperucita roja
– Cenicienta
– Blancanieves
– Hansen y Gretel
– La pequeña cerillera
– La sirenita
Y terminaré con el ilustre Quevedo 2.0
[…] entrada ¿Creéis que hay que retirar los cuentos populares por sexistas? se publicó primero en Historias de la […]
Javier, estoy más de acuerdo con tu postura. Si analizamos todos los hechos históricos y toda la literatura con los ojos de hoy, solo un 1% se salvaría, y quizás dentro de 100 años, un 0%.
Tomando esa filosofía y extendiéndola, te hago una pregunta, ya que no soy español, pero me interesa como los españoles analizan su pasado: las décadas bajo Franco, deberían ser interpretadas con ojos actuales, o con ojos de aquella época?
Mis felicitaciones por el gran blog y ojalá continúe todo este buen trabajo.
Y los cuentos, cuentos son…
Una tontería plantear prohibiciones por ese motivo. Por esa razón, habría que prohibir la Biblia que es más truculenta.
Saludos.
la historia, las leyendas, los cuentos dan una imagen de lo que era la sociedad que los creó como se comportaba y que valores tenia en cuenta, intentar revisar la historia y demas escritos para hacerlos compatibles con las ideas actuales de algunos no se diferencia mucho de la quema de libros reliazadas por la iglesia, nazis y determinados grupos por contener temas no acordes con tus ideas. La historia y demas escritos literarios da informacion de lo que did¡ce y de lo que calla y creo que esa el la verdadera relevancia de lo escrito. la interpretacion depende de la persona, cuando lees un libro varias veces cada acto de lectura es igual al anterior, pero la interpretcion de lo leido cambia ya que tu has cambiado
Excelente comentario.
Totalmente de acuerdo, además, excelente el artículo. Aquí en Argentina (Y en casi toda América Latina) hemos sufrido censuras de todo tipo y con las peores consecuencias, hemos visto emigrar a algunos de nuestros mejores artistas, escritores, científicos, etc., amenazados y en algunos casos asesinados o desaparecidos por autoerigidos «dueños de la verdad», que se creen con derecho a ponernos anteojeras y lavarnos el cerebro. Los hay de traje, de uniforme, con sotana, doctos o analfabetos, para todos los gustos.
Pienso que los niños no son capaces de interpretar los cuentos dentro del contexto histórico y social en el que fueron creados, a menos que se lo expliquemos, y en consecuencia les calentemos la cabeza.
Hay multitud de nuevas creaciones con personajes fascinantes que enseñan prudencia, generosidad y autocontrol. No es necesario recurrir a antiguos relatos moralistas, ya sean truculentos o edulcorados.
Por otra parte, hay cuentos como el pececito de oro, la pequeña cerillera o cuento de navidad, por ejemplo, que considero son verdaderos clásicos que enseñan valores, sin caer en estereotipos o juicios morales.
Pienso que los cuentos y fábulas deben ser objeto de estudio a una cierta edad, pero no el relato nocturno que disfrutamos con nuestros hijos pequeños.
Pues sencillamente no aunque a mi tampoco me hayan gustado nunca y tampoco me guste Alicia En El país de las maravillas que lo considero una auténtica pesadilla:
Totalmente de acuerdo. Nos invaden varias olas absurdas en lo que a educación se refiere mientras nos mantienen en la más absoluta ignorancia de lo que realmente importa….mientras nos roban la cultura, la capacidad crítica, el gusto por aprender y la satisfacción de descubrir por uno mismo las maravillas de todos los campos del saber. Un saludo.
Totalmende de acuerdo con el comentario de Carmen.
A este paso acabarán quemando libros y publicano un Índice de Libros Prohibidos…paso a paso nos acercamos a Torquemada, Calvino y demás tropa.
Q tienen en la mente ciertos personajes, q son los q pasarán a la historia del mundo de la lúgubre realidad del mundo en q nos hemos vistos obligados a vivir como los verdaderos dragones y demás monstruos de los cuentos infantiles, solo q reencarnados en estas bestias; buscan borrar de un plumazo el mundo de la fantasía de la historia universal. !
