En 1830, cuando tenía 15 años, el esclavo Henry Brown fue enviado a Richmond (Virginia) para trabajar en una plantación de tabaco. Su vida transcurría sin pena ni gloria hasta que conoció a Nancy, una esclava de una plantación adyacente. Después de un breve noviazgo, y con el permiso de sus respectivos amos, obtuvieron el permiso para casarse. Dentro de sus limitadas posibilidades fueron años de felicidad junto a sus tres hijos. En 1848, cuando Nancy estaba embarazada de su cuarto hijo, Henry recibió la noticia de que su mujer y sus tres hijos habían sido vendidos a un comerciante de esclavos; salió corriendo para suplicarle al amo que no lo hiciese… Impotente, sólo pudo contemplar cómo 350 esclavos encadenados -entre los que estaban Nancy y sus hijos- partían hacia Carolina del Norte.
Después de varios meses lamentando la pérdida de su familia, decidió que conseguiría la libertad costase lo que costase… ya nada tenía que perder. Ideó un plan brillante: se enviaría a sí mismo en una caja por correo postal a Filadelfia. Necesitaba la ayuda de dos cómplices más, uno en Richmond para enviar el paquete y otro en Filadelfia para recibirlo. Así que, a través de James Caesar Anthony, un antiguo esclavo que había conseguido la libertad, contactó con Samuel Alexander Smith, un simpatizante de la causa abolicionista en Richmond. Henry pagó a Samuel 86 dólares para que se encargarse de todos los preparativos y le encargó contactar con Philadelphia Anti-Slavery Society (Sociedad Antiesclavista de Filadelfia) para que alguno de sus miembros aceptase el envío.
El 23 de marzo de 1849, metían a Henry Brown en una caja de madera forrada con un paño grueso de un metro de largo, casi uno de alto y medio de ancho, con unas pocas galletas y una cantimplora de agua. Samuel Alexander Smith enviaba la caja a través de Adams Express Company a James Miller McKim, líder de la Sociedad en Filadelfia, como «productos textiles«. Fueron 27 horas penosas en carreta, ferrocarril y barco de vapor en las que además tuvo que sufrir la dejadez de los transportistas al no respetar «este lado hacia arriba«. Antes del amanecer del 25 de marzo, James Miller McKim, William Still, el profesor Cleveland y Lewis Thompson abrían la caja en Filadelfia…
¿Cómo están ustedes, señores? – dijo Brown. En aquel momento lo bautizaron como Henry «Box» Brown.
Debido al éxito de aquel brillante plan, Samuel Alexander Smith intentó liberar más esclavos de Richmond con un nuevo envío a Filadelfia el 8 de mayo de 1849, pero fue descubierto, detenido y condenado a 6 años de prisión. Henry «Box» Brown se convirtió en un icono del abolicionismo participando incluso en convenciones y mítines pero en 1850, tras la aprobación de la Fugitive Slave Act (Ley de Esclavos Fugitivos) y el temor a ser devuelto a su antiguo amo en Virginia, huyó a Londres donde siguió con la lucha abolicionista. Tras algunas problemas financieros y las críticas por no hacer nada por recuperar a su familia, abandonó su lucha. Formó una nueva familia y se dedicó a otros menesteres menos altruistas.
Fuentes e imágenes: Henry «Box» Brown, Spartacus Educational
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Habria que saber si había alguna razón de peso para no buscar a su familia.
Tanto esfuerzo pa ná..
Para él sí… consiguió la libertad.
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Menos mal que no lo mandaron por avión….
😉
Es que no tenía suficiente dinero para pagar el pasaje…
Cual avion , en 1830 a gente
Leen la historia en entiende, que no se dan cuenta que no tenia libertad para buscar a su familia, él y su familia eran esclavos, por eso se envió en un una caja con el riesgo de que si lo encontraba corría él riego de ser castigado se fue a un lugar donde estaban peleando por la libertad de los esclavos ,fue al lugar donde se envió por eso lo hizo porque ahí estaban peleando por los derechos de los esclavos, pero en esos tiempos entro una ley que los dueños de los esclavos que avían huido podían reclamarlos para atrás, así que mejor huyo para inglaterra porque ahí en ves de mejorar la situación avía empeorado para los esclavos
Javi, qué pasó con su familia, mencionas que no la busco, pero es que, o no la encontró o ni el intento hizo?
