Aunque corran malos tiempos en temas laborales y no habría que despreciar ningún trabajo, en este artículo hablaremos de oficios y profesiones que se han perdido a lo largo de la historia, pero no porque se hayan dejado de ejercer, como el de algunos artesanos, sino porque en los tiempos que corren y en la sociedad actual no tienen cabida… afortunadamente. Por muy pesados o duros que nos puedan parecer algunos oficios en la actualidad, creo que estaréis de acuerdo conmigo en que cualquiera de estos son más…. (cada uno puede añadir el calificativo que crea conveniente). Ya me diréis si estoy en lo cierto…

  • Comedor de pecados.

Este peculiar oficio se ejerció en Inglaterra y Escocia hasta el siglo XIX y tenía que ver con un ritual, con distintos matices y versiones dependiendo de la época y el lugar, que consistía en limpiar el alma de los difuntos para que pudieran descansar en paz.

Con el muerto de cuerpo presente, se buscaba a uno de estos «comedores de pecados» (normalmente gente marginal que vivía en la periferia de las ciudades) y se llevaba a la casa del fallecido. Allí, el comedor ingería la comida que, previamente, se había pasado por el cuerpo del muerto con el convencimiento que, de esta forma, el comedor absorbía los pecados del fallecido, su alma podía descansar en paz e ir al cielo. El comedor se llevaba unas monedas por el servicio prestado y una comida gratis.

  • Recolector de sanguijuelas.

Recolector sanguijuelas

Las sangrías, como tratamiento médico de múltiples enfermedades o dolencias, han sido una constante a lo largo de la toda la historia. El problema era la cantidad de sanguijuelas que se necesitaban para dicho tratamiento y del suministro… y de eso se encargaban los recolectores de sanguijuelas. Se metían en los ríos y zonas pantanosas -su hábitat natural- con las piernas desnudas para que las sanguijuelas se agarrasen a sus piernas. Luego salían y tenían que esperar a que se soltasen cuando ya habían chupado la suficiente cantidad de sangre, porque si intentaban arrancarlas mientras chupaban lo normal es que se quedasen las mandíbulas dentro de la piel y ya no servirían para su propósito. Además, cuando «muerden» inyectan un anticoagulante para que fluya la sangre y las heridas tardan en dejar de sangrar. Así que, en lugar de ganarse el pan con el sudor de su frente, los recolectores se ganaban el pan con la sangre…

  • Ahuyentador de moscas.

Pepi II fue un faraón de la VI dinastía en Egipto del Imperio Antiguo. Tras la temprana muerte de su padre Merenre I, subió al trono a la edad de seis años y se le atribuye haber reinado durante más de 90 años (¿?). Se cuenta que Pepi II encontró la solución perfecta para ahuyentar las moscas: siempre iba acompañado de varios esclavos cubiertos de miel. Teniendo junto a él objetivos tan golosos, las moscas se centraban en ellos y dejaban tranquilo al faraón. Aquí tenéis una parodia de la BBC:

  • Resureccionistas (ladrones de cadáveres)

Resureccionistas

Durante los siglos XVIII y XIX estos ladrones de cadáveres fueron los que proporcionaron cuerpos a los escuelas de anatomía y facultades de medicina. Centrándonos en el Reino Unido, el problema era que legalmente sólo los cuerpos de los condenados a muerte se podían utilizar para estos menesteres, y era una oferta que de ninguna manera podía satisfacer la demanda existente. Así que, estos ladrones visitaban los cementerios para exhumar los cadáveres de muertos recientemente -antes de que el cuerpo comenzase a descomponerse- y abastecer a los médicos y estudiantes. Aún siendo delito, las condenas impuestas a los ladrones de cadáveres no eran muy severas y muchos decidieron que merecía la pena arriesgarse porque era un negocio muy lucrativo. Así que, los familiares de los difuntos tuvieron que tomar medidas: hacer guardia ante las tumbas de sus seres queridos, utilizar ataúdes de hierro o cubrir las tumbas con armazones de hierro (mortsafe)

Mortsafe

El oficio de resureccionista terminó con la Ley de Anatomía promulgada en 1832. Esta ley facilitaba el acceso a los cadáveres para médicos y estudiantes de medicina, pudiendo utilizar desde aquel momento los cuerpos de los fallecidos en los orfanatos y las cárceles, los no reclamados por ningún pariente e incluso podían ser donados por los familiares a cambio de que la escuela o facultad costease la sepultura de los restos.

