Y no, no me voy por el refrán de ser más puta que las gallinas. La relación está en un verbo latino; concretamente en el verbo: cubare “yacer, estar acostado, tumbarse”. Es la raíz para la palabra cubil (habitación), porque es donde uno duerme, donde uno se acuesta; y también de su diminutivo cubículo.

Es también el origen de lo que hace la gallina cuando pone un huevo: incubar, porque yace sobre el futuro pollito. Y de la misma raíz nace la concubina o el concubino, literalmente “el que se acuesta con”, el concubinario que es el que tiene concubina y el concubinato que designa el acto de mantener relaciones fuera del matrimonio. Las enfermedades también se incuban, yacen dentro. En su origen, incubar no es transmitir calor para que se desarrolle algo, es estar acostado; por eso una técnica de sanación en el mundo antiguo era la incubación: dormir una noche en el templo del dios para que en sueños nos comunicase qué enfermedad teníamos y cómo sanarla.

gallina-concubina

Ya en la Edad Media, según parece, surgen los términos íncubo, referido al espíritu maligno masculino (porque está sobre) y súcubo que alude al espíritu maligno femenino porque yace bajo (sub-cubo). Realmente, el prefijo derivativo verbal latino in– no significa “sobre”, sino “hacia”. Supongo que por influencia de la gallina que está sobre el huevo e incuba, nace el término íncubo con la misma estructura.

Si a la raíz de cubare le añadimos el infijo nasal que indica acción terminada completamente, surge el verbo cumbo y nacen así nuevos derivados como el verbo decumbo que si bien no ha pervivido como tal en nuestra lengua, lo encontramos bajo la forma decúbito, bien lateral, prono o supino según estemos acostados de lado, boca abajo o boca arriba.

El prefijo sub– sí que ha tenido más suerte y lo encontramos todavía en el verbo “sucumbir”. También el preverbio in– dando origen al verbo “incumbir” con un significado primitivo de “reposar sobre” pasando luego a significar “dar a entender algo, prestar atención” y al sustantivo “incumbencia” que tanto usamos en la expresión negativa: “No es de tu incumbencia”.

Colaboración de Rubén Ríos Longares