Ni la buscó. Muchas de las críticas recibidas fueron por ese motivo. De hecho, en Londres formó una nueva familia.
Creí que sencillamente no la había encontrado, no sé si leí mal, pero es que me confundí. Gracias Javi.
Pero Dios mío! Como iba a buscar a su familia? Se iba a presentar a donde los amos diciendo aquí estoy yo vine por mi familia siendo un fugitivo? Lo castigaban severamente y lo devolvian donde su amo y ahí el castigo era más cruel. Definitivamente la esclavitud es una mancha negra en la historia de la humanidad . Gracias Javier por tus buenos artículos. Siempre te sigo desde Seattle, WA. y República Dominicana .
Un buen truco, pero de corto alcance. Mala suerte.
Un saludo.
al final la historia se diluyo vamos que las luchas aveces ceden, aunque consiguio lo que buscaba la libertad
Es verdad, la historia se diluyó al no buscar a su familia.
pobre hombre, perder a sus hijos :(, pero porque no intento buscarlos?
Me intriga eso de «menesteres menos altruistas» a que se acabo dedicando?
Parece que se dedicó al mundo del espectáculo… a la magia.
[…] Muy Interessante, PBS, […]
[…] Fontes: Muy Interessante, PBS, Spartacus […]
[…] En 1830, cuando tenía 15 años, el esclavo Henry Brown fue enviado a Richmond (Virginia) para trabajar en una plantación de tabaco. Su vida transcurría sin pena […]
SEGURO QUE LLEGO A LONDRES, SE ENAMORO SE UNA MUJER MAS JOVEN Q SU ESPOSA, Y DIJO BUENO AQUI ESTOY AHORA…. ESOS MALDITOS ESCLAVOS QUE LOS PARTA UN RAYO…YO LOGRE LO QUE QUERIA MI LIBERTAD
que poca madre osease que mal por que el si se libero y olvido todo y tanto asi ke sin pena alguna hixo otra familia pero su verdadera familia que padecieran y que se liberaran solo noooo que mal pero bnooo pago su descaro maldito
ESCLAVO
“Si existe Dios, . . . se ha olvidado, de este negro esclavizado.”
Nací negro, siendo esclavo,
cadena, grillete, clavo,
en plantación de tabaco,
el yugo, azotes, trabajo.
De sol a sol, inclemente,
despreciado por “la gente”,
fui herrado, cual animal,
por capataz, tal por cual.
Como se hace con las reses;
me compraron varias veces,
mal comido, muy sediento,
se los juro, yo no miento.
Hacinado, en las galeras,
¿de una vida así, qué esperas?,
inmundicia, suciedad,
¡qué terrible realidad!
El canto, en noches de luna,
era toda mi fortuna,
estrellas fueron amparo
de un corazón desolado.
Con alma, que no “se arruga”,
intenté darme a la fuga,
corriendo, por los caminos,
en pos de nuevos destinos.
Al llamado de la selva,
temeroso, sin reserva,
anduve a salto de mata,
¡qué tragedia, tan ingrata!
Cazadores, despiadados
que, del diablo, son aliados,
me echaban a la jauría,
ya de noche, ya de día.
Huyendo, sin rumbo fijo,
descalzo, sin un cobijo,
buscando ese algo . . . anhelado,
mas, siempre fui capturado.
Probé látigo, en la espalda,
confinado en una jaula,
ni agua, ni pan, ni saliva,
así el mayoral castiga.
Enfermo, sin vitamina,
fui curado con quinina,
he padecido bastante,
mis fuerzas, no son las de antes.
El amo me despreciaba,
me escupía, me avergonzaba,
explotado, maltratado,
así me las he pasado.
No se escribir, ni leer,
solo he aprendido a perder,
conservo tristes recuerdos,
mis movimientos son lerdos.
Casi he perdido la fe,
de esperanzas, ¿yo qué sé?,
si existe Dios, se ha olvidado
de este negro esclavizado.
El amor, no lo conozco,
los cariños desconozco,
sangre carente de filia,
quisiera tener familia.
He sufrido hasta el delirio,
he pensado en el suicidio,
ausente de sentimientos,
imploro a los cuatro vientos.
¡Que alguien me tenga piedad,
requiero mi libertad!,
garantía, la más deseada,
por la sociedad, . . . soñada.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
Ciudad de México, a 04 de mayo del 2016
Reg. SEP Indautor No. 03-2016-070109301200-14