Todos conocemos el pasaje bíblico del Juicio de Salomón (decisión salomónica) en el que se describe el recurso utilizado por el rey de Israel para averiguar cuál de las dos mujeres era la madre del niño vivo:
Una de las mujeres dijo: “Mi hijo es el que vive y tu hijo es el que ha muerto”; la otra: “No, el tuyo es el muerto y mi hijo es el que vive.”» Y añadió el rey:
—Traedme una espada.
Y trajeron al rey una espada.
—Partid en dos al niño vivo, y dad la mitad a la una y la otra mitad a la otra.
Entonces la mujer de quien era el hijo vivo habló al rey:
—¡Ah, señor mío! Dad a ésta el niño vivo, y no lo matéis.
—Ni a mí ni a ti; ¡partidlo! —dijo la otra.
Entonces el rey respondió:
—Entregad a aquélla el niño vivo, y no lo matéis; ella es su madre.
Los Juzgados de Paz en nuestro país suelen ser órganos judiciales unipersonales con jurisdicción en el ámbito local en el que no existe un juzgado de primera instancia y, generalmente, los jueces de paz no suelen ser letrados. Se busca la solución de los conflictos vecinales mediante conciliación entre las partes, siguiendo las costumbres particulares de la comunidad donde el juez presta sus servicios. Uno de estos jueces que ejercía en un pueblo leonés -cuyo nombre no voy a citar- a mediados del siglo pasado, tuvo que enfrentarse a un caso como el de Salomón. Dos vecinas del pueblo, que vivían pared con pared y compartían patio, dieron a luz en fechas cercanas pero uno de los bebés había nacido muerto. Ambas decían que el bebé vivo era el suyo y acusaban a la otra de haberlo robado la noche anterior aprovechando que compartían el patio. El juez de paz, conocedor de la decisión salomónica -aunque muy por encima, como veremos- advirtió al secretario que trajese una espada pues iba a utilizar el recurso del rey de Israel.
Llegado el momento, el juez pidió la espada al secretario y dijo:
Voy a partir en dos a esta criatura para dar a cada madre una de sus mitades.
El caso es que ninguna de las madres abrió la boca y ante aquella situación fue el secretario el que gritó:
No lo permitiré.
El juez, dando un golpe con el mazo, sentenció:
Remigio -que así se llamaba el secretario- tú eres la madre de la criatura; es para ti.
Fuente: Anécdotas de la Historia – Pancracio Celdrán Gomáriz
Cuando pensé que la historia no me iba a gustar…ZAS! Giro inesperado =) Muy buena Javier!
Manteniendo la tensión hasta el final…
Gracias
[…] Un juez de paz que no tenía muy claro lo de la decisión salomónica […]
Jejeje, no me lo puedo creer….
Hay un montón de chistes sobre la Presidenta de Argentina del mismo pelo….
Este es lo que en la Argentina se conoce como «chiste de gallegos» (equivale a los de Lepe) aclarando que todos los españoles son gallegos para los argentinos 🙂 Muy buena anécdota que seguramente es cierta, no hagas caso a los trolls Javier, saludos
Como dices, un chiste «de gallegos» aqui es muy similar a esta historia verídica que nos trae el blog. También es cierto que acá a todos los españoles les decimos «gallegos» y creo que es porque gran parte de los inmigrantes españoles que hicieron mi país, provenían de Galicia, como mi ascendencia (soy Fernández, mis bisabuelos eran de Lugo) Dicho sea de paso, festejo que se burlen de la ridícula presidente que desgraciadamente nos representa, si existen esos chistes en España sobre ésta mujer, ojalá sean cada vez más, cosa que no veo difícil, dado que ella misma es un chiste viviente. Muy buena anécdota, se la contaré a mi tío, el que tiene el restaurant en Alcalá, seguramente crea que es «un chiste de gallegos» Saludos desde el otro lado del mundo.
Esto es un chiste, no una historia. No hay ninguna constancia de que lo
que se cuenta aquí haya ocurrido de verdad: ni el pueblo, ni la fecha,
ni el nombre del juez… Yo lo había oído anteriormente como un chiste.
Dentro de poco veremos chistes de Jaimito comentados como sucesos reales.
La fuente es el libro «Anécdotas de la Historia» de Pancracio Celdrán Gomáriz: licenciado en Lengua y Literatura Hispánicas y doctor en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense de Madrid, también tiene un máster en Historia Comparada y es diplomado en Historia de Oriente Medio, Lengua y Literatura Inglesas, Literatura Comparada y Lengua y Cultura Hebreas.
Eso pasa por leer la Biblia y aplicar las lecturas a pies juntillas. Jejeje.
Un saludo.
Aplicarla sin tener entender el fondo de la cuestión.
Un saludo
Ja, ja, ja.
La anécdota, imaginaria o no, apunta tanto a la ignorancia del juez como, y esto es, me parece, más importante, a la humanidad maternal del secretario, si es que se admite el adjetivo.
Si admite el adjetivo para secretario… pero el juez y las dos mujeres también admitirían algún calificativo.
jjijijijiji que bueno hay grandes jueces de paz jijijiji este al menos entrego al niño a alguien
LOL! jajajaja, y se acabo asi, o hubo mas?
Me parece que Remigió debió salir huyendo…
Yo me creo todo, vamos que si me lo creo… y perdona que te deje este enlace relacionado con cosas de jueces y de esa época. Un saludo Javier http://manuelguisande.wordpress.com/2009/04/27/una-sentencia-inapelable/
[…] Un juez de paz que no tenía muy claro lo de la decisión salomónica […]
jajaja, desde luego el juez no tenía demasiado clara la razón de Salomón para entregar el niño a su madre auténtica…
Un besazo Javier y que tengas una estupenda semana,
Parece que había oído campanadas…
Igualmente, un beso.
Pues vaya con el Remigio…
¿Sería el padre de la criatura?
0:-)
Eso ya es mucho suponer… :))
[…] >> extraído de: http://historiasdelahistoria.com/2013/01/13/un-juez-de-paz-que-no-tenia-muy-claro-lo-de-la-decision-… […]
¿Soy el único que cree que en realidad el juez de paz ejerció correctamente la «decisión salomónica»? (apropósito o no) El objeto mas que determinar la madre, era saber quien se interesaba por la criatura y por consecuencia mejor padre sería, y ya que ninguna de las «madres» se interesaba pues el buen Remigio era mejor elección para el niño, que cualquiera de las silenciosas madres, otra forma de verlo.
Plop!!!! jajajajajja
hahahahahaah como me he reido con el final