  • Cazador de alcantarillas.

Tosher

En el siglo XIX estos particulares cazadores trabajaban en las alcantarillas de Londres recorriendo los túneles a la caza/búsqueda de… cualquier objeto que luego pudiesen vender, en el mejor de los casos algunas monedas o pequeñas joyas. Cuál buscadores de oro, filtraban las aguas fecales a la búsqueda del tesoro, debían lidiar con las ratas, expuestos a gases tóxicos y a explosiones por la acumulación de metano, a los derrumbamientos y a quedar atrapados por las crecidas del Támesis que devolvían las aguas a los conductos del alcantarillado. Eran fácilmente identificables por su «uniforme de trabajo»: abrigos largos grasientos, sombrero, pantalones de lona atados en la parte baja de la pernera, un saco, un linterna y una azada para escarbar entre los desechos e incluso para defenderse de las ratas. Cuando la policía comenzó a controlar el acceso a las alcantarillas, ampliaron su zona de búsqueda a los vertederos e incluso a casas quemadas donde buscaban entre las cenizas.

Alrededor de este oficio se crearon leyendas urbanas, como la de una raza de cerdos salvajes especialmente agresivos que recorrían las alcantarillas y la de la Rata Reina: si te encontrabas con ella y la complacías sexualmente saldrías rico de las alcantarillas, en caso contrario…. tenías los días contados.

  • Limpiaculos (Groom of the Stool)

Groom of the Stool

Lógicamente, sólo el rey podía permitirse el lujo de disponer de un Groom of the Stool. Su labor consistía en la limpieza de las partes íntimas del monarca después de defecar y, aunque pueda parecer extraño, era motivo de disputas entre las familias de los nobles el hecho de que uno de sus miembros ocupase tan “distinguida” tarea. Compartir momentos tan íntimos llegó a convertir al “limpiaculos” en un confidente real y, en algunos casos, secretarios personales del rey.

Uno de los más famosos fue Sir Henry Norris, que ejerció durante el reinado de Enrique VIII. Tan implicado estaba en las intrigas de palacio que fue acusado de adulterio con Ana Bolena y decapitado.

  • Apretador o desahuecador

Corral de comedias de Almagro

El Siglo de Oro español, entre los siglos XVI y XVII, marcó una de las épocas más brillantes y productivas de la cultura española en todas sus disciplinas: literatura, artes plásticas, música, arquitectura… y teatro. En esta última disciplina destacan autores como Lope de Vega (el autor más prolífico de nuestra literatura), Calderón de la Barca, Tirso de Molina… y se construyeron los primeros teatros permanentes para la representación en los patios de casas o posadas.. los corrales de comedia (aunque en ellos se representan comedias, tragedias y dramas).

Además, se produjo otra circunstancia que ayudó a popularizar el teatro: todos los estamentos sociales podían acceder a las representaciones… juntos pero no revueltos. Según la estructura de estos teatros cada estamento tenía su lugar:

  • El escenario estaba instalado en un extremo del patio, contra la pared de la casa del fondo.
  • Frente al escenario estaba el patio descubierto, al final del cual se sentaban los hombres y delante de ellos los lamados mosqueteros (hombres que asistían de pie a la comedia y que gozaban del privilegio de gritar, arrojar objetos y hasta reventar la comedia si no era de su agrado)
  • Los balcones y las ventanas de las casas contiguas formaban los aposentos reservados para las personas nobles, fueran hombres o mujeres, y el clero.
  • En la cazuela, un palco frente al escenario, se encontraban las mujeres plebeyas que estaban separadas de los hombres

En esta zona de la cazuela es donde trabajaba nuestro apretador o desahuecador. Era una especie de acomodador, en la zona de las mujeres, que si bien su labor ya era harto difícil, por ser un espacio reducido y acotado, se tornaba imposible cuando las mujeres llevaban guardainfantes (llamado así porque permitía ocultar los embarazos). Con esta imagen podréis comprobar la dificultad de su labor.

Respecto a estos artilugios el gran Quevedo, en su soneto Mujer puntiaguda con enaguas donde el término enaguas aparece como sinónimo de guardainfante, se acordó de ellos:

Si eres campana, ¿dónde está el badajo?;
si pirámide andante, vete a Egipto;
si peonza al revés, trae sobrescrito;
si pan de azúcar, en Motril te encajo.