Los cuentos infantiles pertenecen al mundo del nunca jamás de Peterpan. Y de los niños perdidos. Donde los unicos malos y perversos son los adultos por sus realidades y ambiciones torcidas y mezquinas.
Se necesita la mente de unos capitánes garfio, Tan obtusa q no conocen la simple e infantil diferencia entre la realidad y la fantasía !
Como niño me estimulo la imaginación y disfrute entrar a un mundo de ensueño y confieso q aun lo disfruto, me refresca el espíritu, me deleito como adulto q vuelve a ser el inocente lleno de los deliciosos ideales del niño q mora muy adentro de todos nosotros los adultos. En lugar de ver la retorcida realidad del mundo actual por tv y por las noticias de CNN y demás programación de la misma, donde imperan un trasfondo con valores retorcidos y tergiversados!
Esta tan enferma la mente de quienes buscan lo malo donde por generaciones si cuenta nunca ha existido?
Yo, der el padre de un niño contemporáneo, retiro de inmediato y sin ambages a ese grupo de “maestros” y adultos aviesos; que son en quienes se han reencarnado, desde el fondo de la fantasía y lo fantástico; los monstruos, brujas, y dragones de todos esos maravillosos cuentos donde les queda imposible y q pretenden destruir su inocencia.
Q solo ven la fantasía desde el prisma retorcido en q ellos viven!
Quiero a esos monstruos reencarnados muy lejos de mis niños ”
Y de mis fantasías.
Desde el pais del nunca jamás,
PETER PAN; REENCARNADO EN EL ESPÍRITU DE LOS ADULTOS LIMPIOS DE CORAZÓN QUIENES TODAVIA ABUNDAMOS EN ESTE GROTESCO MUNDO !
Ellos si que son un cuento, los cuentis como estan y los siguientes que los cuenten como les pete.
Vamos camino de una sociedad amorfa, antinatura.
Son basura; a esa edad la mente de los niños absorben como esponja. Pienso que se les debe de enseñar valores como los expresados en la película, el mago de Oz. El amor, el coraje, la valentía ; relatados en una forma magistral, educativa y a nivel del entendimiento parbular.
La gente tiene mucho tiempo libre. Quizas los esfuerzos deberian orientarse en los problemas de la gente y buscar alternativas reales en vez de remover las historias de nuestra infancia. Al final acabarán haciendo que tengamos que pedir perdon por haber sido niños y ahora adultos responsables.
Muy buen comentario.
No me digáis que esto está llegando ya a unos niveles demenciales, que escriban los nuevos cuentos políticamente correctos que quieran, pero que dejen los cuentos del pasado como están… Es alucinante… Estamos todos de psiquiátrico o qué nos pasa??
totalmente de acuerdo
que se olviden de los cuentos y que publiquen y hablen de que un mundo mejor es posible
Por esa regla de tres ,que quemen tambien toda la historia de la humanidad y de todas las atrocidades ocurridas en ella,y que se pongan a publicar todo lo que consideren ellos etico ,moral y blablabla
que respeten a los autores de cada epoca,y que se dediquen a educar con amor y respeto desde el presente y mirando hacia el futuro
Parece mentira que lleguemos a estos extremos. Los que tenemos ya cierta edad, es increible que hayamos podido subsistir, leyendo a Caperucita y demás cuentos, ir al colegio caminando, no en coche como hoy en dia y otras cosas que no me quiero extender. Estamos metiéndonos en un campo que desde luego la cultura deja mucho que desear
Totalmente de acuerdo. Hay que entender la vida y la historia con los ojos de los que la vivieron y escribieron. Es la única manera de comprender por qué se suceden los acontecimientos
Faltaría que censuren el cuadro de La Ultima Cena, donde son todos hombres y si hay una mujer es de escandalos profesión…. Que locura!. En Argentina son insoportables los límites que está tomando esto. Ya critican las películas de 20 años o más. Actores machistas?
Y si retiran a las estupidas sexistas? A los veganos, a ….. varios!
