Tras el fin de la II Guerra Mundial, España, bajo el Régimen dictatorial de Franco, solicita el ingreso en la ONU pero según la Resolución de 1946 de la Asamblea General:

Recomienda que se excluya al Gobierno español de Franco como miembro de los organismos internacionales establecidos por las Naciones Unidas o que tengan nexos con ellas, y de la participación en conferencias u otras actividades que puedan ser emprendidas por las Naciones Unidas o por estos organismos, hasta que se instaure en España un gobierno nuevo y aceptable.

Recomienda que todos los miembros de las Naciones Unidas retiren inmediatamente a sus embajadores y ministros plenipotenciarios acreditados en Madrid.

Casi todos los países miembros, a excepción de Portugal y Argentina, siguieron las recomendaciones de la ONU. A este aislamiento del mundo exterior, se unen varios años de sequía que dejan a España al borde de la hambruna. EEUU e Inglaterra comprendieron que, aunque detestaban el Régimen de Franco, no podía permitir que aquella situación angustiosa derivase en otra Guerra Civil y, lo que era peor, que los comunistas se hiciesen con el poder en España en el inicio de la Guerra Fría. Pero ellos no se iban a ensuciar las manos de cara a la comunidad internacional, así que buscaron a un tercero… la Argentina de Perón.

Argentina recibía el petróleo estadounidense y colocaba sus excedentes de trigo y maíz en manos de los pobres españoles. España y Argentina firmaron un tratado comercial por el que se nos concedía un crédito de 350 millones de dólares, a bajo interés, que nos aseguraba el suministro de trigo, maíz y carne congelada. Además, Argentina también sacaba tajada con la concesión de zonas francas en puertos españoles para dar salida a sus productos en Europa. En 1947, para rematar la faena y como espectáculo fin de fiesta, Evita Perón haría una gira por España… y aunque los medios nacionales lo obviaron, también por Italia, Francia, Suiza…

El 8 de junio de 1947, la primera dama argentina, a bordo de un Dakota DC-4 equipado con todo lujo de detalles que Franco había enviado, aterriza en Barajas donde la esperaba Franco acompañado de su mujer, su hija, los miembros del gobierno, autoridades locales y eclesiásticas… Rodeada del clamor popular y el entusiasmo de las masas, Evita recorre nuestra geografía durante 18 días: Madrid, Toledo, Sevilla, Granada, Zaragoza, Barcelona… Aquel éxito internacional del caudillo se ve empañado por los comentarios y discursos de la llamada madre de los descamisados:

  • Queridos descamisados de España, tenemos que evitar que haya tantos ricos y tantos pobres, las dos cosas al mismo tiempo.
  • Os ofrezco mi corazón de mujer, empapado en la nueva justicia que hemos dado a los obreros en mis ciudades y mis campos.
  • Podrían dedicar este enorme edificio a algo útil, por ejemplo una colonia para niños pobres. ¡Se ven tantos! (en referencia al Escorial)

Ante aquellos comentarios, propios de las hordas rojas  Franco y los miembros de su gobierno hacían de tripas y corazón. Y para rematar la faena, la esposa de Franco, doña Carmen, que por equidad de cargo tuvo que acompañar a Evita durante toda la gira no podía soportar pasar a ser una mera comparsa. En el mismo momento en el que Evita se sube al avión, las dos partes (los Franco y Evita) respiran aliviadas…  Termina la pantomima y cada uno vuelve a su realidad.

Fuentes: Los años del miedo – Juan Eslava Galán, El mito del trigo de Evita, Eva Perón en España