En cualquier momento y en cualquier lugar, ya sea por cuestiones de fe, de raza o ideológicas, los adalides de turno, mediocres donde los haya, intentaron, intentan e intentarán crear y alimentar los prejuicios para dividirnos, porque sólo así pueden vencer.

Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas, guardé silencio,
porque yo no era comunista.
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio, porque yo no era socialdemócrata.
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté, porque yo no era sindicalista,
Cuando vinieron a buscar a los judíos,
no pronuncié palabra, porque yo no era judío.
Cuando finalmente vinieron a buscarme a mi,
no había nadie más que pudiera protestar.

Ilustración de Pablo Andrés Médici (Brocha)

Fragmento del cortometraje “Don’t be a sucker”, producido por el Departamento de Guerra de los Estados Unidos en 1943 para educar a los espectadores sobre los prejuicios -la razón de los tontos- y la discriminación.

Comienza la campaña electoral y, como de costumbre, se repetirán las arengas y las soflamas de líderes mesiánicos, que jalearán sus voceros en las redes sociales y los medios de comunicación afines, cuyo único objetivo es crear prejuicios y enfrentarnos. Como decía Unamuno, «los hunos y los hotros están ensangrentando, desangrando, arruinando, envenenando y entonteciendo España”. Y, lamentablemente, todo lo escrito se puede aplicar a cualquier tiempo y lugar.