Excelente artículo, Javier, y excelentes comentarios, p.ej. J. M. Sánchez Pérez. Un rotundo no a la censura de cualquier tipo. Aquí en Argentina, y en casi toda Latinoamérica, hemos sufrido un empobrecimiento cultural y social, «grietas» entre nosotros que han llegado a destruir familias, porque alguna autoridad (de traje, de uniforme, de overol o de sotana, docto o semianalfabeto) se cree con derecho a determinar qué libro, obra de arte, o incluso qué SER HUMANO debe ser prohibido o eliminado. Emigran o huyen, por sí o amenazados, desaparecen o son torturados autores, artistas, científicos. Se destruye la memoria de los pueblos y se los idiotiza. Por ese camino se llega a Kristalnacht, pogroms y tanto a Auschwitz como a Archipiélago Gulag.
“Primero se llevaron a los judíos,
pero como yo no era judío, no me importó.
Después se llevaron a los comunistas,
pero como yo no era comunista, tampoco me importó.
Luego se llevaron a los obreros,
pero como yo no era obrero, tampoco me importó.
Mas tarde se llevaron a los intelectuales,
pero como yo no era intelectual, tampoco me importó.
Después siguieron con los curas,
pero como yo no era cura, tampoco me importó.
Ahora vienen por mi, pero es demasiado tarde.” – Bertolt Brecht
Querido Javier, con esta reflexión has metido el dedo en la llaga hasta lo más profundo. Con lo que has dicho expones con claridad que la corrección política es una nueva forma de totalitarismo. Pensamiento único. Fascismo. Vamos mal.
Gracias por tu trabajo.
Saludos desde Uruguay.
Luis
Esto se parece cada día más a la orwelliana novela 1984.
La puñetera izquierda debería aprender a pensar y dejar pensar, a vivir y dejar vivir. No entenderé nunca que haya tanto cenutrio progre izquierdoso que odie tanto la libertad ajena, como solo ellos saben odiar.
Esos cuentos reflejan unos códigos del pasado. Esos códigos han cambiado. Los cuentos deberían reflejar los cambios, mostrandolos con supervisión, corrigiendo sus defectos sobre la marcha, para evitar que se tomen como modelo.
Eso es censura. Modificar una obra es censura, se utilice el eufemismo que se utilice como el que usted emplea al decir que hay que cambiar los «códigos del pasado». A nadie se le ocurre cambiar ni una coma del Quijote porque no le gusten las novelas de caballerías o porque considere que la delgadez de Rocinante es una alegoría del maltrato animal. Es, como dice Curro Sbovoda, absolutamente orwelliano. Si a las alturas de siglo en la que nos encontramos somos incapaces de entender esto y disfrazamos la censura utilizando para ello la perversión semántica del lenguaje, entonces retrocedemos nuevamente a los tiempos en los que Vargas Llosa era censurado en España por escribir cosas tan impropias para las mentes del franquismo como «muslo», que se asociaba a la pornografía. Si hacemos esto el siguiente paso será quizás ponerle un taparrabos al David de Miguel Angel por sexualidad explícita o quemar El Guernika o cerrar Austwich al público porque va en contra de nuestro prisma de valores occidentales aceptar que el Hombre-Dios de Niztche también es un demonio y que dentro de nosotros albergamos la capacidad para el mal absoluto. El problema no es de los cuentos, ni los libros, ni las esculturas, es de nuestra percepción de los mismos; es de esta sociedad que pretende ampararse en la defensa de unos valores o «modelos» artificiales y alejados de la propia antropología del hombre. La cuestión es que quizá no deberíamos tener modelos, sino simple y llanamente la libertad de hacer lo que nos plazca, sin que eso perjudique a otros, y sin que nadie elija por nosotros lo que podemos ver, leer, oir, hacer y decir, porque todo lo que se sale de esto es sencillamente censura.
Eliminarlos o reescribirlos no, pero añadiendo comentarios y anexos que indiquen que reflejan actitudes y valores pasados, superados o a superar.