Todos tenemos, o hemos tenido, personas a las que admirados, de las que nos declaramos seguidores incondicionales, de las que nos gustaría tener un recuerdo o una firma. Pueden ser uno o varios, deportistas o científicos, hombres o mujeres, jóvenes o mayores… y otros, auténticos cazaautógrafos, que coleccionan firmas de todo aquel que «huela» a famoso independientemente de su «arte o virtud».

Si eres de estos últimos te daré un consejo: «No seas sincero»

En una ocasión una cazaautógrafos se presentó en una una recepción de francés Paul Valery (1871-1945). Se acercó al escritor y, muy orgullosa, le enseñó su álbum de autografos y le pidió uno con estas palabras:

«No he leido ninguno de sus libros, pero me han dicho que es usted un famoso escritor. Por favor, escríbame cualquier cosa en este álbum y añada su firma».

«Encantado señora», accedió el escritor.

Y no se le ocurrio nada mejor que anotarle los títulos de sus obras con sus correspondientes precios.

Y de regalo, otra genialidad del Paul Valéry:

Los libros tienen los mismos enemigos que el hombre. El fuego, la humedad, el tiempo y su propio contenido.

Fuente: Historia y Vida (julio 2010). Idea: Félix Casanova