EN 1459 el Papa Pío II reunió a los representantes de la cristiandad en el Concilio de Mantua para convocar una nueva cruzada contra los turcos que, desde la toma en Constantinopla, avanzaban por el Este de Europa. El llamamiento fue recibido con indiferencia por los líderes europeos -más preocupados por las disputas entre ellos- con la excepción de Matías Corvino, rey de Hungría, y Vlad III, príncipe de Valaquia, también conocido como Vlad Tepes, Vlad el Empalador… o Drácula. Años más tarde, se volvería a repetir la historia.
En 1513, tras la muerte del Papa Julio II, el arzobispo húngaro Tamás Bakócz se trasladó a Roma ya que figuraba en la lista de los papables. La poderosa familia Médicis movió los hilos, y el dinero, para nombrar a uno de los suyos, Giovanni di Lorenzo, como nuevo Papa… León X. Tamás Bakócz regresó a Hungría sin el premio gordo pero con el nombramiento como legado papal y debajo del brazo una bula de León X que proclamaba una nueva cruzada contra los turcos. Presentó sus credenciales al rey de Hungría, Ladislao II, y fue designado por éste para organizar la campaña militar. Para liderar las tropas, Bakócz contrató a un mercenario rumano, György Dózsa.
La convocatoria de cruzada implicaba que no sólo los caballeros y soldados formarían parte del ejército sino también artesanos, comerciantes, clérigos y campesinos -cuando se tira de la fe, nadie se podía negar-. En pocas semanas, Dózsa había conseguido reunir un contingente de 100.000 almas, aunque en su mayoría campesinos sin ninguna preparación militar. El entrenamiento duró más de lo previsto y la época de la cosecha se echó encima. Los terratenientes, preocupados por sus propios intereses, ordenaron que los campesinos regresasen a sus labores agrícolas. Ante la negativa de Dózsa, los terratenientes decidieron presionarlos torturando a sus familias. Craso error. Los campesinos, encabezados por György Dózsa, se olvidaron de los turcos y decidieron recorrer los territorios de los miserables terratenientes para imponer su propia justicia, la de sus espadas. La cruzada contra los turcos se convirtió en una revolución de los campesinos húngaros contra los nobles.
Después de quemar varios castillos y tomar algunas ciudades, Ladislao II y Tamás Bakócz «desconvocaron» la cruzada y contrataron un ejército de mercenarios de la República de Venecia y el Sacro Imperio. A sólo 25 Km de la capital, los campesinos de György Dózsa nada pudieron hacer frente a la caballería pesada de nobles y mercenarios. Los que no cayeron masacrados fueron hechos prisioneros. Entre estos últimos estaban György Dózsa, su hermano Gergely y varios de sus lugartenientes que servirían para dar un escarmiento. György fue sentado desnudo en un trono ardiendo y se le colocó una corona de hierro al rojo vivo burlándose de su pretensión de ser rey. Su respuesta…
Si un solo gemido escapa de mis labios, que mi nombre sea cubierto de infamia eterna.
Después de tener varios días sin comer a su hermano y a sus lugartenientes, los excarcelaron y les obligaron a comer la carne que arrancaban a György, aún vivo. Su hermano y tres revolucionarios más se negaron, y fueron descuartizados. El resto, decidieron comer la carne de su líder y salvar la vida. György Dózsa murió en aquel trono que nunca pretendió ocupar. Hoy en día, el revolucionario contra los nobles feudales da nombre a plazas, calles, estaciones de tren… en Hungría y Rumanía.
Todo muy edificante…..
Es lo que tiene la historia…
Información Bitacoras.com…
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Crueldad ha habido, hay y habrá por desgracia a lo largo de la historia. Pero los húngaros estos no veas como se las gastaban.
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[…] Cuando los revolucionarios húngaros fueron obligados a comerse a su líder […]
Por muy crueles que pareciesen los terratenientes húngaros, no es nada que no haya ocurrido en la historia. Pensemos en el suceso: los magnates ordenan al pueblo llano ser carne de cañón. Cuando la «chusma» se rebela contra sus patronos, contratan mercenarios y les ordena una masacre para mantenerlos a raya. ¿Donde habré leído eso antes? (MODO IRONICO OFF)
Piuf! Entre Ladislao II y Vlad el empalador, no estaban escasos de sádicos.
uufffff que fuerte eso S: no me imagino al hermano menor al ver a su hermano en esas condiciones…
Interesante y cruel historia, pero solo una más de las rebeliones campesinas que se produjeron marcando el fin del mundo feudal y el inicio de la era moderna.
Su motivo profundo no era sino la ruptura del pacto que dio origen a feudalismo, unos trabajaban para otros que se encargaran de su defensa.
Hoy en día suena raro, pero en su origen estan cosas como las invasiones vikingas, de los pueblos de las estepas (los Hungaros entre ellos) y, en su momento fue una solución razonable a un problema insoluble.
Pero, como todo en la vida, llego a su fín. Aqui nos muestra a una nobleza que abdica de su función defensora, que solo es respetada y obedecida por su acumulación de riqueza, sin que aporte nada a la sociedad. Cuando llega la hora son levas campesinas y mercenarios quienes tienen que ocuparse del problema. La nobleza ya no realiza ninguna función útil en la sociedad.
No se porque, pero a mí esta parte de la historia me hace pensar en nuestros políticos, gestores y comunicadores.