Dentro de poco tiempo ya no se escuchará en ningún restaurante del mundo aquello de «Camarero, ¡hay una mosca en mi sopa!», porque seguramente la mosca será uno de los ingredientes del plato que hemos pedido. Según un informe del 2013 de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), comer insectos puede ser una posible solución al hambre en el mundo. Son una fuente de alimento muy nutritivo y saludable con alto contenido en grasas, proteínas, vitaminas y minerales, y su producción es muy barata. Se estima que, a fecha de hoy, forman parte de la dieta tradicional de al menos 2000 millones de personas en el mundo. Se comen más de 1900 especies, principalmente en África y Asia, y los más consumidos son: escarabajos, orugas, hormigas, saltamontes, langostas, grillos, cigarras… y sí, también las moscas. Y como estáis sospechando, también en la Antigüedad le daban a la entomofagia.

El filósofo Aristóteles recomendaba el consumo de cigarras…

Saben mejor en su estado larvario justo antes de la última transformación. Entre los adultos, son mejor los machos y después las hembras que acaban de copular.

En el siglo I a.C., Diodoro de Sicilia ya llamaba Acridophagi (de Acrididae, acrídidos) o “comedores de langostas y saltamontes» a las gentes del reino de Aksum (lo que hoy seria Etiopía y Eritrea). En Naturalis Historia, Plinio el Viejo nos cuenta que a los aristócratas de Roma les encantaba comer larvas de escarabajo maceradas en harina y vino. Asimismo, nos proporciona un recetario de insectos para tratar diversas afecciones: cigarras para problemas de vejiga, cucarachas para la otitis, langosta para la cistitis femenina, tela de araña a modo de venda…  Y para rematar, acudiré al Antiguo Testamento, en el Levítico, para encontrar esta cita:

[…] deberán considerar inmundos a todos los insectos con alas que andan sobre cuatro patas. Pero podrán comer, entre los animales de esta clase, todos aquellos que tienen más largas las patas de atrás, y por eso pueden saltar sobre el suelo, o sea, todas las variedades de langostas, saltamontes y grillos.

Y si esto se lo dijo Dios a Moisés, no seré yo el que diga que no a un arroz con grillos, hormigas estofadas, escorpión rebozado o ensalada de gusanos.