Un día, en 1956, estando en una cervecería, un compañero me dijo: «Deberías dejar de pensar en fabricar elementos de mantenimiento para la aviación e inventar algo para que las mujeres -señalando a una que limpiaba de rodillas un rincón del bar- frieguen de pie«. «Esto está hecho«, le contesté muy convencido y ya no pude quitarme la idea de la cabeza. Entonces, me vino a la mente aquella idea visual con la que había tenido contacto durante mi incursión en América: los hombres fregando con unos cepillos de palo largo el aceite de los hangares de la base donde hice un curso de mantenimiento para los primeros aviones caza de reacción, F-86, que el Ejército del Aire trajo a España.
Así contaba Manuel Jalón Corominas, ingeniero aeronáutico y oficial del Ejército del Aire en Zaragoza, cómo se le ocurrió aplicar sus conocimientos para inventar la fregona (modelos patentados entre 1957 y 1964). Y así ha sido reconocido internacionalmente y, además, ratificado en varias sentencias judiciales que le atribuyen su paternidad tras la demanda presentada por los familiares de un antiguo colaborador y socio de Manuel Jalón. Asimismo, también fue el inventor de la jeringuilla desechable. Y al contrario de lo que le ocurrió a muchos inventores, don Manuel consiguió producir, distribuir y comercializar ambas patentes. Motivos más que suficientes para merecer nuestra admiración y respeto, pero además de sus palabras se desprende una persona humilde y altruista…
No soy rico. Las patentes eran mías. Muchas siguen siéndolo, simbólicamente, pero nunca cobré royalties. Muy poca gente entiende que yo haya sido un inventor sin vocación de magnate pero para mí la vida no es dinero. Es jugar y crear. De hecho, mis fregonas y mis jeringuillas han acabado en manos de dos multinacionales, las mejores en su sector. Las fregonas en Rubbermaid y las jeringuillas en Becton Dickinson
Así que, allá donde estés -falleció en Zaragoza en 2011-, mil gracias don Manuel. Hasta aquí, más o menos la historia que todo el mundo conoce de la fregona. Bueno, añado un dato estadístico demoledor: la fregona está presente en el 97% de los hogares de todo el mundo, porcentaje que no se alcanza ni con la televisión ni con el teléfono.
Ahora, las protagonistas de esta historia van a ser dos mujeres: Julia Montoussé Frages y Julia Rodríguez-Maribona Montoussé, madre e hija.
En 2011, con motivo del bicentenario de la promulgación de la primera Ley de Patentes en España, la Oficina Española de Patentes y Marcas publicó el catálogo «200 años de patentes”, en el que se incluye la sección «Patentes de Mujeres». En dicha sección, aparece este invento «registrado en 1953 por Julia Montousse Fargues y Julia Rodríguez-Maribona. Estas dos avilesinas inventaron una disposición de cubo, palo y trapo por la que obtuvieron el modelo de utilidad nº 34.262, de título dispositivo acoplable a toda clase de recipientes tal como baldes, cubos, calderos y similares, para facilitar el fregado, lavado y secado de pisos, suelos, pasillos, zócalos y locales en general. No puede calificarse de otra cosa que de una auténtica fregona muy anterior a la famosa de Manuel Jalón»
Entonces, ¿por qué estas mujeres han quedado en el olvido? Sin darle muchas vueltas, cabría pensar que se volvió a repetir lo dicho por Marie Curie
Las mentiras son muy difíciles de matar, pero una mentira que atribuye a un hombre lo que en realidad era el trabajo de una mujer tiene más vidas que un gato.
Pero en este caso no fue así. En el caso de la fregona, lo que ocurrió fue que, tal como se indica en el catálogo, las Julias registraron un modelo de utilidad o patente de innovación (más barata y menos años de protección) y Manuel Jalón una patente de invención (más cara y el doble de años de protección), que implica actividad inventiva, innovación a escala internacional y aplicación industrial. Asimismo, y según Julio García Maribona, familiar de las inventoras fallecidas, el modelo de las avilesinas llegó a ser adquirido por Manufacturas Rodex -empresa creada por Manuel Jalón para fabricar y distribuir las fregonas- con la intención de mejorar un modelo de rodillos que la firma ya comercializaba. El riojano, afincado en la capital maña, buscaba un sistema de escurridor y mopa redondos, y lo consiguió mejorando la invención de las Julias. La sociedad Rodex llegó a fabricar una remesa de prueba con el ejemplo de las avilesinas como inspiración, pero no dio resultado. El problema era que, al ser de varias piezas de metal soldadas, destrozaba las bayetas o mopas en sus primeros usos. Y el ingeniero siguió introduciendo retoques hasta alcanzar la fregona tal y como hoy la conocemos: fabricada de plástico fino, de una sola pieza, encajada de forma sólida y fácil en el cubo, de boca ovalada y con un escurridor de embudo con rejilla. Ligera, práctica y barata.
Así que, aún considerando con toda justicia a Manuel Jalón Corominas como el padre de la actual fregona, habría que considerar a Julia Montoussé Frages y Julia Rodríguez-Maribona Montoussé como las inventoras de la idea original.
Fuentes: Dos avilesinas pusieron en pie a la mujer y, sobre todo, la investigación de Rosa Millán García
Gracias,muy interesante el articulo
En USA en 1956 utilice una fregona de ese tipo,que ya estaba muy establecida.se escurría con un rodillo que abría o cerraba con un pedal.
[…] […]
[…] sí, que sí, que en este país, además de la fregona y el chupa-chups, hemos inventado otras muchas cosas, y una pequeña muestra de nuestro nivel de […]