A partir de la década de los noventa, varios grupos indigenistas empiezan a reclamar la repatriación de los restos de los charrúas muertos en Francia. Los gobiernos uruguayos de la época, al igual que todos quienes los antecedieron a lo largo de los 160 años de vida institucional del país, hicieron oídos sordos a los reclamos y no se involucraron en el tema. Los gobiernos franceses, por su parte, negaron sistemáticamente que esos restos estuvieran en poder de algún museo de su país.

Hubo que esperar hasta marzo el año 1997, en ocasión de la visita del presidente francés Jacques Chirac, para que las cosas empezaran a cambiar. Más de 4000 personas firmaron una carta que le fue entregada a Chirac, reclamando una vez más la repatriación de los restos de los charrúas. Esa carta reivindicaba su calidad de seres humanos sobre la de objetos de laboratorio y su destacada participación en el proceso revolucionario del Uruguay.

En septiembre del año 2000, casi 167 años después de la muerte de Vaimaca, la acción sostenida e insistente de esos grupos consigue un logro histórico: el Parlamento uruguayo aprueba la Ley 17.256, que declara en su Artículo 1º «será de interés general la ubicación y posterior repatriación al territorio nacional de los restos de los indios charrúas fallecidos en la República de Francia”; el Artículo 2º dispone que “una vez llegados al país, los restos serán inhumados en el Panteón Nacional junto a las figuras más destacadas de la historia del Uruguay”. En marzo de 2002, el gobierno francés comunica oficialmente que los restos en cuestión han sido localizados en los depósitos del Museo del Hombre y que los mismos serán devueltos a su país de origen. Quizás como reparación a los atropellos cometidos por sus conciudadanos tantos años antes, Francia pone como condición para la devolución que los mismos que NO FUERAN EXHIBIDOS EN MUSEOS NI FUERAN OBJETO DE ESTUDIOS DE NINGUNA CLASE.

El 17 de Julio de 2002, el avión que transporta los restos de Vaimaca Perú desde París aterriza en la Base Aérea Nº 1 en Montevideo y allí quedan en custodia. Dos días más tarde, una caravana de vehículos militares y particulares traslada el cajón que los contiene, envuelto en la bandera uruguaya, hasta el Panteón Nacional ubicado en el Cementerio Central.

Restos de Vaimaca

Restos de Vaimaca

Sin embargo, la odisea del viejo cacique no terminaría allí. El 27 de setiembre de 2002, un grupo de antropólogos de la Facultad de Humanidades, debidamente autorizados por el Ministro de Cultura de la época, Dr. Antonio Mercader, retiran dos muelas y una falange de los restos con el fin de realizar estudios de ADN. Los mismos grupos de descendientes de charrúas que habían luchado durante tanto tiempo por la repatriación, pusieron el grito en el cielo: ¿Para esto querían los restos de Vaimaca? ¿Para repetir lo que en vida había sufrido durante su obligado destierro en Francia? La tarea no estaba terminada… El 5 de Mayo de 2004, se consigue que el Parlamento apruebe la Ley Nº 17.767, que en su artículo único dice:

Prohíbese, desde la promulgación de esta ley, la realización de experimentos y estudios científicos en los restos humanos del Cacique Vaimaca Perú.

Hoy en día, los restos del cacique charrúa Vaimaca Perú descansan definitivamente en el Panteón Nacional.

Colaboración de Pablo Petrides