Si alguien ha sabido sacarle partido a una navaja suiza, no ha sido otro que el personaje de la serie de televisión MacGyver. Con esta pequeña herramienta y un mucho de imaginación, los guionistas de la serie convirtieron a su protagonista en un consumado ingeniero, un maestro electricista, un hábil cerrajero, un profesional de la mecánica y el inventor más prolífico de gadgets. Realmente, una navaja suiza no es más que una navaja de bolsillo multiusos. Entonces, ¿por qué la llamamos navaja suiza? Pues por un tema de orgullo patrio.
Un patriota suizo como Karl Elsener, fabricante de material quirúrgico, que no llevaba bien que los cuchillos del Ejército suizo fuesen de fabricación alemana y decidió ponerle remedio. Fundó la Asociación Suiza de Cuchilleros y empeñó tiempo y dinero en fabricar un cuchillo de menor tamaño al que añadió otras herramientas como un abrelatas, una segunda hoja sin punta a modo de destornillador y sacacorchos, todo ello recogido en el mango con una bisagra. En 1896 se convirtió en el proveedor oficial de cuchillos del Ejército suizo. Elsener pensó que el éxito de su navaja era por convertirla en multiusos, y no es que no fuese así, pero los arqueólogos, esos profesionales que hacen tambalearse las verdades absolutas con sus descubrimientos y hallazgos, han demostrado que el bueno de Karl no había sido el primero en fabricar este tipo de navajas. Y esta vez no fueron los chinos, fueron los romanos.
En el Museo Fitzwilliam de la Universidad de Cambridge se expone una navaja multiusos datada alrededor del siglo III de algo más de 15 cm que, además de la propia navaja (rota y oxidada al ser de hierro), también lleva cuchara, tenedor, punzón, espátula y ¿abrenueces o útil para comer crustáceos? El caso es que esta herramienta no debía de formar parte del equipo de campaña de los legionarios porque está hecha en plata, más bien parece propia de algún rico comerciante que viajase vendiendo sus productos o de algún militar de alto rango que recorriese el mundo conquistando nuevos territorios para el Imperio.
Es notable como esta navaja pasó a formar parte de los adminículos con los que se proveyó a los grupos de paracaidistas suizos, que terminó siendo adoptado por otros regimientos de diferentes países junto a una pequeña pistola de calibre 6.35 mm que era portada por el soldado entre las ropas a la altura del pecho. Estos elementos fueron considerados para las posibles situaciones de supervivencia en caso de que el paracaidista no cayera en el lugar planeado. Hoy, estas navajas tienen un amplio reconocimiento entre pescadores y campamentistas.
Muy bueno
Que espectacular Javier!!!! Todoooo te felicito..grcs por ser y estar!
Agradecido quedo.